Las modas son tendencias repetitivas (estilo de vida, ropa, comportamientos, música) que se convierten en hábitos que se integran en la vida cotidiana de quienes las adoptan. Así, en los últimos tiempos, y con el auge de las redes, las dietas y tendencias alimenticias se han vuelto una de las más que más adeptos han ganado. Existen diversos ejemplos que encajan en modas alimentarias: keto, vegano, aumento de grasas vegetales, flexitarianos, reemplazos (batidos protéicos), etcétera. Eso sí, todas ellas abogan por alejarse cada vez más del consumo de carne. Cabe aclarar que el veganismo, y las corrientes nacidas detrás, no son sólo una forma de alimentarse, es un estilo de vida que muchos adoptan con fundamentos éticos y ambientales que van más allá de la comida misma. En este sentido, y para cuidar de nuestra biodiversidad y salud, no resulta extraño que, ante las previsiones de crecimiento de la población, la industria alimentaria y las autoridades de referencia en este campo, hayan puesto sus ojos en las posibilidades nutricionales y las alternativas al consumo de carne que representan los insectos. 

Son más eficientes que las alternativas para convertir productos vegetales en proteína animal, pero consumen menos recursos, producen menos emisiones contaminantes, menos residuos y son más económicos. Los insectos son ricos en proteínas, grasas, vitaminas y minerales. Además, contienen compuestos bioactivos como quitina, péptidos antimicrobianos y ácidos grasos con propiedades inmunoestimulantes, antibacterianas y antiinflamatorias. Lo cierto es que los insectos forman parte de la cocina y la dieta de muchos países del mundo, sobre todo en México, Colombia, Ecuador, Brasil o Japón, aunque su consumo en Europa avanza a pasos muy lentos. La cuestión cultural representa uno de los principales impedimentos, aunque, con el avance del cambio climático, se promueve cada vez más la entomofagia como solución a la inseguridad alimentaria. 

Los más nutritivos

En Europa, cabe aclarar, el reglamento sobre nuevos alimentos  entró en vigor en 2018 abriendo el mercado de los insectos dentro de nuestro continente. Según indican desde Diario Médico, son cuatro los insectos autorizados en el mercado europeo: las larvas del gusano de la harina (en forma congelada, desecada y en polvo), la langosta migratoria (en forma congelada, desecada y en polvo), el grillo doméstico (en forma congelada, desecada, en polvo y polvo parcialmente desgrasado) y las larvas de escarabajo del estiércol (en forma congelada, en pasta, desecada y en polvo).

Asimismo, según indican, ''hay ocho solicitudes pendientes para insectos destinados a ser comercializados en diferentes formas que actualmente están siendo objeto de una evaluación de seguridad por parte de la EFSA.''

Con el ejemplo del sushi, que generaba aversión debido a consumirlo en crudo, las estrategias comerciales se prevén que tenderán a ofrecer e el consumo de grillos, gusanos o saltamontes, en una primera fase, a través de productos procesados a los que se añaden como suplemento proteínico. 

A continuación te detallamos los más nutritivos:

• Grillos

grillo

Cien gramos de grillos contienen 12,9 gramos de proteínas, 5,1 hidratos de carbono, 5,5 grasas, 75,8 miligramos de calcio y 9,5 de hierro, a los que añadimos vitamina B12 y magnesio. Además, las proteínas de grillo contienen 9 aminoácidos esenciales. Además,  100 gramos de grillos fritos equivale a 347 miligramos de potasio. Y si aún no te animas con su consumo directo, la harina de grillo común tiene un porcentaje proteico igual o superior al de la carne de vacuno, así como menos grasa.

• Hormigas

Hormigas

Un plato consistente en 100 gramos de hormigas equivale a 14 gramos de proteínas y 6 miligramos de hierro; representan el 71% de la dosis diaria de hierro que necesita un hombre para permanecer sano. Algunas especies, como las negras, son altas en polifenoles y conocidas por ser un arma contra enfermedades contra el cáncer por su valor antioxidante.

• Saltamontes 

saltamontes

Hay 20,6 gramos de proteína en 100 gramos de saltamontes pequeño, un poco menos que 100 gramos de carne de buey (27,4 gramos). Por otro lado, los lípidos son especialmente abundantes en los estadios larvarios y juveniles, que muestran un buen equilibrio de aminoácidos esenciales (principales componentes de las proteínas), lo que las hace fácilmente digeribles.

100 gramos contienen 150 kcal y son ricas en vitaminas del complejo B, que funcionan como antioxidantes para prevenir el envejecimiento celular. 

• Crisálidas de gusanos 

Crisálida

En Corea las crisálidas del gusano de seda se hierven y se toman como aperitivo. De hecho, La start-up Bugsolutely, lanzó un aperitivo que se asemeja en forma a las patatas chips y está elaborado con un 26% de crisálidas de gusanos de seda en polvo.

Las crisálidas  destacan por ser ricas en proteínas, vitaminas, minerales, aminoácidos y fibra, considerándose una materia prima ideal para la fabricación de nuevos alimentos. También son ricas en aminoácidos, una combinación que ayuda a digerir y reparar el tejido del cuerpo. Y si esto no te parece suficiente, también contienen cobre, magnesio y zinc

• Chinches

chinche

Si comer insectos no es tarea fácil debido a su aspecto, en este caso el olor tampoco ayuda. Las chinches tienen un olor hediondo, aunque su sabor, dicen, es similar a la canela. Además, no hay que pasar por alto su valor nutritivo.

Son ricas en ácidos grasos, flavonoides y aminoácidos ayudan a combatir la inflamación. También son ricos en minerales como el hierro, el potasio y el fósforo.

• Escarabajos

Escarabajo

Son uno de los insectos más consumidos. Son muy codiciadas las larvas del escarabajo amarillo, con 200 kcal / 100 gramos de carne fresca, una proporción que cae algo más de 30 por ciento cuando son adultos. Tienen entre 14 y 25 gramos de proteínas por cada 100gr.