Una de las novedades xerecistas en Málaga puede ser la presencia de Míchel. El delantero no se lo quiere creer todavía, pero tiene muchas esperanzas en ser el sustituto de Mario Bermejo en La Rosaleda.

“Siempre es una alegría ver que tienes opciones de jugar, pero queda mucha semana por delante y no me lo quiero creer. Estoy cómodo y con muchas ganas de jugar, aunque es triste tener que entrar por la sanción de un compañero que estaba haciendo muy bien las cosas”, decía tras el entrenamiento de ayer.

Ha pasado en la presente campaña por una situación bastante complicada en la parte profesional y no tiene el menor reparo en reconocerlo:“Me está pasando factura todo lo que me ha pasado en el último año y medio con la secretaría técnica anterior. Ahora me siento un jugador más, que se respeta mi trabajo y eso es muy importante para un profesional. Yo nunca he bajado los brazos y daré el máximo siempre que el equipo me necesite. Cuando llegó Gorosito estaba jugando Mario y es normal que siguiera”.

Míchel considera que el equipo debe hacer olvidar cuanto antes la imagen ofrecida recientemente y no se da por vencido en la lucha por lograr la permanencia:“Hasta que no sea imposible no vamos a tirar la toalla. Mientras haya vida, hay esperanza. La imagen del primer tiempo en La Coruña y del partido del otro día no fue buena y nos ha hecho daño. La parte positiva del partido contra el Espanyol es que, jugando muy mal, conseguimos un punto y eso es importante. Va a ser muy complicado sacar algo en Málaga porque ellos están en un gran momento, pero es un buen sitio para empezar a ganar y para iniciar una buena racha de resultados. Iremos con ilusión y con nuestras armas para conseguir los tres puntos. El Málaga también estaba abajo hace algunos partidos y después de coger una buena dinámica han salido de ahí. ¿Por qué no podemos hacerlo nosotros?”.