Dionisio Díaz Fernández | Presidente del Consejo de las Hermandades

“La carrera del Banco fue una gran oportunidad para beneficiar a las cofradías que se perdió”

  • El máximo responsable del consejo local de las hermandades y cofradías hace un sincero recorrido de estos cinco años en el que ha tenido que hacer frente a diversas vicisitudes

Dionisio Díaz posa en la plaza del Banco, lugar donde se encontraba el corazón de la carrera oficial que tumbó el pleno.

Dionisio Díaz posa en la plaza del Banco, lugar donde se encontraba el corazón de la carrera oficial que tumbó el pleno. / Manuel Aranda (Jerez)

—Llega a su fin las responsabilidades de este consejo y es hora de haber un balance con el presidente ¿Qué le parece si para comenzar hablamos de aquella primera propuesta del pleno en la que se quería trasladar la fecha del Vía Crucis al primer sábado de Cuaresma?

—Veníamos de unas elecciones convulsas. Habíamos ganado por apenas tres votos de diferencia. Aquello no encajó y recuerdo que algunos me decían que el que mandaba era el pleno de hermanos mayores. Y el pleno no estaba con nosotros en un porcentaje alto. Fue una idea que partió de un consejero en concreto y aquello no fraguó al final. Después fuimos viendo cómo con el paso del tiempo íbamos teniendo más apoyo del pleno. Fundamentalmente por dos motivos: Por nuestro trabajo continuo y por el cambio lógico de los hermanos mayores que dan un giro al pleno.

—En su proyecto se propuso la idea de que el consejo ofreciera la señal audiovisual a los medios de comunicación ¿Qué ocurrió finalmente con todo aquel proyecto?

—También partió de este mismo consejero. Se mostraba muy confiado en esta idea. Es un profesional de la comunicación y el resto del consejo no teníamos razones para dudar de lo que proponía. Después se comprobó que el montante económico necesario era muy importante. El Ayuntamiento no fue receptivo y para las hermandades y el propio consejo era una opción inviable. Eran cifras de seis dígitos. No era una broma. La idea se basaba en algo parecido a lo que se hace en Sevilla. Pero allí el consejo paga un canon por el uso de la vía pública y tienen los derechos adquiridos. Jerez no es comparable en este sentido con Sevilla. Después, este consejero, fue cesado por el tema de la carrera oficial y el proyecto se diluyó. 

—El consejo de Dionisio Díaz pasará a la historia por ser el que diseñó la carrera oficial más novedosa. Era un giro a todo lo que se había visto. Me refiero a la de la Alameda del Banco ¿Cómo la ve ahora tras haber pasado algunos años de todo aquello?

—Creo que ciertamente perdimos una buena oportunidad de recortar la carrera oficial y beneficiarla. Sin perjuicio a ninguna hermandad. El Ayuntamiento estuvo dispuesto a hacer las reformas necesarias para adecuarla. Se mantenían todos los palcos y el marco era precioso. Se perdió una gran oportunidad. Hubo algunos lobbies cofrades o medios de comunicación que tuvieron interés en tumbarla. El pleno, al final, no la aprobó por dos votos en el famoso pleno de la Atalaya. Fue un momento muy bueno para modernizar la Semana Santa. Pero se perdió.  

—¿Demasiado adelantada para el criterio del cofrade jerezano?

—A los cofrades nos cuesta cambiar. Llevamos a gala la tradición. De todas formas todos los cambios de la carrera oficial han ido precedidos de polémica. También la tuvo la de la calle Gaitán. Esta sí tuvo el respaldo pero don José Mazuelos, alentado por algunos cofrades, nos pidió que la postergáramos un año. Era una manera de decirnos que la guardáramos en el cajón del olvido. También se nos colgó el sambenito de que éramos muy jóvenes y que queríamos cambiarlo todo. Y quizá tuvo demasiado peso en el obispo el criterio de algunos cofrades más veteranos o de determinadas hermandades.

Hubo algunos ‘lobbies’ cofrades o medios de comunicación que tuvieron interés en tubar aquella carrera oficial

—¿Piensa usted que algún día volverá esa carrera oficial?

