Esencia postrera de la Pasión en el Día del Amor Fraterno
Semana Santa 2021 | Jueves Santo
Las hermandades del Jueves Santo gozaron de numerosa presencia de cofrades y devotos en sus templos
Jerez/Jueves Santo, jornada que será recordada por su obligada visita al Santísimo Sacramento en los altares que se montaron en los templos como culmen a la celebración de la Institución de la Eucaristía. Obligada visita porque en las calles no hubo procesiones. El día despidió la terrible levantera del Miércoles Santo, una jornada más apacible que invitaba a salir en un día festivo.
Ni estuvo ni se esperaba a la Virgen de la Confortación en esa iconografía única en la que el Ángel Confortador la consuela de su profunda pena. Una jornada que mantuvo mucho ambiente en las calles. Muchos cofrades de un templo a otro, pero sin la mirada puesta en ese nazareno de cera que reparte a los niños por las calles las gotas que se desparraman del cirio cuando la noche se convierte en Madrugada del Viernes Santo.
Debió de haber abierto la jornada del Jueves Santo un año más el paso de la Cruz de la Hermandad de la Vera Cruz. La corporación marianista mantuvo el templo de San Juan de los Caballeros abierto durante toda la jornada. El paso de misterio estuvo montado con la magnífica imagen del portentoso crucificado de la Esperanza con los ladrones y, a sus pies, la Santísima Virgen de las Lágrimas junto a San Juan. Una estampa única que ya de por sí merece una jornada entera del Jueves Santo.
La Hermandad de la Redención mantuvo una gran actividad durante todo el día en el santuario de María Auxiliadora. Las imágenes ocupaban la capilla donde residen durante todo el año. Estrenaba la Santísima Virgen la corona con la que fue obsequiada litúrgicamente hace pocas fechas. Y una media luna junto con un broche y sus gemelos que lucía el Señor con motivo de los veinticinco años de su bendición que se cumplieron el pasado Domingo de Ramos. Por la tarde, el Señor salió al patio de colegio y en el recorte de la tarde fue visitando las distintas estaciones del Vía Crucis que se rezó entre el recogimiento de los hermanos.
La Hermandad de Humildad y Paciencia apuraba las últimas horas con el Señor. La imagen, el próximo Sábado Santo, irá a los talleres de S&S para una necesaria restauración. Por tanto, fue jornada de despedida para sus cofrades hasta el mes de septiembre donde volverá a la iglesia de la Trinidad. La veneración al Señor estuvo acompañada por el piano del hermano José Joaquín García García que ofreció marchas de Semana Santa y en el rezo de un acto penitencial con el órgano de otro hermano músico: Francisco Martín Romero que interpretó obras sacras. Curiosa la anécdota que se comentaba por la Trinidad. Ni el último año del Martes Santo la hermandad salió —fue el pasado año— ni el primer año en el Jueves Santo lo pudo hacer.
La Hermandad de la Sagrada Lanzada aprovechó la tarde para hacer un Vía Crucis en la Basílica del Carmen que sirvió para dejar a la imagen del Cristo de la Lanzada en el altar mayor del templo. Este Viernes Santo, en la adoración a la Cruz, estará presente el Santísimo Cristo que hacía años que no presidía este acto al estar en su paso de misterio. La hermandad estrenó todos los ornamentos del cuerpo de acólitos y pertiguero de color rojo preceptivo en esta jornada.
Santo Domingo ha sido uno de los puntales durante toda la jornada del Jueves Santo. Un clásico de la tarde noche del Día del Amor Fraterno. Los hermanos acudieron a los distintos cultos que la hermandad organizó en una preciosa imagen de los titulares, olivo incluido para el Señor, como en su paso, que parecían echar de menos esa estación de penitencia que este año tampoco ha podido ser.
Por último, la Hermandad del Mayor Dolor abrió las puertas de San Dionisio durante toda la jornada. En la corona dolorosa que se rezó la tarde de este Jueves Santo, la corporación entregó los clásicos diplomas a los cofrades que cumplen los cincuenta años como hermanos y un detalle importante: a Francisco Román, durante años hermano mayor de la corporación, se le otorgó la medalla de oro de la hermandad. Cofrades que se han dejado la piel por y para su hermandad y que ahora son reconocidos como es este caso. Enhorabuena a Paco por este distintivo.
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