Territorio Lea Vicens

Toros

La rejoneadora francesa afincada en Hinojos junto a su cuadra de caballos es la gran triunfadora de las pasadas Colombinas y premio el Cabezo 2021

Territorio Lea Vicens
Territorio Lea Vicens / Gilberto Hernández
Paco Guerrero

07 de diciembre 2021 - 06:30

Hinojos/Hinojos marca un territorio singular para el rejoneo. Lea Vicens sabe que ese pinar frondoso que pone horizonte a la fortaleza donde guarda su vida privada encierra un tesoro: el de la libertad.

Esa libertad que le acerca y separa a voluntad de las portadas de Elle, Vogue, Hola, o de cualquier foro cultural a los que suelen invitarle.

Es inadmisible que un toro te tropiece un caballo por arriesgar sin sentido y además te den un aplauso

Esa libertad pactada como intimidad cuando las tardes de toros no están. Esa libertad necesitada para afrontar una lucha sin cuartel frente a lo más florido del escalafón de rejoneadores y no quedarse atrás.

Habíamos cerrado esta entrevista al mismo tiempo que su intervención en el Foro Taurino de Beas hace poco. Allí descubrió una mente ágil y brillante para hablar con limpieza de voz sobre temas candentes de una carrera y de su profesión. Esa que ahora le hace vivir en tierras onubenses. La misma que le trajo hace casi quince años desde Nimes, su casa.

La francesa cortó esa ultima tarde colombina de agosto dos orejas a uno de los mejores ejemplares de la corrida de Bohórquez. Es la triunfadora de la temporada en La Merced y ya lo ha hecho dos veces. Por supuesto que esta charla era con ella y aquí está.

Solucionar esta entrevista con un folio tatuado de preguntas previas hubiese resultado fácil pero no interesante. En realidad uno no sabe si lo que ha salido lo es, pero sí que había que afrontar ese riesgo frente a Lea.

Lea desprende cultura por encima de todo cuando opina. La hemos buscado en su territorio personal intentando descifrar un poco más como alguien con una carrera universitaria, licenciada en Biología, comienza a hacer historia en el rejoneo .

-Eres feliz?

–Sí.

–Qué necesitas para serlo?

–Acostarme cada día con ganas de levantarme al día siguiente haciendo lo que a mi me gusta.

–Y lo que te gusta debe ser vivir esta vida con tus caballos, el campo y las vivencias de la plaza, imagino.

–Es evidente. Estoy practicando lo que realmente me satisface en la vida y dedicarla al rejoneo es algo que me llena mucho.

–El último libro que has leído?

–Hace muy poco terminé de leer uno de un un filosofo llamado Raphaël Enthoven titulado El tiempo ganado (Le temps gagné/ Francia 2020).

-Viene bien para el toreo leer a los filósofos?

–Siempre es bueno que la gente lea. Leer te deja cultura.

–Qué te molesta más en la vida?

–Es una pregunta muy amplia, puedes centrar un poco la cuestión?...replica Lea y uno reformula la cuestión.

-¿De lo que te puedan hacer los demás, que te molesta más?

–La traición. Pero he logrado protegerme de esto. También las injusticias me molestan.

–Tu mayor defecto?

–Tengo muchos.

-El mayor?

–(Rie Lea) Sería un pecado reconocer mis defectos públicamente.

–Con la discordia del pecado de por medio la siguiente pregunta que le llega a Lea es sobre como maneja en su cabeza esa dualidad cielo e infierno.

–No manejo esos términos en mi cabeza (vuelve a sonreír la francesa ). Creo que lo principal es intentar ser buena persona en la vida y con los demás.

-Pero tu dices que para ser figura del rejoneo necesitas diez Puertas Grandes en Madrid y triunfar en Madrid es tocar el cielo.

–Tocar el cielo es un sentimiento muy religioso al final….

–O ambicioso

–Puede ser. Yo nunca he hablado de tocar el cielo simplemente he hablado de conseguir una meta con muchísimo sacrificio y dedicando una vida plena a esto. Ahí no hay milagros ni hay suerte; hay trabajo, dedicación, esfuerzos y valores, un reto…

-Desechas por completo la suerte. ¿No interviene para nada la suerte en una tarde frente al toro?.

–Yo no creo en la suerte, creo en los medios que uno se proponga para lograr una situación. Nunca he creído en la suerte ni en la mala suerte. Quizás hay momentos más propicios que otros, pero la suerte de por si no existe. Uno se fabrica la suerte, no la busca.

–La vida es una película. Cada vida en sí debe tener su argumento. ¿Diriges tu guión?.

–Yo lo dirijo, sí. Por lo menos lo intento.

