La Redención

Tradición salesiana que inunda Jerez

  • El nuevo capataz del misterio, Juan Bautista Oblare, hizo un excelente trabajo.

SIGUIENDO la tónica de toda la Semana Santa, el sol ha sido el auténtico protagonista de este día del Amor Fraterno, si bien aderezado con rachas de levante que hasta cierto punto llegaban a ser molestas. Media hora después de las cinco de la tarde, la Cruz de Guía, que este año estrenaba el dorado, flanqueada por las reliquias de San Juan Bosco y Santa María Mazzarello, se posaba bajo el dintel del moderno santuario de María Auxiliadora.

Un cortejo serio y bien organizado, aunque algo más corto que en ocasiones anteriores, formado por unos 160 nazarenos, con elegante hábito formado por túnica de color crema y capa y antifaz azules, salía del templo buscando las calles de la populosa zona en la que se enclava su sede canónica. Destacaba la presencia en el cortejo de una representación de la hermandad de Bondad y Misericordia, con su original y recién estrenada túnica.

Los cuarenta y cinco hombres que cargan con el único paso de esta cofradía, a la voz, por vez primera, de Juan Bautista Oblare, y acompañados un año más en el apartado musical por la banda de cornetas y tambores de la Fundación Alcalde Zoilo Ruiz-Mateos de Rota (una clásica de nuestra Semana Santa) se lucieron en la salida y derrocharon buenas maneras en diferentes puntos del recorrido. Emotivo detalle a señalar fue el recuerdo, en forma de un iris blanco, al primer director espiritual de esta corporación, Antonio Hidalgo SDB, recientemente fallecido. A su vez, otros siete iris blancos recordaban a los cristianos perseguidos en diversas partes del mundo.

Muy de reseñar es otro de los momentos intensos de esta cofradía cada Jueves Santo, la visita a los enfermos del hospital San Juan Grande. Recogiendo la tradición que comenzara allá por los setenta la hermandad del Perdón e interrumpida en 1992 con el paso de esta corporación a la Madrugada, los hermanos de la Redención hacen presente nuestra Semana Semana y, por qué no decirlo, la esperanza a los enfermos y ancianos que, con la vista clavada en la imagen del Señor de la Redención, rogaban por su pronto restablecimiento. La acogida tanto de la comunidad de hermanos de San Juan de Dios como de los Hermanos de Bondad y Misericordia fueron, como siempre, para quitarse el sombrero.

En definitiva, una estación de penitencia muy digna, honda y vivida por los cofrades que hacen suyo el espíritu de Don Bosco y así lo transmiten a la ciudad de Jerez.

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