Camuñas se disfrazó de 'rifle' Pandiani
El ex xerecista marcó, acabó con la ilusión de una afición que le adora y no le olvida y amargó el estreno a Gorosito
Chapín se preparó ayer para vivir una tarde histórica pero la jornada tuvo el mismo triste final de casi siempre. La lluvia que cayó en la recta final del encuentro bien pudieron ser las lágrimas que derramaron algunos buenos aficionados xerecistas cuando el ex azulino Javier Camuñas apuntilló al que fue su equipo durante tres temporadas, firmó el 1-2 y, como consecuencia, una nueva derrota del Xerez.
El mediapunta madrileño no había marcado esta temporada y lo tuvo que hacer en Chapín. Pidió perdón, los seguidores lo supieron valorar con una gran ovación cuando le sustituyeron pero su 'puñal' fue directo al corazón de un equipo roto, que ha cerrado la primera vuelta con ocho puntos.
'Camu', que ha crecido como jugador tras su paso por el Recre, volvió a demostrar su calidad y que sigue siendo el más listo de la clase. Estuvo en el lugar adecuado en el momento oportuno e hizo de Pandiani a falta de siete minutos para el final, cuando ya no había tiempo para reaccionar...
Federico Souza se estrenaba como presidente en un encuentro, Federico Lussenhoff se dejaba ver por el palco, Gorosito derrochaba optimismo antes del encuentro y la afición estaba entregada al técnico... Pero una vez que arrancó el partido, los seguidores se dieron cuenta de que una cosa son las buenas intenciones y otras las realidades fuera y dentro del terreno de juego.
En apenas nueve minutos apareció Monreal para devolver a la cruda realidad a un cuadro azulino que salió enchufado y con ganas de dar una alegría a su maltratada afición, una parroquia que animó como nunca y que tuvo al argentino en el punto de mira.
El ambiente no decayó en Chapín y alcanzó su máxima expresión cuando Mario Bermejo culminó con un gran remate de cabeza una jugada casi de Play-Station en la que intervinieron Momo, Carlos Calvo y Álex Bergantiños. Con el gol del cántabro, los jugadores se volvieron locos, el banquillo se desmelenó, en el palco la celebración fue más comedida y la grada, falta de alegrías, rugió como un nunca...
Con ilusiones renovadas y con un Osasuna menos firme que el principio, todos pensaban que se cumpliría el dicho de 'a entrenador nuevo, victoria segura'.
Todo era demasiado bonito para ser verdad. Llegó la fase final de la segunda parte, aparecieron los fantasmas de siempre y el equipo volvió a tener las lagunas defensivas de siempre. En esas, apareció Camuñas y dejó las cosas en el mismo lugar de siempre.
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