El Rocío 2019

Jerez ya vive el sueño de un nuevo Rocío

  • La hermandad se recogió anoche en Santo Domingo tras una romería sin grandes incidencias

La hermandad de Jerez rezando el Ángelus en Bajo de Guía.

La hermandad de Jerez rezando el Ángelus en Bajo de Guía. / Manuel Aranda (Jerez de la Frontera)

La última mañana se vivió con intensidad en la hermandad del Rocío de Jerez. Se levantó el día en el palacio de Marismillas. Tras el rezo y la liturgia a las 9 horas, los rocieros jerezanos se dispusieron a salir camino de la desembocadura del Guadalquivir. Allí la barcaza volvía a esperar a los últimos romeros que salían del Coto de Doñana para dar ese salto maravilloso que les llevaría a la zona de Bajo de Guía donde se rezaría el Angelus sobre las 13 horas. El camino tortuoso de los senderos a la sombra del verde pino se tornaba en sol que caía a plomo y asfalto recalentado. En el Calvario ya estaban dispuestos a recibir a la carreta esos jerezanos devotos de la Virgen en un jueves de tradiciones. Los mulos al paso acelerado de la querencia al verse cerca de casa y los últimos peregrinos siguiendo a la carreta con las últimas fatigas. Las carrozas serpenteaban por la carretera con ese colorido ya mate por el polvo acumulado de los días. Y al llegar a Jerez, el barrio de Santiago. Y una vez en la plaza, la calle Merced para ir a dar gracias a la Madre que esperaba a sus rocieros un año más. Reseñar la petalada que los rocieros del ‘Viejo Simpecado’ le hicieron a la carreta a la altura de la hermandad del Transporte.

Cansados llegaron los romeros. Pero contentos por la constancia de haber hecho los deberes bien. A última hora de la tarde noche, la carreta se situaba en Santo Domingo como en aquella mañana de salida y de ilusiones. Y el Simpecado de Jerez volvía a entrar en la iglesia conventual. Hasta nueva orden. Ya se sabe que la Virgen del Rocío irá este año en agosto a Almonte. En esa visita que hace cada siete años. La espera será más corta. La ilusión de ver el blanco nácar de su rostro llegará este mismo año cuando sus almonteños preparen todo para su traslado hasta ese pueblo tan mariano y tan de sus costumbres. Gracias a Ella por habernos regalado jornadas tan inolvidables.

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