Cofradías

Veneraciones del primer domingo de Cuaresma

Primer domingo de Cuaresma en Jerez

Primer domingo de Cuaresma en Jerez / Manuel Aranda

Primer domingo de Cuaresma y primera jornada grande veneraciones en las iglesias de la ciudad. El ciclo previo a la Semana Santa ya no tiene marcha atrás y avanza sin remedio. Ocho imágenes bajaban de sus altares y se acercaban al pueblo fiel en estos actos tan cargados de fervor y convivencia. En Madre de Dios estaba la Virgen de Amor y Sacrificio. Una cofradía que prefiere pasar de puntillas por el escenario diario de las cofradías pero que en jornadas como esta no puede ser, ni muchísimo menos, la menor ni la última. Quizá por eso el cronista arranca en Madre de Dios donde la Santísima Virgen volvía a tener ese tono de sobriedad y elegancia al mismo tiempo. Un manejo del equilibrio que los cofrades de capuz negro en la tarde del Lunes Santo saben manejar a la perfección.

Más abajo, la parroquia en la cercanía era San Miguel. Un amigo del cronista que es cofrade de la hermandad le decía en voz baja que Ella también existe. Y que no todo va a ser ese prodigio de elegancia que pende de un madero y que es santo y está crucificado bajo la advocación de la Salud. Una maravilla de solemnidad rodeada con unas jarras de claveles blancos que eran como un soplo de aire de antes, maravilloso, cuando ahora la moda cofrade tiende a manejar flores silvestres y nombres latinos que, a no ser que tengas un grado superior en botánica, solo suenan a medicamentos genéricos. Los cofrades del Cristo de la Sed rendían por la mañana pleitesía a la Virgen de la Encarnación que estaba tremendamente bella en la nave de la epístola. Bendita Madre de la Encarnación la de los nazarenos de negro de la cofradía de San Miguel.

El soplo de aire bueno seguía persistiendo en el convento de San Francisco donde María Santísima de la Esperanza esperaba a sus devotos. Manto maravilloso verde de Carrasquilla y piñas blancas con rancios claveles blancos. Y un mar de devotos a los pies de la Señora de los cofrades de la Cinco Llagas.

En Cristina se reunía el corazón de la ciudad. A ver qué plaza del mundo mantiene dos lados más cofrades y con más arraigo. A un lado la Virgen del Traspaso con ese sabor añejo a Jerez puro. Una capilla llena a rebosar en la misa matinal y la Santísima Virgen bendiciendo a todos sus hijos mientras que Jesús observaba la bendita escena. Y al otro lado, el Señor de la Oración en el Huerto. Palabras mayores. Obra de Juan Luis Vasallo. Maravilla y orgullo para la ciudad. El altar estaba maravillosamente montado. El Señor mirando a las cúpulas de la iglesia de Santo Domingo mientras que la belleza serena de la Virgen de la Confortación presidía en lo más alto del dosel. Una belleza dominica con tintes de Jueves Santo.

Y el Señor de La Granja, el Soberano Poder, rodeado de juventud y alegría durante toda la jornada. Un cautivo que cada año cautiva más al pueblo de Jerez. Una imagen perfecta en el centro de la parroquia que Madre de la Iglesia.

Como ocurría en San Benito, donde el Señor de la Clemencia también reinaba en su barrio. Jornada grande también para los cofrades del Polígono. Orgullo de barrio y de pertenencia. Un Señor con sus mejores galas en una jornada que abre este camino largo o corto —depende de cómo se mire— y que nos dejará estampas preciosas a lo largo de los cuatro domingos de Cuaresma que aún restan.  

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