Cofradías | Traslado del Consuelo

Al ir, se va llorando…

  • La hermanad del Consuelo culminó su traslado al convento de Santa Ángela de la Cruz

Eran las ocho y cuarto de la tarde cuando la capilla del Consuelo, en el corazón del barrio del Pelirón, se abría por última vez. Durante un buen puñado de años, esta recoleta capilla ha sido la sede de la hermandad del Consuelo. Ahora, la cofradía, deja a su barrio del Pelirón para irse hasta el centro de la ciudad. Intramuros, en el convento de las Hermanas de la Cruz. Allí la hermandad se lleva a sus imágenes junto a sus también titulares Santa Ángela de la Cruz y Santa María de la Purísima de la Cruz.

Salían los cofrades del Consuelo y parecía sonar el salmo 126 de fondo cuando dice aquello de “Al ir se va llorando, llevando la semilla; al volver, se vuelve cantando trayendo sus gavillas”. Y así salieron los hermanos del Consuelo. Ahora, sine die, quedarán en una zona inhóspita para ellos, fuera del marco donde están destinados para hacer apostolado. Pero qué duda cabe, que el sacrificio se hace por puro amor al barrio. Pues no podría entenderse este gesto tan duro para la hermandad donde se corre el riesgo del olvido por parte del barrio si no es a través de la añoranza a su casa. Una ida que tiene como fundamento tomar fuerza de cara al ambicioso proyecto de erigir una capilla con una casa de hermandad.

En cualquiera de los casos, hay que decir que las imágenes iban de categoría. El Señor del Amparo con una túnica lisa y una preciosa corona de espinas llevada a cabo por Pedro Ramírez Pazos, autor de las dos imágenes titulares. Mayestático y recortado entre la noche y las calles estrechas, era una delicia contemplar al Hijo del Hombre. A destacar un detalle precioso como era el ángel portador de la Cruz del Señor a un lado de la parihuela. Por su parte, Fernando Barea volvió a bordar un gran trabajo con las formas en la que la Santísima Virgen iba vestida. De franciscana, pues el Instituto de Santa Ángela se inspira en el espíritu seráfico. Y la Señora iba con las Cinco Llagas en su pecherín. Y un detalle precioso como era la corona en una mano y el crucifijo en la otra. El sacrificio y la penitencia, las aristas de las reglas de Santa Ángela.

El acompañamiento del quinteto de metal ‘Vía-Crucis’ sonó y mucho al igual que la capilla musical ‘Sonos Angelis’. Y además sonaron muy bien sus piezas. Un cortejo que acompañaba a las imágenes junto con representación de las Tres Caídas, la Exaltación y el consejo local de la Unión de Hermandades.

En definitiva un bonito traslado en una noche con bastante bochorno y calor. Y una fecha puesta en la mente de sus hermanos. La vuelta al barrio. Dios mediante, según afirmaba su hermano mayor, en el 2021. Y una Semana Santa donde tendrán que hacer otro traslado para salir de un templo con puerta para pasos ¿Será San Francisco? Suena como posible templo para su salida en la jornada del Miércoles Santo.

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