GANADERÍA: Erales de Guardiola, en su conjunto de buena presentanción y juego. TOREROS: Eduardo Pereira, pinchazo y casi entera (palmas); Paco Velázquez, pinchazo y tres descabellos (silencio tras aviso). Borja Álvarez, dos pinchazos, estocada defectuosa y un descabello.(silencio tras aviso). Antonio Puerta, pinchazo hondo, estocada defectuosa, estocada y sesis descabellos (silencio tras dos avisos). David Martín, dos estocadas (silencio tras aviso). Dorian Paul, pinchazo hondo, estocada y descabello (silencio tras aviso). Incidencias: Plaza de la Maestranza. Noche del jueves 1 de septiembre. Un cuarto de entrada.
Saltó julio con una noche que derrotó a la misma yugular del termómetro. Una noche no apta para somnolientos. Y en la Maestranza, bajo sus coquetos arcos a la luz de la luna, comenzaba el primer paseíllo de las novilladas nocturnas envuelto en sueños, que tras lo visto puede quedar sólo en eso, en sueños inalcanzables. Porque la función se vistió de blanco, como novia olvidadiza en premios para seis noveles que dejaron escapar una oportunidad magnífica para el triunfo.
Únicamente destacó, por conocimientos, el alicantino Borja Álvarez, un chaval que tiene un buen corte y actuó en tercer lugar. Tuvo un gran novillo para el triunfo, humillador y repetidor. Álvarez dibujó dos verónicas y una media de calidad. También esbozó unas chicuelinas, rematadas con otra media maravillosa en un quite. La faena de muleta tuvo como mayor virtud la ligazón. El cierre, con unos bellos ayudados fue un buen broche a su obra, que emborronó con los aceros y por lo que perdió trofeo.
El resto del festejo se desenvolvió en tono menor. Abrió plaza el madrileño Eduardo Pereira, cuya labor estuvo envuelta en enganchones con un novillo manejable.
Paco Velázquez consiguió el mejor toreo al natural, con un animal con calidad, aunque sin fuerza. Corrió bien la mano, pero le faltó peso a la faena.
El murciano Antonio Puerta recibió al manejable cuarto con un par de largas cambiadas de rodillas -la primera a portagayola-. Su labor con la franela, que también inició de hinojos, fue a menos.
Mala impresión dejó David Martín. Nacido en la ciudad alemana de Attendorn, reside en Galapagar y es familiar de Victorino. Sumamente verde, vivió un calvario. Hasta cinco desarmes en una labor anodina con un astado manejable.
Y como cierre, el francés Dorian Paul toreó muy despegado y se perdió entre enganchones con un buen ejemplar.
Los novilleros no se pueden quejar ni del trato de un público que les alentó; ni de la banda de Tejera, que se arrancó alegremente en varias ocasiones, algunas sin merecimiento; ni muchos menos de una presidencia que perdonó varios avisos. Difícilmente tendrán una oportunidad tan boyante. El festejo quedó envuelto en más sombras que luces, debido a unas promesas sin apenas luz en la primera nocturna de este año en la Maestranza.
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