—No lo creo. Aunque nunca se puede decir que nunca jamás. Aquello tuvo un acoso mediático muy fuerte y llegó incluso a tocar asuntos personales. Muchos apostaron muy fuerte por tumbarla y, bueno, me acuerdo incluso hasta de vídeos de gente famosa que a instancias de algún seudo-periodista de Jerez se prestaron al juego. En definitiva, los que alentaron aquello se señalaron por no ser buenos cofrades ni buenas personas. Porque esa forma de actuar no va con las cofradías. Se puede estar en contra de algo, pero llegar hasta ese punto fue ciertamente duro. Y finalmente se saldó todo con tener que cesar al vicepresidente que no opinaba ni defendía colegiadamente lo que había aprobado el consejo.

—La carrera del Banco fue adelantada por este medio y aquella noticia debió de haber abierto muchas heridas. Dejemos a un lado las que propició entre este medio y el propio consejo, que las hubo. Me quiero referir a las que debió de haber abierto en el seno del consejo.

—La única diferencia fue la del vicepresidente que tuvo que ser cesado por no participar colegiadamente de lo que había decidido el consejo. Que haya un debate antes de la votación es hasta enriquecedor. Ahora bien, una vez tomada una postura, todos debemos de defenderla. Recuerdo que esta persona hasta me dijo que iba a enviar unos correos electrónicos a los hermanos mayores alentándoles para que no votaran el proyecto. Con esa postura no se podía seguir en el consejo, así que me vi obligado a cesarlo tras consultarlo con el asesor eclesiástico y algunos consejeros. Yo pienso que aquello no le encajaba porque en la actual carrera oficial él tuvo algo que ver y era como cambiar la suya por otra.

—Después vino la otra… Gaitán, Monumento de las Cofradías y Aladro. Se aprobó la de Gaitán pero fue anulada por el obispo Mazuelos ¿Piensa que es hora de desempolvar aquella carrera que aportaba pocas soluciones y muchos problemas a una mayoría de cofradías?

—No lo sé. Si el nuevo presidente quiere sacar de nuevo este asunto está en su derecho. Aquella he de decir que está aprobada. Ahora mismo podría ser una solución si se quieren hacer más palcos. Pero no estoy en disposición de asesorar a nadie de lo que debe de hacer.

—También fue el consejo al que se le coló un cartel de la Semana Santa en septiembre. Otra polvareda levantada.

—Pues si de algo nos sentimos orgullosos es de haber escogido carteles innovadores con artistas que después han hecho trabajos muy importantes para otras semanas santas. Fuimos un poco pioneros en este sentido. El de Fermín Villaescusa fue el más clásico que hicimos. Si un buen cartel es el que da de qué hablar, pues creo que hemos sacado nota alta en este asunto. Aquel se filtró y fue algo de lo que se habló también mucho. Es muy complicado mantener en secreto un cartel porque con los adelantos tecnológicos actuales se te puede escapar en cualquier momento.  

—Se dijo siempre que usted quería colocar a su Virgen de Salud y Esperanza en un cartel.

—El que haya hecho ese comentario me conoce poco. O nada. La gente que me conoce de verdad sabe que yo jamás hubiera puesto a mi hermandad por el hecho de ser presidente. Ni cartel ni Vía Crucis. La hermandad del presidente tiene que ser la última. Sí quiero decir que hemos tratado a todas por igual. No ha habido hermandades más preferentes que otras como se ha querido decir también por ahí. Eso tampoco es cierto.

La gente que me conoce de verdad sabe que yo jamás hubiera puesto a mi hermandad por el hecho de ser presidente

—La crisis en el Prendimiento también llegó hasta Curtidores. Recordamos aquella nota de prensa en la que el consejo apoyaba implícitamente a la junta que fue cesada por el Obispado por el simple hecho de haber cesado al capataz del paso ¿Quiere ahora explicar más detenidamente que quiso decir el consejo en aquella ocasión?