-Pues estando como estamos con el cine cuéntame cual ha sido esa última película que has visto…

–Ha sido Esperando a Bojangles (En attendant Bojangles, París 2021). Una película fabulosa de un romance magnifico; un drama de amor basado en una novela que ha sido traducida en noventa y un país y me encantó.

–Donde la viste?

–En un festival de cine en Francia al cual estaba invitada.

–¿No triunfar es un drama?

–Sí. Sí, porque los triunfos te alegran la vida y yo trabajo cada día para realizar mi sueño viviendo una pasión pero la recompensa, también, además de vivir una vida feliz son los triunfos; eso te llena de alegría, de adrenalina.

-¿Hasta este punto de tu particular película, cual ha sido el punto culminante?

–Creo que en plazas quizás ha sido mi Puerta Grande en Madrid. Fue un momento extraordinario pero pienso que cada triunfo me da vida: Y no solo el triunfo sino buenos momentos en la plaza. Una banderilla, un quiebro con temple, cuando la gente se emociona...eso son triunfos. No te hablo de triunfos numéricos de orejas, que son importantes, te hablo de esa cosa tan especial de sentirse torero y fuera de lo común.

–Tus caballos son importantes. Son tus compañeros de viaje. La comunicación con ellos yo creo que debe rozar casi lo espiritual.

–Es un entendimiento que va más allá de la doma tradicional. Somos dos seres vivos comunicándonos. Sin nada místico, nada raro pero intenso. Mas que sentimientos es aprender una situación y anticiparla. Cuando tu anticipas lo que va a hacer un caballo al final te quitas de peleas con él. A eso se llega con la observación y estar con ellos mucho.

-¿Mucho cuanto es cada día?

–Todo el día, (dice Lea, mientras se sonríe).

–Sí que es mucho, porque si es así y no lo dudo, tu vida personal tiene que resentirse. Pienso…

–Estaría resentida si yo me privara de ella. No le estoy quitando de salir a mi vida personal porque tengo que montar. Yo estoy aquí porque me encanta; no es un sacrificio que me haya impuesto. Quizás en los primeros años sí que fuese un sacrificio que me indicó Don Ángel. Él me dijo siempre que para ser torero y figura tenía que centrarme al cien por cien en lo que hacía. En esos primeros meses me sentía forzada y no entendía, pero luego sola me di cuenta de que ese era el camino y que no había otro. Ha llegado ahora un momento en el que se ha hecho mi filosofía de vida y es mi prioridad absoluta.

-Con que edad llegaste aquí Lea?

–Con veintiún año, después de terminar mi estudios en Francia decidí ese año sabático.

–¿Me cuentas qué recuerdos te deja tu infancia? ¿Como era esa niña, tu familia, como la vivías?

–Siempre me han encantao los animales, de hecho pensaba que un día seria veterinaria y trabajar con ellos. Fue una etapa muy feliz, una familia que me ha querido mucho, siempre me han querido hacer feliz, teníamos mascotas en casa. Una infancia muy normal, una adolescencia normal con muchos amigos y una joven con una vida muy normal hasta llegar a terminar sus estudios y haciendo las cosas normales que hace una chica a cada edad.

-¿Tu familia?

–Mis padres eran profesores. Mi madre profesora de letras. En mi familia hay más gente intelectual que agrarios. Mi hermano es también profesor y mi hermana trabaja el mundo de la moda. Yo soy la más pequeña de los tres.

–Resulta que la más pequeña de los tres es la que emprende una apasionante relación con el rejoneo, lejos de la familia. ¿Como llegas a desembarcar en casa de los Peralta?

–Pues como comienzan mucha veces las cosas en la vida: de forma casual. Unas vacaciones, una invitación para montar a caballo en plan diversión. Don Ángel pensó que montaba bien y me ofrecieron un puesto de jinete con ellos. En un año me había mudado de Nímes a Sevilla y ahí empezó todo.

-Con el tiempo se va fraguando una cuadra de caballos, algunos se van quedando para detrás pero ese pilar que significa Bético siempre está ahí.

–Sí que es un pilar. Nos hicimos juntos porque lo compré de bebé cerrero con tres años y me puse a domarlo, a formarlo sin realmente saber ni yo ni él y nos hicimos ahí un pastel que al final aquí andamos toreando los dos y se ha convertido realmente en ese compañero impagable en los momentos difíciles de algunas tardes.

–Pues ninguno de esos ha sido en Huelva porque el balance suyo en La Merced es de dos de dos. ¿Que sensaciones deja esa plaza?

–Bonitas, la verdad. Bonito también el escenario y bonita la afición porque sabe del caballo. Público portugués en el tendido y mucha gente con caballos. Me siento fenomenal en Huelva.

-Machismo o feminismo, ¿permite elegir entre alguno?

–Pues no, porque ninguno me gusta. Son extremos y no me gusta ninguna opción extrema.

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