En Jerez, el que no toca no ve
El borde del área
ESCLAVO de sus palabras. Así está -ahora más que nunca- Joaquín, que repite que antes pierde él su casa que Rafa la suya. En el entierro de su padre -el de Morales- ya se lo dijo a Verdú y nada más que por respeto a los mayores, esa promesa hecha en el sepelio debería haber cristalizado con su firma la pasada semana, antes de que acabara el plazo de alegaciones. Total, si iba a firmar ayer ¿Por qué no hacerlo una semana antes? La sombra de Tebas es alargada, pero espero que la promesa no sea un brindis al sol -y una maniobra del letrado- ante la opinión pública de fuera de Jerez, porque en esta ciudad cada vez tiene más complicado convencer a alguien, y si lo hace será con hechos, no con palabras. En Jerez, el que no toca no ve. Y ahora más que nunca.
En efecto, el movimiento se demuestra andando y Joaquín debe cumplir su promesa y debe cumplir con Verdú. Rafa no se merece lo que está pasando, aunque más de uno le advirtiera en su momento del riesgo.
Hoy debe llegar el escrito, copia o lo que sea de la notaría a la que Joaquín iba a enviar ayer el escrito eximiendo a Verdú de cualquier responsabilidad económica, porque hasta Tebas sabe que no la tuvo. Joaquín lo ha prometido y como el movimiento se demuestra andando, las palabras no sirven de nada sin los hechos, y más en un asunto de posible desahucio. Es más, si por lo que fuera la Tesorería no aceptase el escrito por estar fuera de plazo, Joaquín ha quedado comprometido a buscar una solución para Verdú. Las promesas hay que cumplirlas, aunque sólo sea porque en esta ocasión al que se lo ha prometido se lo merece. Por eso y porque si alguien tiene la culpa de no pagar a la Seguridad Social, ese es Morales, nunca Rafa Verdú.
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