TV-Comunicación

'Milá vs. Milá' y las lecciones que nos impartió Iñaki Gabilondo

Mercedes Milá e Iñaki Gabilondo en 'Milá vs. Milá'

Mercedes Milá e Iñaki Gabilondo en 'Milá vs. Milá'

A Iñaki Gabilondo le apasionan la lectura y la música. Pero por separado. No puede leer escuchando música ni viceversa. Sería como intentar seguir dos conversaciones distintas a la vez. También ama el silencio y la soledad. A sus 80 años continúa levantándose al filo de las seis de la mañana, por lo que sus jornadas son plenas.

Todo esto y mucho más lo contó en la última entrega de Milá vs. Milá, la más lustrosa con diferencia de las 6 con las que se ha cerrado definitivamente el programa. Iñaki Gabilondo está en otra onda, y cómo hubiese mejorado cualitativamente nuestro país de existir más figuras como él. En el terreno de la comunicación y en el de la madurez democrática en general.

Aunque no le faltaron arrestos para dar un tirón de orejas a sus compañeros de profesión cuando, siendo testigos de primera fila de cómo se estaba comportando Juan Carlos I, porque le seguían a sol y a sombra y se enteraban de todos sus movimientos, no fueron capaces de trazar una línea roja en el momento en que lo vieron rodeado de personajes del jaez de Mario Conde y muchos otros.

Iñaki Gabilondo habló de las redes sociales y los problemas que acarrean. No sólo el poner a disposición de los adolescentes pornografía pura y dura, sino una avalancha de oferta que los adultos que son incapaces de gestionar. Porque, como niños, lo quieren todo, el día sigue teniendo 24 horas, y no saben qué descartar.Habló de los dos amores de su vida. De la madre de sus tres hijos, que falleció tras siete años de cruel enfermedad, y de su actual mujer, Lola Carretero. En junio se trasladará a una playa de Menorca, el mismo día que su amigo Joan Manuel Serrat. Fueron sesenta minutos de televisión gourmet.

Del balance de las 18 entregas de Milá vs. Milá se pueden extraer algunas conclusiones. Primero, por parte del canal #0. Dado el bajón de calidad de sus contenidos, centrados en programas de humor donde Coronas y Eva Soriano son sus reyes, la propuesta de Mercedes Milá, primero con Scott y Milá y ahora con su programa de entrevistas, suponen una delicatesen y el único espacio de producción propia dirigido a quienes ya hemos rebasado el listón de los sesenta años.

Y segundo, cuesta entender que a TVE se le escapen productos del perfil de Milá vs. Milá cuando el 100% del material (salvo Queremos saber) está en la casa. Si a fecha de hoy la televisión pública produjese sus programas se podría entender. Teniendo en cuenta que salvo los informativos, tira de productoras privadas para todos sus formatos, es incomprensible que este Milá vs. Milá se le haya escapado. Está claro que el tándem David Moncasí-Milá ha llegado a un acuerdo muy ventajoso con Movistar.

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