Elena Gómez y Orlando Lucena — Delegación Diocesana de Hdes.

“Lo extraordinario no puede pasar a ser ordinario”

  • La nueva delegación toma forma con la presencia del matrimonio Lucena-Gómez

  • Desde el Obispado se trabajará para que las hermandades sean “verdaderas escuelas de vida cristiana”

El matrimonio entre Elena Gómez y Orlando Lucena conducirá la delegación diocesana de Hermandades y Cofradías.

El matrimonio entre Elena Gómez y Orlando Lucena conducirá la delegación diocesana de Hermandades y Cofradías. / Manuel Aranda (Jerez)

—¿Cuál ha sido el primer incendio que ha visto al llegar al despacho de la delegación?

—E.G. Sinceramente no hemos visto nada grave. Hay algunos asuntos abiertos pero nada a destacar. Llevamos unos días escasos, desde el día 24 de septiembre, y estamos despachando cosas que han quedado. Flecos. Estamos en proceso de aterrizaje.

—¿Cuáles van a ser las líneas en las que se va a basar la nueva delegación diocesana de Hermandades y Cofradías?

—E.G. Me gustaría destacar la misión que nuestro obispo nos encomienda cuando nos llama para hacernos la petición de conducir la delegación de Hermandades. Nuestra labor tendrá un claro carácter evangelizador que será uno de los ejes de nuestro trabajo. El acompañamiento a las hermandades y a los cofrades. El objetivo es que las hermandades sean verdaderas escuelas de vida cristiana que es lo que don José recoge en su decreto dentro de la nueva estructura de la Diócesis. Somos conscientes también de que hay una labor administrativa y burocrática a la que también habrá que atender. Me gusta ser prudente y prefiero observar primero para poder actuar. Aún estamos en la fase de observación o conocimiento de cómo marcha todo para establecer los mejores perfiles que se le pueda dar a la delegación.

—O.L. Lo que nos hace dar el paso hacia adelante cuando don José nos propone este servicio es precisamente esa parte evangelizadora pero al modo cofrade. Vamos a acompañar a las hermandades y a acercarnos a las cofradías. Son muchas las hermandades que hay en la Diócesis, desde la costa hasta la sierra. Y cada una de ellas tiene sus propios problemas y también su idiosincrasia pero quizá falta no echar tanto tiempo en actos que muchas veces de poco sirve sino estar con los hermanos, con las juntas de gobierno, y dialogar. Queremos abrir cauces de diálogo, ofrecer ideas y directrices evangélicas. Y me refiero al término de hermandad más que al de cofradía. Eso es lo que realmente nos hace dar el paso. Y también destacar el gran valor que tienen las hermandades en la sociedad que sirven desde una ayuda social a acercar a personas que se han separado de la Iglesia o atender a los más mayores. Hay mucho papel que mover, eso está claro, pero estamos sobre todo muy ilusionados por tener ese acompañamiento a las hermandades de la Diócesis.

“Estaremos siempre con los hermanos y con las juntas de gobierno para abrir vías de diálogo”

—¿No creéis que esas funciones ya las tienen los directores espirituales?

—O.L. No lo creo. Precisamente también estaremos para ayudar y fortalecer la relación entre los directores espirituales y las hermandades. Nosotros no somos sacerdotes ni somos teólogos. Somos cofrades y estamos para acompañar, ayudar desde nuestro ámbito y compartir viviendas. Al fin y al cabo aportar soluciones.

—¿Se va a contar con el equipo que mantenía Joaquín Perea?

—E.G. Habrá cambio en el equipo que forme la delegación. Llevaremos a cabo una renovación de las responsabilidades. Todavía no hemos configurado nada porque queremos conocer la realidad y las necesidades. Iremos integrando a más personas conforme vayamos viendo los perfiles que veamos que pueden encajar mejor. La delegación en principio se compone de un secretario, un tesorero, archiveros y vocales. Una persona para el litoral y otra para la sierra. Pero todo puede cambiar porque ahora hemos incluido la figura de un subdelegado.

—O.L. Don José nos ha comunicado que no le tengamos miedo a la hora de conformar un equipo para la delegación. Siempre nos ha dicho que la estructura se haga a las necesidades que encontremos. Habrá que tener un secretario y algún cargo imprescindible. Pero no queremos estar encorsetados.

—¿Cuál es la necesidad más importante que tienen las hermandades?

—O.L. Creo que lo más imperioso es que los cofrades y las juntas de gobierno sean conscientes del potencial que tenemos las hermandades y volver a ofrecernos a los hermanos. Hay que tender puentes y abrir siempre los brazos. Invitar a las juntas de gobierno a que las hermandades se abran a los hermanos y que se pueda también abrir a nuevas expectativas como barrios o colegios, por poner algún ejemplo. En definitiva invitar a todos a acercar a Jesús a aquellos que lo necesiten por medio de nuestra forma de vivir la fe. En cualquier caso hay que valorar la fuerza de las hermandades. Don José Rico Pavés lo ve así y observa que las hermandades son una herramienta muy positiva para esa vida intergeneracional que hay en las cofradías.

