No se podría entender un Martes Santo sin La Clemencia. La parroquia de San Benito puso en la calle a 350 hermanos, entre nazarenos, costaleros, monaguillos, acólitos y ayudantes, que realizaron estación de penitencia a la Catedral. Significativos son los ochenta monaguillos, una veintena más que el pasado año, que acompañaron a la cofradía. Ellos son el futuro y sueñan ya con cumplir los doce años para poder vestir la túnica, como marcan sus estatutos. La labor del grupo joven, capitaneado por Manuel Alejandro Olivera, empezó su andadura hace unos cuatro años, y recoge ya sus frutos. El barrio entero asistió fiel a su cita y soportó el fresco de las primeras horas de la tarde para recibir con una ovación al Rey de San Benito mientras la Asociación Musical Nuestro Padre Jesús de la Salud 'Los Gitanos', de Sevilla, interpretaba la primera marcha. Rosas rojas exornaban el paso y en esta ocasión, el equipo de mayordomía eligió la túnica color burdeos y bordada, obra de Pedro Pablo Gallardo, para vestir al Señor. Nueva era la ropa del sanedrita, de color negro con galones dorados traídos desde India. Nuria Hurtado, camarera de la hermandad, viste a todas las imágenes del misterio, derrochando arte por los cuatro costados en cada sencillo pliegue que va hilando con infinito amor. Todo un lujo es contar en la procesión con el padre impulsor de la cofradía, Francisco González Cornejo, párroco de San Benito y director espiritual de la hermandad, que estuvo acompañado por el vicario parroquial y canónico de la Catedral, Eugenio Romero. El esfuerzo de los hermanos de San Benito está volcado en el palio para María Santísima de Salud y Esperanza. A Ella se ha dedicado la recaudación de cuantas actividades desarrollan, como el concierto del pasado 1 de marzo que, por tercer año consecutivo, se celebra en Cuaresma. De estilo neorrenacentista e inspirado en la basílica Santa María Maggiore, de Roma, el joyero que portará la bella estampa de la Dolorosa, de Salvador Madroñal, llevará dragones en sus varales, ángeles con motivos alegóricos a La Pasión, en sus perillas, y volutas en el basamento con las reliquias de San Benito y San Juan Grande, en dos de sus esquinas. Todo ello diseñado por Francisco Javier de los Reyes. La junta de gobierno compagina el aspecto estético con la vida interna de hermandad, y por eso sigue potenciando los cultos a sus imágenes titulares cada lunes por la noche.