Joaquín Vallejo Cabrera | Hno. Mayor de la Hermandad del Rocío de Jerez

“Esta es la responsabilidad más bonita que puede vivir un hermano”

  • Con un abrumador respaldo de los hermanos, ya ha tomado posesión al frente de una amplia junta

  • Vallejo cumple con el pacto de seguir la línea de los dos anteriores hermanos mayores

Joaquín Vallejo junto a la reja que guarda la antigua carreta de la hermandad del Rocío de Jerez.

Joaquín Vallejo junto a la reja que guarda la antigua carreta de la hermandad del Rocío de Jerez. / Manuel Aranda (Jerez de la Frontera)

–Hermano mayor del Rocío de Jerez, ¿un reto?

—Más que un reto, la responsabilidad más bonita que puede vivir un hermano dentro de su Hermandad.

—Ser hermano mayor ya lo esperabas y lo esperaban los rocieros, por el famoso ‘pacto’ para dar continuidad a la gestión.

—Así es efectivamente. Históricamente en esta Hermandad el Hermano Mayor de turno siempre se preocupó de dejar el relevo preparado y así lo planteó Isaac hace ahora ocho años y medio, curiosamente un domingo de romería tras la misa en la ermita. Ese ‘pacto’ implicaba dar continuidad a la línea de Hermandad que se ha trazado.

—Has sido pregonero, fundador de peñas rocieras, y ahora hermano mayor. ¿Te ha venido todo en el mejor momento o hubiera sido mejor más adelante?

—Como decimos los rocieros: “las cosas pasan porque la Virgen quiere” y si Ella lo ha querido así pues bienvenido sea, aquí estamos para trabajar por nuestra Hermandad y por la Virgen.

—La gestión que llevarás a cabo, ¿será continuista a lo anterior o vas a dejar tu propio sello?

—La Hermandad, fruto de la encomiable labor de las anteriores Juntas de Gobierno, está en un momento muy bueno en cuanto a participación en cultos y actividades, y en cuanto a número de hermanos, con el mérito añadido de no perder ese ambiente fraternal y familiar que debe reinar siempre en una Hermandad. Hay una Junta de Gobierno compuesta por veinte hermanos y el único sello que queremos dejar es el del amor hacia el Pastorcito, la Virgen y a nuestra Hermandad.

—Qué objetivos te gustaría haber alcanzado dentro de cuatro años.

—Que nos quede la serenidad de haber sido buenos cristianos y buenos rocieros y la satisfacción de haberlo dado todo por la Hermandad.

—¿Tienes en mente algún proyecto sobresaliente en el ámbito artístico o de hermandad?

—Conseguir que se siga atendiendo a todas las Obras de Caridad con las que colabora la Hermandad, y afianzar la formación religiosa y cultural de los hermanos. Por segundo año se va a preparar un grupo de adultos para recibir el sacramento de la confirmación. El pasado pasado año fue exitosa queremos seguir trabajando en ese ámbito.

—¿Es complicado gestionar una hermandad de carácter rociero?

—Soy también cofrade. En cuanto a fines estatutarios son muy similares. A nivel de gestión, supongo que podremos asimilar el coste de dos buenas bandas a los costes de mantenimiento de nuestros mulos, por poner un ejemplo y salvando las distancias. En cuanto a la hermandad en la calle, no son lo mismo desde luego nueve horas que nueve días con los contratiempos típicos de la romería, pero con educación y un poquito de mano izquierda, como enseñó a esta Hermandad Don Antonio Camacho, se llega siempre a buen puerto.

—Es una persona ampliamente conocida y siempre bien recibida en el mundo rociero, ¿es una ventaja?

—El trato que he recibido de mis hermanos, no ahora por ser Hermano Mayor, sino desde que entré en esta Hermandad con 15 años, siempre ha sido exquisito y fraternal. Es una ventaja sentirse en casa, aunque a la vez una enorme responsabilidad estar al frente de esta familia.

—El apoyo que ha recibido en las elecciones fue abrumador.

—Debido a ese crecimiento que ha tenido la Hermandad en la nómina de hermanos, necesitábamos 400 votos para el quórum. La Hermandad se movilizó a todos los niveles y ahí están los frutos. Cuando se trabajan las cosas, llega la recompensa y no es labor de un hermano mayor, sino gracias a todos los hermanos que con su compromiso y su forma de sentir la Hermandad hicieron que se disfrutara de una jornada entrañable.

—¿Quién o quiénes son sus referentes en el Rocío?

—Ahí tendría para un pregón. Empezaría por el padre Agustín (q.S.G.g.) y terminaría por el último chiquillo que se ha incorporado al grupo infantil. De todos y cada uno se aprende algo, del que lleva toda la vida y del que viene por vez primera gracias a Dios y a la Virgen.

—En su junta abunda la experiencia. ¿Una garantía?

—Desde luego que sí. Como dice el dicho la experiencia es un grado y seguro que contagiarán a esos otros colaboradores con menos veteranía a nivel de Junta. Son todos ellos personas de gran calidad humana, de valores cristianos y creo que con enorme valía dentro del cometido que a cada cual se le ha encomendado.

—Es una hermandad que avanza en grandeza. ¿Qué desea aportar en esa progresión?

—Seguir manteniendo esa idiosincrasia y esa historia de Jerez en el orbe rociero. Jerez nace fruto de un desagravio a la Virgen y de la mano de almonteños que marcan la línea de nuestra Hermandad como filial en El Rocío. Después de 87 años sigue estando esa Hermandad Matriz, que es quien marca el camino y esa es la línea que debemos seguir, fomentando la devoción a Nuestra Madre y al Pastor Divino, para mayor Gloria de Dios.

—Finalmente, ¿de quién o de qué momento se acordó cuando juró el cargo?

—Se te pasa toda la vida en un segundo por la cabeza, aunque si te diría que me acordé de los que no podían estar a nuestro lado, bien porque se encuentran lejos de nuestra tierra, o bien porque disfrutan ya de esas marismas azules.

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