el pRENDIMIENTO

El día del Señor más jerezano

  • La Hermandad fue ejemplar en su estación de penitencia, siguiendo su línea como desde hace años y sin renunciar a sus singularidades

La calle Ancha, repleta de público, rodea literalmente al paso de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento.

La calle Ancha, repleta de público, rodea literalmente al paso de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento. / miguel ángel gonzález

L A tarde, esplendorosa por Santiago, vistió a todo un barrio de rojo y blanco. Un barrio añejo que respira en flamenco y que tiene un guía en el Señor de las manos 'amarrás'. Hablar del Miércoles Santo es hablar del Jerez más auténtico; es hablar del Prendimiento, de la singularidad de una cofradía que palpita de forma diferente, con una identidad exclusiva y con un patrimonio devocional y artístico que deja bocas abiertas. La tarde por el Arco y por el Angostillo; por la plaza y por Ancha era de gran bullicio en una jornada que sin duda fue la mejor, en lo meteorológico, de toda la Semana Santa.

Y es que el sol no debía fallar el día en que el Señor y su madre del Desamparo salían a las calles con el sabor añejo de cofradía antigua pero con una vitalidad totalmente renovada cada año. Con ese lleno y con la gente vistiendo de Miércoles Santo, que en Jerez es como alcanzar su cenit semanasantero, el escenario estaba perfectamente dispuesto a recibir a una cofradía numerosa en hermanos en su cortejo. Buen trabajo de la Diputación Mayor de Gobierno por el orden y compostura de sus nazarenos. Por segundo año, la hermandad salía en penitencia desde Santiago recuperando así la estampa de siempre del Prendimiento en un entorno que es suyo. Este año, pese a lamentarlo no pocos hermanos, vecinos y espectadores, se quedó fuera del recorrido la calle Cantarería, cuyo paso por allí fue una novedad cuando la cofradía realizó su traslado a Santiago, implicando una salida extraordinaria. Por diferentes motivos, tal vez el horario, la cofradía decidió que este 2018 dejaba de lado esta entrañable y castiza vía del barrio para seguir por el recorrido de siempre hasta alcanzar la iglesia de la Victoria, donde, como es costumbre, la llegada ante La Soledad supone un hito dentro de la salida procesional.

La Hermandad, que tiene un elevado número de cofrades, pone en la calle cerca de 600

Por delante, el bullicio en torno a Jesús del Prendimiento que, con su paso cadencioso y al compás de la gente de abajo, fue avanzando entre una marea humana al son de la música que salía de las gargantas gitanas en forma de muchas saetas, las primeras de las innumerables que se dedicaron al Señor desde la salida hasta la recogida bien entrado ya el Jueves Santo. ¿Alguien ha tomado el relevo del recordado Cuqui que contaba todas las saetas?

La música de banda la puso este año la banda del Gran Poder de Granada, que sustituyó a la de San Juan Evangelista de Triana, que cumplió el pasado año el compromiso de estar tanto en la extraordinaria como en el Miércoles Santo. Además, fue la primera salida como hermano mayor de José Lázaro Álvarez, que sigue la estela de trabajo de su predecesor, Manuel Fernández, de restaurar el paso de palio. Se ha avanzado aunque sin entrar en el bordado. Se han arreglado los varales, con lo que el maravilloso, coqueto y proporcionado palio rojo y oro de la Señora sigue el camino para recuperar todo su esplendor. También se ha restaurado la cruz de guía de espejos y se estrena el cordón que sujeta el sayón para tirar del Señor y paños de bocina.

La hermandad ha repartido 752 papeletas de sitio con unos 580 hermanos de fila. El señor llevó rosas rojas, abundantes este año de forma general, y la Virgen una mezcla de flores, predominando el color rosa. Por cierto que la hermandad celebra el 125 aniversario del restablecimiento de las reglas para lo que se presentó un cartel ayer por la mañana. Se trata de una fotografía antigua reparada en la que se ve al Señor en el paso antiguo cuando salía solo con los dos sayones. Esta efemérides se celebrará con un programa de actos hasta la Semana Santa de 2019.

La historia de ayer se escribió con alegría, compás y devoción.

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