Oreja para Sánchez Vara y Venegas y destaca un gran toro de Saltillo

Sánchez Vara, en un pase de pecho en Las Ventas.
Sánchez Vara, en un pase de pecho en Las Ventas.
Javier López (Efe) / Madrid

14 de septiembre 2015 - 01:00

PLAZA DE LAS VENTAS Ganadería: Toros de Saltillo, muy bien presentados, serios y astifinos, encastados y de dispar juego. Destacó sobre todo el quinto. TOREROS: Sánchez Vara, silencio y oreja. Carlos Venegas, silencio y oreja. Marco Antonio Gómez, que confirmaba, silencio y silencio. INCIDENCIAS: Las Ventas. Un cuarto de entrada.

Una oreja cada uno pasearon los diestros Sánchez Vara y José Carlos Venegas en Las Ventas, en una interesante corrida de Saltillo en la que destacó un gran toro, el quinto, Viergado, un dechado de bravura, y también fue bueno el templado cuarto.

Lo que cambia una tarde cuando la bravura hace acto de presencia. Esa virtud fundamental para que el toro emocione con sus vibrantes y codiciosas embestidas, y, sin duda, el motor de la Fiesta. Sin bravura no hay espectáculo. Y en Madrid la hubo, y a raudales, gracias a Viergado, posiblemente el toro más bravo de la temporada en la primera plaza del mundo, lo que demuestra que lo de encastes minoritarios habría que revisarlo, porque lo que verdaderamente hay son toreros acomodados que rehúyen estas corridas para, quizás, no verse en entredicho y que su privilegiada posición no se vea amenazada.

De ahí que a los tres toreros haya que catalogarlos de héroes, pues tiene mérito venir a Madrid, en septiembre, con la siempre exigente corrida de Moreno de Silva, con la que, no obstante, salieron reforzados dos nombres: Sánchez Vara y José Carlos Venegas, que sorteó al ya afamado Viergado. Un animal que tomó tres varas y tuvo mucha transmisión y codicia en la muleta, bravo de verdad. Venegas plantó batalla con mucha decisión, muy firme, muy de verdad, y logrando pasajes de tremenda emoción por el pitón derecho, aunque no lograra templar las vibrantes acometidas del saltillo, que marcó el ritmo de una interesante faena.

El mérito de Venegas fue no afligirse nunca y llegar a los tendidos, que disfrutaron con él, pero, sobre todo, con las encastadas embestidas de Viergado, al que llegaron a pedir la vuelta al ruedo en el arrastre, que el presidente no concedió, después de sacar su pañuelo para concederle el trofeo al joven torero jienense. Su primero parecía que quería ir por abajo, pero su escaso motor y falta de casta le impidió romper, echándose incluso antes de montar la espada. Venegas estuvo firme, muy bien colocado, muy quieto y hasta extrayendo meritorios muletazos, dentro de una digna actuación.

Sánchez Vara lo intentó ante su ingrato primero. Con el otro, a base de oficio y técnica, logró aprovecharlo en una entonada labor sobre la mano diestra, donde se le vio muy seguro.

Al sevillano y confirmante Marco Antonio Gómez se le notaron los pocos contratos que lleva a sus espaldas para poder resolver ante el toro de ceremonia, un animal con nervio, aunque sin acabar de emplearse; y algo parecido con el sexto, con el que quiso y pudo.

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