“Si la pandemia se alarga a 2022, toda nuestra industria morirá”

Ildefonso Jiménez García | Diseñador y maestro bordador

El artista jerezano acaba de restaurar la magnífica saya de Esperanza Elena Caro para Santa María de la Paz y Concordia

Ildefonso Jiménez en su taller en la jerezana calle Arcos.
Ildefonso Jiménez en su taller en la jerezana calle Arcos. / Vanesa Lobo
Manuel Sotelino

10 de enero 2021 - 05:10

Jerez/—Recientemente se ha restaurado en su taller la saya de Santa María de la Paz y Concordia de la Sagrada Cena.

—Era necesaria la restauración. Se le ha hecho una profunda limpieza de cera acumulada de años atrás, hemos limpiado el tejido y también se ha cambiado el forro. Se ha tratado el encaje de las mangas y las puñetitas. Había un encaje de un centímetro y cuando lo desmontamos vimos que había otro de diez centímetros maravilloso. Se ha limpiado y se ha restaurado para sacarlo hacia fuera. La pieza ha ganado bastante. Hay que destacar la limpieza del bordado que ha recuperado el brillo original de Esperanza Elena Caro. Estamos muy contentos.

—¿Es una buena pieza de Elena Caro?

—Es impresionante. Es una obra donde se busca la excelencia de las piezas pequeñas. Y todas están muy bien interpretadas y muy bien encajadas con la nervadura perfectamente ejecutada. En este mundo los bordados hablan más por dentro que por fuera. Es ahí donde se encuentra escrita su historia. Por encima está el resultado pero por detrás está toda la información. La saya debió de volver al taller dos veces. La primera posiblemente porque se consideraba que no tenía la riqueza suficiente y se añaden piezas. Después, al parecer, debió de volver porque en la puesta se ve que se queda corta. Y se le añade la cenefa de abajo. Una gran obra.

—A Jerez llegaron auténticas maravillas de ese taller.

—En Jerez hay piezas magníficas de doña Esperanza Elena Caro. El palio de la Esperanza de la Yedra o el palio del Desamparo. Después está la saya de la Virgen de los Dolores que es algo insuperable. Creo que en Jerez no hay nada mejor que eso.

—¿Se sabe cuidar bien el patrimonio?

—Actualmente sí. El Instituto de Patrimonio Andaluz está muy comprometido con las cofradías. Ahora se está formando y colaborando con talleres de bordados. Hay trabajos mínimos que hay que hacer para conservar bien y el Instituto está participando activamente en todo esto. Por tanto, las cofradías ahora están mucho más concienciadas en el mantenimiento.

—Estamos en la casa de un maestro bordador con una gran trayectoria. Buque insignia de la artesanía sacra jerezana ¿Cómo se está viviendo esta crisis sanitaria y económica en el sector?

—Actualmente soy vicepresidente de la Asociación de Artesanos de Cádiz y la estoy viendo muy de cerca porque estamos en contacto con muchos talleres. El ochenta por ciento de los talleres no han arrojado la toalla y están aguantando bien el tirón. Si hay Semana Santa en el año 2022, las cofradías comenzarían a prepararse en septiembre de este año y esto sería vital para la viabilidad de este tipo de negocio. Hay que sobrevivir. Si, Dios no lo quiera, tampoco hubiera Semana Santa en 2022, toda esta industria morirá. Vamos a tener problemas muy serios. Un año y medio se ha podido aguantar, pero pensar en un desastre igual para más tiempo daría al traste a toda una estructura económica basada en las cofradías. Hemos venido viviendo de la inercia de los proyectos que ya estaban firmados y presupuestados. Más tiempo no se podría aguantar.

Saya restaurada para la Virgen de la Paz.
Saya restaurada para la Virgen de la Paz.

—¿Hay números del volumen de dinero que se mueve o de puestos de trabajos que se sostienen gracias a este tipo de actividad en Cádiz?

—Números exactos podría errar si te los doy. Pero sí te digo que existe ese tejido económico y es bastante fuerte. También sostenemos la economía nacional porque somos empresas y estamos declarados y aportamos nuestros impuestos a las arcas del Estado. Hay un número muy importante de puestos de trabajo porque se necesita mano de obra en este sector. Actualmente yo creo que, al menos el cincuenta por ciento de estos puestos de trabajo, se han perdido. Esperemos que no sea para siempre. Quiero recalcar la importancia de nuestro sector y de nuestra aportación a la sociedad. Las hermandades no deberían de potenciar otras opciones que se basan en la economía sumergida.

—Proyectos del taller.

—Pues afortunadamente hay proyectos. Son además proyectos de cierta envergadura. Por otro lado la situación está como está. Y hay mucha cautela porque no sabemos qué puede ocurrir a una semana vista. Pero hay proyectos ilusionantes y de gran categoría. Hay dos trabajos que van de la mano de una coronación canónica. No puedo adelantarte nada más porque eso tiene que ser la hermandad la que lo diga oficialmente. Y hay más cosas pero permíteme que sea cauteloso.

—También hay proyectos que finalmente no salen.

—Bueno también los hay. Son circunstancias que dependen de terceros y ante eso no se puede hacer nada. En cualquier caso esto ocurre en muchos talleres. Aquí se proyectan afortunadamente cosas de calidad, otras de mucha calidad y también gran excelencia y de calidad extrema. Después se quedan en el cajón, pero también es cierto que esto pasa en todos los talleres. No soy el único. Es el pan de cada día en este trabajo. Lo verdaderamente importante es que tus proyectos no se queden en el cajón por una calidad baja. Aquí hay oficio, experiencia y hemos bebido de una fuente importante como fue la del taller de Carrasquilla o el de José Manuel Elena Caro, sobrino de doña Esperanza. Por tanto, la baja calidad no es el caso de este taller. Estas cosas, cuando ocurren, hay que delegarlas a la propia vida del taller. Y es que no todos los sueños se pueden hacer realidad. Es una pena pero es así.

—En cualquier caso, la balanza aquí es positiva. Es decir que la mayoría de proyectos se han culminado.

—Bueno hay proyectos maravillosos en el cajón. Pero también es cierto que la mayoría se han llevado adelante. En definitiva quiero señalar que la suerte que he tenido siempre es que he podido llevar a cabo lo que yo he querido y no lo que me obliguen a hacer. Te pongo un ejemplo. El estandarte de la hermandad del Rocío de San Fernando. Es esta pieza donde está presente el agua del río debajo del puente Zuazo. A ese guion no se le llama el estandarte del Rocío de San Fernando sino el estandarte del agua. Sus hermanos me llegaron a decir que, el estandarte, moja. Y esto da singularidad y caché a mi obra. Al menos a mí así me lo parece. Con eso me basta.

—¿Qué es más importante, pintar o proyectar bien?

—Lo importante es saber pintar para el bordado. Actualmente se dibuja y se proyecta de fuera hacia dentro. Y el bordado no se proyecta así sino al revés. De dentro hacia fuera. Lo primero es la estructura de lo que se va a dibujar. Después vienen los picos, los entrantes y las vueltas. Ese es el procedimiento de siempre. Uno ve otras cosas y te das cuenta de que no se hacen del todo bien porque falta el procedimiento correcto. La interpretación es muy importante. Y saber interpretar la nervadura de una hoja es fundamental. Es lo que llamamos ‘darle el aire al bordado’. Esa es la firma de un gran bordador. Todo esto se echa de menos actualmente. Una cosa es bordar y otra es rellenar con hilo de oro. Lo complicado es lo primero y es a lo que hay que aspirar.

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