—E.G. El patrimonio humano es lo más importante en las hermandades. Creo que hay que subrayar esto.  

“Invitaremos siempre a que las juntas de gobierno se abran a los todos los hermanos”

—¿No creéis que puede haber un choque con muchas hermandades que han venido trabajando en lo contrario? Es decir, en montar un cortijo donde cuatro lo manejan todo.

—E. G. En la medida de nuestras posibilidades iremos sembrando para que sea lo contrario. Y lo haremos a través de estos encuentros con los cofrades. Ir trabajando en el sentido contrario.

—O.L. Hay también mucho compromiso de los cofrades en muchos ámbitos. Desde hacer obras de caridad hasta montar una caseta que ayuda a la confraternidad. Debemos de ser conscientes de que tenemos que abrirnos en nuestro ámbito como cofrades. Esas cosas que siempre ha habido ese afán por conseguir metas y tener esa devoción a tu imagen, y que los demás puedan venir a rezarle, es una conjunción perfecta de vida.

—¿Y la formación?

—E.G. Pues también tendrá su apartado en nuestro proyecto. Hablaremos con los consejos de hermandades en las distintas poblaciones de la Diócesis para ir de la mano con ellos. Y por supuesto estaremos con los pueblos más pequeños que no tienen consejo. Queremos tener ese acercamiento a los directores espirituales para conocer la realidad de la formación de las hermandades. Intentaremos ver las dificultades para elaborar un proyecto de formación dirigido a los cofrades. Don José, le vuelvo a comentar, nos llama precisamente para eso. Para que las hermandades sean una auténtica escuela de vida cristiana.

—O.L. También habría que decir que quizá la formación no debería de estar basada en cursos serios y que ciertamente no han tenido una gran cabida en las hermandades. Creemos que habría que plantearse esta formación dentro de la confraternidad. Conjugar la convivencia y el encuentro con la formación. Muchas veces es mejor cinco minutos de formación en un encuentro o una convivencia que un largo curso formativo.

—¿A la delegada le va a temblar el pulso cuando haya que decretar una gestora?

—E.G. Si es lo que procede no me temblará. El delegado no decreta las gestoras. Soy un eslabón que une a las hermandades con el obispo. Será él el que tenga que tomar la decisión. Ahora bien, hay que decir que don José siempre querrá lo mejor para las hermandades. Y si se toma una decisión tan meditada como es esta no te puede temblar el pulso.

—O.L. Históricamente ha habido muchas hermandades con gestoras. Y hay que decir también que después de una gestora ha habido hermandades que han vuelto a resurgir. Incluso ha habido una eclosión importante como un reflejo de madurez. Por tanto, una gestora no hay que verlo como algo negativo. Es una forma de curar más que de castigar. Si la herramienta existe habrá que usarla cuando sea necesario.

“Habría que plantearse una formación dentro de la confraternidad que hay en las cofradías”

—No puedo finalizar esta entrevista sin preguntarles si habrá Sábado Santo.

—(Risas) E.G. Sinceramente no lo sabemos. Está en estudio y poco más se puede añadir. Aquí a la delegación no ha llegado nada oficial al respecto. Eso sí, habrá Sábado Santo, lo que no sabemos es si habrá procesiones.

—O.L. Desde que ha llegado don José se ha abierto esta puerta y sabemos que ha hablado con el presidente del consejo. Nosotros no tenemos conocimiento directo del asunto. Es algo que está ahí y se está trabajando. Es un anhelo de muchos cofrades de hace años. Lo suyo es que se haga con tranquilidad y sin prisas. Y si tiene que ser pues será. 

—Procesiones extraordinarias ¿Habrá alguna magna? ¿Se pondrá algún tipo de freno a toda esta cantidad de salidas?

—E.G. Después de la pandemia era natural ya que todos hemos sentido esa necesidad y esa explosión de júbilo como cofrades que somos. Ahora quizá tocará que todo vuelva a su sentido normal. Lo que no podemos hacer es que lo extraordinario pase a ser ordinario. En cualquier caso, aquí se recibe siempre cualquier petición de las hermandades y se acoge. Después se traslada a la vicaría general y por último al señor obispo tiene que decidir. La delegación también trabaja como transmisor.

—O.L. Hay hasta de un sector muy importante de cofrades que están pidiendo volver un poco a la situación normal. Medir más las formas y los tiempos. Pienso que las juntas de gobierno tampoco están ahí solo para pedir procesiones. Salir por salir no tiene sentido porque ni tan siquiera se llenan las calles. 

Los nuevos delegados diocesanos de Hermandades en el despacho del Obispado. Los nuevos delegados diocesanos de Hermandades en el despacho del Obispado.

Los nuevos delegados diocesanos de Hermandades en el despacho del Obispado. / Manuel Aranda (Jerez)

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