Salud

¿Es tan malo chupar las cabezas de las gambas?

  • Especialistas tratan de dar respuesta a la preocupación por la recomendación de Sanidad de limitar succionar esa parte de la gamba por la alta concentración de cadmio que tiene

Gambas en un mercado

Gambas en un mercado

La noticia volvió a la palestra y los fans de las gambas se llevaban las manos a la cabeza: Sanidad advertía del riesgo que conlleva comer cabezas de gambas por el alto contenido de cadmio que contiene. El debate se hizo palpable en todas las conversaciones de amigos, laborales, comidas y diversas redes sociales. La pregunta era la misma: ¿Qué puede pasarme si chupo la cabeza de las gambas?. La alerta es una recomendación que lleva haciendo Sanidad desde el año 2011, y de cuando en cuando la magia de internet resucita la noticia. Fruto del revuelo la Fundación Española de Nutrición (FEN) ha querido explicar y tranquilizar al consumidor:  No ve riesgo en un consumo esporádico de cabezas de gambas y otros crustáceos. 

En declaraciones a los periodistas, el presidente de la FEN, Gregorio Varela, ha recomendado no abusar de la carne oscura de los crustáceos, localizada en la cabeza, aunque ha afirmado que, dado que su consumo en España suele ser "normalmente esporádico y no regular ni frecuente", no existe riesgo.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), en una nota de 2011 que sigue en vigor, recomienda limitar el consumo de carne oscura de los crustáceos, que está localizada en las cabezas, para reducir la exposición cadmio, un agente que la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer ha clasificado como cancerígeno.

"Yo lanzaría un mensaje de tranquilidad, sin duda. Conociendo el consumo habitual en la población española, hay que quitar miedo, alerta y riesgo en ese sentido porque son consumos normalmente esporádicos, no regulares ni frecuentes", ha aseverado Varela.

En su recomendación, la Aesan advierte de que un ejercicio de control llevado a cabo durante 2009 y 2010 por la Comisión Europea puso de manifiesto que los niveles encontrados en la carne del interior del caparazón de los crustáceos de tipo cangrejo eran muy altos y muy variables.

"Los consumidores de este tipo de productos deben ser conscientes de que el consumo de estas partes de los crustáceos puede conducir a una exposición inaceptable de cadmio, particularmente cuando el consumo es habitual", señala la nota informativa.

El cadmio es un metal que no tiene ninguna función biológica en humanos ni en animales y, aunque su absorción en el aparato digestivo es baja, tiende a acumularse en el organismo, principalmente en el hígado y riñón, durante un tiempo estimado de 10-30 años.

El cadmio es tóxico para el riñón, puede causar desmineralización de los huesos y, a largo plazo, cáncer.

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