El Sábado de Pasión se vivió bajo una alfombra de devoción que regó muchos lugares de la ciudad. La jornada, con algo de viento de levante, comenzaba en las primeras horas de la tarde. A las cinco, eran dos templos los que abrían sus puertas para que sus cofradías hicieran estación de penitencia. Por un lado la del Perpetuo Socorro, ubicada en el conocido barrio de Las Torres. Un templo desde donde partía un nutrido número de nazarenos que acompañaban a su Nazareno de la Salvación, camino de la iglesia de la Victoria. Una cofradía que este año estrenaba distintas insignias y que se internaba, poco a poco, en calles céntricas a su llegada al barrio de Santiago. Caminos ajustados como son Chancillería o Escuelas, bajo el acompañamiento musical de la banda de la Salud de Córdoba.

En el sur de la ciudad, más concretamente en San Rafael, el conocido nazareno 'guapo' de la Salud, esa imagen que tanto está calando entre los vecinos del populoso barrio de Federico Mayo, salía desde su salón de pasos para iniciar un recorrido que le llevaría hasta la iglesia de San Francisco, donde aguardaban los cofrades del Cristo de la Expiración junto a sus titulares. Destacar de la cofradía de la Salud el esfuerzo costalero de su cuadrilla cuando se trata de vencer la empinada subida de la Hoyanca, en el que todo un barrio se quiere hacer presente para despedir a su 'guapo' Cristo para que Jerez se lo devuelva horas más tardes, cuando la cofradía inicia su camino de vuelta. La banda de San Juan no cesó de tocar tras el Nazareno, arrastrado por una multitud de jerezanos que no quisieron perderse a esta cofradía tan arraigada ya al sur de la ciudad.

También La Sed salía desde esta misma zona. Concretamente desde la parroquia de San Juan Grande. Su crucificado de Elías Rodríguez Picón se dibujaba como una bella estampa cuando se despedía de sus vecinos para tomar camino hasta San Miguel. La banda del Rosario de Cádiz volvió a hacer todo un despliegue de buena afinación tras el canasto del Cristo de La Sed. Una agrupación musical que ya forma parte de la esencia de la cofradía, nutrida de muchos hermanos de capa que fueron alumbrando el sendero a su magnífico Cristo.

A la basílica de la Merced Coronada llegó la cofradía de la Misión. Una imagen de gran calado y de asombrosa postura. Que cae con la cruz al suelo y cuya autoría se le debe a Fernando Murciano. Vélez Málaga, con su banda de cornetas del Cristo del Mar, fue el acompañamiento musical para la cofradía, que sacó por primera vez las túnicas para sus hermanos. Unas túnicas blancas mercedarias. Con escapulario y cinturón de cuero negro.

La cofradía de la Entrega de Guadalcacín salió desde su parroquia de San Enrique y Santa Teresa. Un paso de misterio que está destinado a ser uno de los más impresionantes de todos los que Jerez saca a sus calles. Unos cofrades que no desdeñan la posibilidad de llegar, en alguna ocasión, al centro de la ciudad. Sería toda una odisea. Sin embargo, no lo es menos dentro de su Guadalcacín, donde luce cada tarde de vísperas. Una cofradía que volvió a brillar y hacer sentir a todo un pueblo tan cercano.

Por último, La Mortaja cubrió la noche del Sábado de Pasión. Magnífico paso de misterio que describe a la perfección el momento en el Cristo es amortajado. Una seria hermandad que sale cuando cae la noche y se recoge a las 1,10 de la madrugada del Domingo de Ramos. Cofradía con gran sabor cofrade. Sus túnicas negras y largos capirotes, junto al sonido austero de la capilla musical 'Sonos Angeli' y el conjunto vocal 'Ensamble Estella Maris', ponen ese punto distinto a una jornada de cofradías tan de capa.

En definitiva una gran jornada de Sábado de Pasión que volvió a encandilar a muchos jerezanos. Una víspera que ha servido de preámbulo para la Semana Santa en Jerez. Clara realidad que ya todos los cofrades están viviendo con intensidad y que se verá acrecentada hoy.