¿Qué está ocurriendo en el mundo de abajo?

Cofradías

Tres capataces solventes de la ciudad analizan el momento actual por el que atraviesa la costalería en la Semana Santa jerezana

El denominador común a la posible crisis es la falta de buena gestión por parte de algunas juntas de gobierno

Un costalero descansando con el paso arriado.
Un costalero descansando con el paso arriado. / Miguel Ángel González
Manuel Sotelino

22 de mayo 2022 - 05:05

Jerez/Los hechos acaecidos la pasada Madrugada con el palio de la Esperanza de la hermandad de las Cinco Llagas han marcado una línea divisoria que separará un antes y un después en la costalería de la ciudad. Se sigue hablando en las tertulias cofrades mucho todavía sobre lo sucedido en aquella aciaga noche para la hermandad franciscana. Sin embargo, siempre se ha dicho que no hay mal que por bien no venga. Y lo acontecido ha podido servir como un aviso a navegantes. Un ponerse firme para evitar posibles capítulos como el vivido en la Madrugada del Viernes Santo.

A la situación costalera se la ha dado varias vueltas y nadie encuentra una respuesta firme que aclare lo que realmente está sucediendo. ¿Hay falta de costaleros porque ha habido una pandemia y los costaleros se han quitado de trabajar las cofradías? ¿Es un problema que parte de la gran demanda de costaleros que existe al estar la nómina de hermandades demasiado gruesa? ¿El costalero actual busca un salario para sacar una cofradía cuando se trata de hacer un favor? ¿Existe un gran número de cuadrillas y capataces pero en el fondo hay pocas personas capacitadas y solventes para mandar o trabajar los pasos en este mundo denominado ‘de abajo’?

Son muchas las preguntas que hay encima de la mesa. Para buscar respuestas, lo mejor es acudir a quienes saben del oficio de verdad. En Jerez hay capataces muy solventes que observan todo lo que está ocurriendo en la Semana Santa.

Analizar el problema de los costaleros, si es que lo hay, y poner soluciones lo más rápidamente posible es vital si las procesiones no quieren perder uno de sus grandes alicientes: ver cómo un grupo de hombres sobrellevan acompasadamente el andar de un paso bajo el mando de un capataz.

Ezequiel Simancas

Ezequiel Simancas, a pesar de su juventud, es un capataz jerezano que en los últimos años ha venido demostrando su solvencia y su conocimiento en el oficio. Para algunas cofradías es una garantía porque lleva mucho personal en sus filas. “Hacer un análisis actualmente de la salud que goza el movimiento costalero, nos llevaría a ser conscientes de lo afortunados que somos en nuestra ciudad y a valorar mucho más a este colectivo que vive el día a día de nuestras hermandades dando muestra de su vocación de servicio no solo debajo de los pasos”, apunta Simancas. El costalero en Jerez, continúa el capataz, “bajo mi punto de vista, pasa desde hace unos años atrás por uno de los mejores momentos en la historia de nuestras hermandades. No creo que exista una falta de costaleros actualmente ni creo que la pandemia fuera el motivo de la retirada en un porcentaje alto de costaleros. Al menos, es el resultado de un análisis que hicimos interno de nuestras cuadrillas, sorprendiéndonos mucho el resultado al saber que el número de costaleros se incrementó después de la pandemia en las cofradías. Hay que ser justos y valorar a esta juventud que durante y después de la pandemia se está acercando a nuestros pasos”. Simancas continua comentando que “ahora está la pelota en nuestro tejado para que adquieran las condiciones. Hoy día, la nómina de hermandades de nuestra ciudad creció considerablemente y salvo alguna excepción las hermandades tienen cuadrillas dobladas. Este detalle más que significativo muestra la auténtica realidad”.

