Mucho cine
Visto y Oído
Hay que rascar mucho en la historia de TVE para encontrar cuatro noches ocupadas por cine de Hollywood. Ni en los tiempos del franquismo había tal delectación por las películas estadounidenses. Durante muchos años del monopolio como mucho había dos noches por semana, los martes y jueves. Y eran parcelas para grandes títulos clásicos de los años 30 a los 60... lo recordará Rosa María Mateo perfectamente.
La vocación del prime time de La 1 por tanto cine de palomitas y títulos vigoréxicos, lamentables emblemas reaccionarios, obedece a una alarmante falta de ideas. Es la táctica de una parrilla comercial que piensa sólo en el dato de audiencia y que elude así cualquier compromiso de servicio público. Si esto ocurriera en los tiempos más aznaristas se interpretaría como una estratagema para desvestir de contenidos la cadena pública y enviarla a la subasta de una privatización.
Pero no, estas noches huecas de la Primera Cadena le corresponden a la responsabilidad de una administradora única nombrada por Pedro Sánchez de la que todos creíamos más sagaz y capaz de mucho más además de baquetear los informativos y entregar Los desayunos al periodista más quejica.
Lo de La 1 no tiene nombre. Porque Rosa María Mateo tiene medios, mucho dinero y margen de libertad para demostrar que se puede hacer una televisión pública responsable, competitiva e incluso próxima. Pero no, es todo lo contrario. Siempre se ha dado por hecho que el PP no sabía hacer televisión pública. Pero el PSOE sanchista, tampoco. Aunque parte de la parrilla viniera hipotecada del antecesor no hay reacción. Ningún estreno propio de la nueva era siquiera puede presentarse por calidad y vocación.
Lo de Raquel Sánchez Silva no es mejor que lo de Cárdenas. Y aparte de costureros y cocineros ya contratados, con un OT traído del pasado, a la señora de La 1 no se le ocurre nada más que despachar en el horario más lucido cine de Hollywood y ese chundachunda de las canciones de otro tiempo. Caspa.
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