—Ha sido lo más doloroso que he vivido como presidente. Mucho más que lo de la carrera oficial. Que a un presidente le cesen a un hermano mayor del pleno no es bonito ni agradable. Yo me identifiqué mucho con Pepe Lázaro porque también fue vilipendiado por muchos. Es cierto que él hizo unas declaraciones sobre el delegado al Diario que no fueron afortunadas. Hay que decirlo todo. Aquello fue un error y lo condenó porque lo utilizaron para justificarse de lo anterior. Si un hermano mayor no tiene potestad para cambiar una banda o cambiar un capataz es que algo falla. Todos estamos regidos por unas normas que cumplir. Pero aquí falló algo. Yo estuve en algunas reuniones de las partes y en una de ellas se llegó a un acuerdo por las dos partes. Al día siguiente, una de ellas se echó para atrás y todo fue muy desagradable. Y era un buen acuerdo. Al final pienso que todos fallamos porque miramos más por nosotros mismos y no por el bien general. Y aquello ofreció una imagen de las cofradías que fue penosa. Es un tumor que persiste en las cofradías y que esperemos que el nuevo obispo lo sepa curar.

—Las normas del consejo. Otro capítulo en el que se esforzaron mucho pero que no ha visto sus frutos ¿Quién piensa usted que puede estar detrás de todo este asunto?

—Fue una petición de don José Mazuelos. Se erigió una comisión y se hizo después de un año de trabajo. Fue un buen trabajo. En octubre del pasado año vino al consejo desde la delegación diocesana, pero con muchas modificaciones. A nosotros ya nos quedaba poco y decidimos dejar aparcado el asunto. Será una tarea para el próximo consejo.

La crisis del Prendimiento ha sido lo más doloroso que he tenido que vivir como presidente del consejo.

—De haber sido el consejo que más procesiones pudo haber presidido, entre Semana Santa y extraordinarias, ha pasado a ser el que menos. Desde el año 2020 no se ha visto un paso en la calle. La pandemia ha sido otro caballo de batalla y gordo.

—La situación económica no es tan mala como pueda parecer. Tenemos un dinero que está en depósito para el 2022. Pero hay un montante muy importante en caja. Los hermanos mayores aprobaron las cuentas recientemente por unanimidad. Así que hay que mandar un mensaje de tranquilidad porque podría haber hasta un reparto para el 2022 si hay Semana Santa. Las cuentas están con saldo positivo.

—Uno de los grandes logros de su consejo fue la exposición en los Claustros. Todo un éxito. Y no hizo falta hacer carreras oficiales en la avenida de Domecq. Finalmente una despedida deseada después de tantas sensaciones vividas en Curtidores.

—Se barajó ya en el mes de septiembre una exposición. Es cierto que fue el Ayuntamiento quien nos trasladó la idea. Pensamos en varias opciones. Incluso en hacerla en otros lugares como Ifeca o el Alcázar. Al final Mamen Sánchez y Francisco Camas se pusieron a tirar del carro y el resultado fue muy bueno. Las hermandades colaboraron al máximo y quiero especialmente agradecer a los hermanos mayores que cedieron sus palios. La Piedad, Santo Crucifijo, El Cristo y el Desconsuelo. Fue un éxito porque acudieron más de veinticuatro mil personas teniendo en cuenta que estábamos en plena pandemia y había cierres perimetrales entre provincias.

—En lo personal, ¿qué va a hacer usted ahora?

—Me dedicaré a mi trabajo y a mi familia. No tengo otras necesidades. Estaré siempre a disposición de mi hermandad de la Clemencia y ahora me he hecho hermano de la Piedad. No tengo inquietudes políticas ni nada de eso. A pesar de que también se ha dicho por ahí que iba a ir en las listas de algún partido político.

—¿Hay algún cambio entre el ‘Dioni’ que entró por primera vez en el consejo como presidente al que cerrará por última vez la puerta?

—Rotundamente sí. Mi mujer me dice que soy otra persona. Creo que todo esto me ha curtido y me ha ayudado como persona. He cogido mucha seguridad en mí mismo y sin duda que soy una persona distinta. Marca mucho y aquí, además, no se cobra.

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He cambiado radicalmente en estos cinco años. Mi mujer me dice que parezco otra persona

—Cómo le gustaría que fuera recordado su consejo?.

—Pues creo que el pleno de hermanos mayores nos recordará como un consejo trabajador. Con más o menos acierto, pero hemos trabajado mucho. Hemos sido honestos e independientes. Nunca nos hemos dejar llevar por nada ni nadie. Eso es complicado porque hay muchos intereses. Pero hemos actuado con independencia.

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