Quizás esa falta de costaleros a la que se hace alusión después de esta Semana Santa, venga desde círculos que “tienen una realidad paralela a lo que realmente vivimos las personas que convivimos en esta parcela”, asevera Ezequiel. Y continúa diciendo que “el costalero, desde siempre, busca una garantía debajo de los pasos. El saber que deposita su bien más preciado, su salud, en una persona y en un grupo de hombres que serán compañeros en una o varias cofradías durante toda la semana. Y el capataz, busca hombres de confianza que puedan trabajar las cofradías manteniendo el carácter de la forma de trabajo y, sobre todo, que le garantice que los pasos entren y salgan con la mayor dignidad posible”.

Simancas: “Cuando se elige a un capataz se está depositando una gran confianza en él”

Simancas finaliza diciendo que “creo en la buena voluntad de todas las personas, sobre todo, en aquellas que forman parte activa en juntas de gobierno dándole más valor aun por su compromiso adquirido en estos tiempos donde nadie quiere complicarse en demasía. Pero si invitaría, a que conozcan de primera mano la realidad del mundo de abajo. Tomar una decisión de esta índole no es un mero trámite, se está depositando la confianza absoluta en un capataz, auxiliares y costaleros para que, respetando la idiosincrasia de la cofradía en la calle, lleven nuestras imágenes. Y es ahí es donde recaen ciertos problemas que estamos viviendo, el desconocimiento pasa factura. Y en este caso, como muchos más ámbitos de nuestra vida cotidiana, nadie regala nada y los pasos, ponen en el sitio a capataces y costaleros”.

Martín Gómez

Si existe en Jerez un hombre que ya no solo ha copado un capítulo de la historia de la costalería en la ciudad sino que marcó en su día un antes y un después, ese es Martín Gómez Moreno. Capataz veterano y con una gran capacidad de reunir buenos costaleros a su voz. Una garantía plena para hacerse cargo de un paso o de una cofradía entera. Martín, preguntado sobre esta crisis costalera, afirma que “una de las respuestas más rápidas que me viene a la cabeza es que cada día esto le importa a menos gente. Ya sea por la pandemia, por un problema sociológico o porque las propias hermandades tampoco han sabido gestionar este problema”. Y continua añadiendo que “cuando me refiero a la gestión del problema, quiero decir, poner frente a los pasos a personas con solvencia y a veces no saberse adaptar a los tiempos que corren”.

Por otro lado, Gómez Moreno señala que “el exceso de cofradías ya pasa a ser casi imposible de cubrir. No debemos olvidar que a Sevilla van muchas personas de fuera a pedir sitio, algo que aquí es algo más limitado. Esto también provoca una dependencia por parte de algunos capataces con sus costaleros y una permisibilidad para poder seguir optando a otros martillos. En definitiva, se pierde las formas y maneras naturales del devenir de las cosas y pasa a ser una cosa demasiado pensada, organizada y poco natural de que fluya”.

Por otro lado, Martín Gómez señala que “no creo que el costalero actual esté buscando un salario para hacer su trabajo, dado que no podría vivir de esto. Es más, querer buscar ese mito del costalero en blanco y negro que cobraba por su trabajo es mirar a un mundo. Ahora ese costalero que podría poner la mano por hacer su trabajo es el mismo que junto a sus capataces presentan su candidatura para sacar algún que otro paso. Por tanto la figura del costalero asalariado que conocemos propiamente dicho, no volveremos a conocerla. Esto tampoco quiere decir que no se vuelva a retribuirles el trabajo a costaleros de alguna cuadrilla determinada”.

Martín Gómez: “¿Cuándo reconocerán algunas hermandades que nunca tuvieron cuadrillas de hermanos”

Sin embargo, Martin subraya sobre los posibles asalariados que “esto puede llegar más por la mala gestión con una cuadrilla por parte de las cofradías que realmente se por falta de personal. Y ojo, no estoy en contra del costalero asalariado, no tengo ningún problema en estar al frente de una cuadrilla asalariada. Pero esto es como el hermano costalero ¿Cuándo reconocerán muchas hermandades que nunca tuvieron cuadrillas de hermanos, más allá de obligarlos a ser hermanos? En definitiva, aprendamos de nuestro propios errores, así podremos crear un futuro en las cofradías más sólido y no solo en el apartado costalero. Realmente ese no es el problema, es un trabajo que se puede pagar, como acólitos, bandas, etc… pero si hacemos las cosas bien gestionadas desde un principio, a lo mejor no hay que hablar de esto”.

