Diario de Pasión

El Valle Coronada ya está en la ermita de San Telmo

  • A las cinco de la tarde salía la procesión después de catorce días de estancia de la Virgen en la Catedral · El calor popular fue constante durante la tarde y la noche

Superando el hándicap de no haberse producido el mismo día de la coronación, el regreso a San Telmo ayer de la Virgen del Valle fue grande en todos los sentidos, sin que el 'pellizco' que concede haberlo hecho todo el mismo día uno se evidenciara en algún momento. Es más, la semana de retraso pudo venir muy bien a quienes tenían la responsabilidad de rematar los actos de la coronación, preparando con más detenimiento una procesión de regreso bien organizada, muy participada, con toda la impronta que El Cristo le da a las cosas que hace.

De esta forma excelente se cerró la coronación del Valle, la cual es ya la hermosa historia de un sueño cumplido y desarrollado con muchas más luces que sombras. El regreso fue eminentemente cofrade, con un cortejo formado por unos doscientos hermanos con cera y con representaciones de las hermandades locales y de otras venidas de la provincia que estuvieron hasta la plaza del Arenal donde se despidieron escuchando el himno de la coronación mientras le llovían pétalos al palio.

Antes, salía la procesión con la Virgen después de que ésta haya estado en el primer templo durante catorce días. Dentro se oyó por última vez el himno, y en la calle sonaba por primera vez con fuerza y brillantez la marcha Valle Coronada creada por Abel Moreno.

Por delante, las cornetas y tambores de Arriate se ocuparon de abrir marcha con sones de calidad. Los estandartes de las cofradías formaron un brillante cortejo en el que se vieron otros guiones ajenos a la ciudad como los de una docena de hermandades de la provincia que en su día se adhirieron a la coronación: Afligidos de El Puerto, Esperanza de La Línea, Silencio y Esperanza de Sanlúcar, Santo Entierro de San Fernando y Soledad de El Puerto, entre otras.

El recorrido se mantuvo buscando calles de gran sabor cofrade como la Carpintería hasta llegar a El Carmen, donde repicaron las campanas para dar la bienvenida con los religiosos esperándola en el exterior, delante de la puerta principal, abierta de par en par, que dejaba ver a la titular de la basílica en su altar a la que se le entregó un ramos de flores. Y desde ese punto se llegó a La Asunción donde la alcaldesa, en nombre de la corporación municipal, entregó un pergamino a la hermandad alusivo a la coronación. Entre tanto, en el llamador y bajo el paso se volvieron a dar muestras de calidad, costaleros de las cuadrillas que se desquitaron después del disgusto del día 1.

Tras el manto, la banda de Palomares evidenciaba las ganas de cumplir sobradamente con el compromiso musical. Se acercaba poco a poco el momento de ir llegando al barrio no sin antes vivir una petalada a la salida de la calle Consistorio, casi en la Puerta Real.

Así, de momento en momento y de emoción en emoción, se llegó a El Arenal con la despedida de las representaciones, alcanzando Corredera y Pedro Alonso y vislumbrando el gentío que se reunió desde la Cruz Vieja en adelante. El arco, donde hubo otra petalada, fue el símbolo de que la Virgen ya estaba más entre los suyos; ante el altar dedicado al Cristo, la gente rezó y se emocionó ante el santo y seña de la cofradía, y hasta Baro hubo una alfombra floral creada por iniciativa de varias hermandades.

Todo siguió con el regusto que deja lo exclusivo y extraordinario bien hecho. Más flores cayeron sobre el palio en San Justo. Toda la Cruz Vieja se vistió con galas muy especiales como las colgaduras de las letanías de La Amargura sevillana y otros muchos detalles espontáneos, que no sólo se ciñeron a lo estético. También hubo mucho alrededor del paso, saetas, rezos y ramos de flores, rostros emocionados, lágrimas y satisfacción en los que han tenido a su cargo todo lo que se viene viviendo desde hace más de un año y que ayer se remató espléndidamente. María Santísima del Valle Coronada ya está en la Ermita de San Telmo.

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