Felipe Alonso del Puerto es un veterano investigador y escritor jerezano con varias publicaciones sobre la historia de la ciudad que han tratado los cuarteles ubicados en Jerez, los cinco jerezanos enterrados en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando o los famosos garrochistas de Bailén. Tras un trabajo exhaustivo de horas en la hemeroteca, Alonso del Puerto ha ido recopilando lo más interesante sobre las cofradías en los siglos XIX y XX. Se acaba de publicar la segunda entrega de una obra que tendrá continuidad y que, tras repasar el XIX, se dispone en las próximas ediciones a adentrarse en el pasado siglo.

—Esta es la segunda entrega de una obra muy extensa que se centra en la historia de las cofradías de Jerez ¿Cuál fue la motivación de poder llevar a cabo esta obra tan interesante?

—Llevado fundamentalmente por mi ‘afición’ con los temas de nuestra ciudad, un día pensé que en Jerez se ha escrito muy poco sobre su renombrada Semana Santa. Cierto que, últimamente, se han presentado varios y muy buenos trabajos de Antonio de la Rosa y Manuel Romero. Además hay varias hermandades que tienen publicados sus respectivos historiales, pero acaso los primeros resulten algo especializados, mientras que los segundos no dan al lector una idea global de cómo se desarrollan en Jerez estas celebraciones que yo, dentro de mis limitaciones literarias, he querido llevar al lector.

—Supongo que el primer libro recogía la primera parte del siglo XIX.

—Debido a que, como quizá debiera haber dejado patente en mi primera respuesta, mi idea era poner de manifiesto el cómo de nuestra Semana Santa, para ello, creí conveniente ‘ambientar’ cada año, de tal manera que cuando había terminado el trabajo, me di cuenta de que en el siglo XIX había mucho ‘ambiente’ y decidí que, contando con la comprensión y benevolencia de los lectores, habría un segundo libro, aunque fuese contra el orden cronológico.

—¿Qué podrá encontrar el lector en esta segunda parte?

—Encontrará, por razones obvias, un breve resumen de lo que quedó de aquellas celebraciones después de las complicaciones (empleo su mismo término por no echar más leña al fuego) en aquellos lamentables tiempos (suerte que fueron cortos). Las cofradías, claro que lo pasado muy mal, pues no se olvide que eran, son y serán, parte de la Iglesia. Y tengamos presente que era contra la propia Iglesia contra la que se dirigían las iras de aquellos pobres revanchistas. Con ello, creo que queda respondida la pregunta.

—Además, en este nuevo libro habla usted de otras poblaciones donde la Semana Santa también tiene un gran arraigo como Toledo, Valladolid, Madrid o Sevilla.

—Cuando concebía cual debería ser la estructura sobre la que sustentar mi trabajo, llegué a la lógica deducción de que, para poder valorar en su justa medida los méritos de las cofradías de la tierra, había que compararlos con los de las que en casa época fuesen puntera. De ahí la necesidad de exponer, aunque fuesen bastantes resumidas las procesiones en dichas ciudades.

—¿Para entender la historia de Jerez hay que acoger también la historia de las cofradías jerezanas?

—Por supuesto que sí. La Semana Santa, como se ha repetido en infinidad de ocasiones, es una manifestación popular de la fe y devoción, y no puede entenderse la historia de una ciudad como Jerez si se ignoran los sentimientos de sus gentes.

—El libro se puede encontrar en librerías.

—Tengo entendido que está a disposición del público en todas las librerías de la ciudad, incluidos los departamentos de cultura de los grandes almacenes.

—Me imagino que estará trabajando en la tercera parte ¿Qué época acogerá y cuándo se podrá ver la luz?

—Fundamentalmente el último cuarto del siglo XIX llamado por algunos historiadores como la ‘Restauración Borbónica’ en la que se inicia la primera gran recuperación del número de cofradías locales. En cuanto a la segunda parte de su pregunta, puedo decirle que el trabajo está concluido y esperemos que podamos presentarlo para las vísperas de la Semana Santa de este año.