Paco Yesa

Paco Yesa Ruiz es otro de los grandes capataces de la ciudad. Educado en Sevilla en todo lo referido al martillo de un paso, Yesa también aportó una personalidad muy definida en los pasos que ha mandado. Un estilo que ha supuesto una escuela para otros capataces.

Paco comenta que “es cierto que es complicado dar una respuesta sólida a la situación actual de la costalerĺa. A excepción de Sevilla, donde confluyen todos los ‘aficionados al costal’ de toda España, la falta de costaleros se ha hecho sentir en muchos pueblos y ciudades de Andalucía”.

Un ensayo con la parihuela en la puerta de San Francisco.
Un ensayo con la parihuela en la puerta de San Francisco. / D. J.

Paco adentra en el asunto y afirma que “las causas que motivan esta situación son múltiples y aunque todo suma unas ejercen mayor influencia que otras. El miedo a contraer el Covid ha hecho que algunos costaleros hayan preferido esperar a mejor ocasión para meterse debajo de los pasos. Además, ha habido personas que después de igualar, no han podido sacar la cofradía por haber contraído el Covid en los días previos a la Semana Santa. Por otro lado también se han quedado fuera los que no estaban vacunados, de acuerdo a lo aconsejado por las autoridades sanitarias”.

Respecto al incremento de la nómina de hermandades, prosigue comentando que “es indudable que influye esta circunstancia en la falta de costaleros. Actualmente son muchos los costaleros que sacan más de una cofradía. No es difícil que al incorporar una nueva cofradía a un día de la Semana Santa haya costaleros que tengan algún compromiso adquirido con anterioridad con otra del mismo día”.

Por otra parte, el capataz piensa que “el espíritu que indujo a crear las primeras cuadrillas de hermanos costaleros fue el devocional hacia los titulares de su hermandad. Con el paso del tiempo se ha ido fomentando más el oficio y la afición a ser costalero en claro detrimento de la devoción. Aun considerando que para ser costalero hay que saber trabajar, además de tener otras cualidades, no es menos cierto que el espíritu devocional de las primeras cuadrillas de hermanos está prácticamente perdido salvo en raras excepciones. Como he comentado anteriormente hemos cedido terreno al oficio en perjuicio a la devoción a las sagradas imágenes. En resumen, hemos reducido el espíritu de las cuadrillas al mero trabajo. Por lo tanto no es de extrañar que considerando el trabajo como eso, como una labor más, haya quien considere que éste deba ser remunerado”.

Paco Yesa: “Veo que ahora que se ponen al frente de las cuadrillas a personas carentes de conocimientos”

En cuanto a la calidad y solvencia de cuadrillas o capataces, Yesa añade que “no seré yo quien entre a considerar la valoración de las mismas. Observo que actualmente se pone al frente de las cuadrillas a personas carentes de conocimientos, experiencia y cualidades. Esto deberían hacérselo mirar algunas Juntas de Gobierno. Los llamadores de los pasos no deben cambiarse por votos en ningún caso. Los pretendientes de los martillos deberían acercarse a los mismos con más respeto, más lealtad, honestidad y sentido de la responsabilidad. Todo no vale con tal de hacerse con una cofradía”.

Tres buenos capataces reflexionan sobre el estado actual de la costalería. Ellos, como algún otro más, son cofrades muy bien formados dentro del mundo de abajo. Son voces autorizadas y muchas son las razones que exponen a los que las cofradías tendrán que tomar nota y hacer caso. El denominador común parece estar centrado en la mala gestión que algunas juntas de gobierno han ido haciendo en lo referente al trabajo que se hace desde abajo con el fin de que los pasos de sus cofradías anden elegantemente y con la fuerza suficiente.

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