El día que Alfredo di Stéfano pasó por el Domecq

Uno de los mejores jugadores de todos los tiempos no llegó a pisar el estadio jerezano como futbolista pero sí como entrenador del Valencia

D. Sánchez Jerez

21 de julio 2014 - 05:02

Alfredo di Stéfano, el jugador más determinante de la historia del Real Madrid, para muchos el futbolista más completo que haya existido y considerado uno de los cinco grandes de todos los tiempos, nunca pisó el Municipal de Domecq vestido de corto pero sí se sentó en el banquillo del equipo visitante en una ocasión. El 21 de septiembre de 1986, el Valencia, que unos meses antes había descendido a Segunda División, llegaba al desaparecido estadio como líder invicto de la categoría de plata.

Di Stéfano había aterrizado en el banquillo ché al final de la temporada anterior en un intento vano de la directiva valencianista por evitar el descenso, acordándose del técnico que 15 años antes le dio su cuarto campeonato liguero y 6 antes la Recopa de Europa. El técnico hispano-argentino siguió al frente del Valencia en Segunda, regresando esa misma temporada a Primera División. Era la quinta jornada de Liga y el equipo de la ciudad del Turia llegaba a Jerez no sólo invicto sino contando todos sus partidos por victoria: 1-0 al Málaga, 0-1 al Figueras, 1-2 al Castilla y 3-2 al Celta. En Domecq esperaba el Xerez CD. Fue la famosísima temporada de los 22 puntos y 22 negativos en la que los azulinos, aun siendo colistas, no descendieron a Segunda B gracias a que la categoría se amplió de 18 a 20 equipos.

El Xerez había logrado el ascenso la temporada anterior de la mano de Moncho. El técnico asturiano continuó en el banquillo y tras ganar en la primera jornada al Recreativo de Huelva (2-0), los azulinos encadenaron tres derrotas consecutivas ante Logroñés (2-0), Málaga (1-2) y Figueras (3-0). Pero el Xerez plantó cara y el Valencia se dejó el primer punto de la temporada. Empate sin goles al final de los 90 minutos. El Xerez formó aquel día con Osma, Rivas, Valencia, Perdigones, Bernal, Pozo, Queco, Torres, Flores, Verde y Adolfo. Poyatos sustituyó tras el descanso a Pozo y Ermen 'Pantera' Benítez entró por Queco en el minuto 57'. Por su parte, el Valencia jugó de inicio con Serna, Quique Sánchez Flores, Arias, Revert, Giner, Bossio, Subirats, Fernando, Ferrando, Sánchez Torres y Montes. Juárez entró por Subirats en el 66' y Jon García por Fernando en el 87'. Yuste González dirigió el encuentro, amonestando únicamente a Valencia.

Como era de esperar, Domecq registró un lleno casi total y la recaudación fue de cinco millones doscientas mil pesetas. El partido tuvo poca historia. El planteamiento de Moncho en la primera parte consistió en anular la vía de ataque de un Valencia que se mostró romo y que no dio sensación de peligro salvo en una jugada, avanzada la primera mitad, de Quique Sánchez Flores, según relata la crónica que Jiménez Laz publicó en este Diario. En la segunda, la entrada de Poyatos y 'Pantera' Benítez dieron más mordiente al ataque jerezano. La jugada clave la protagonizó el 'Poni' Adolfo, cuando mediada la segunda parte se internó en el área y prefirió chutar a portería en lugar de dar el pase a Benítez, que se encontraba solo para embocar, malográndose la ocasión.

Arturo Tuzón, el histórico presidente del Valencia, resumió así la primera parte: "Al fútbol del Valencia le ha faltado ambición en esta primera fase del partido. El planteamiento de los entrenadores no se debe discutir, pero también tengo el mío y es muy simple: que le echen garra y ganas de ganar". Tras el partido, más de lo mismo: "No cambió casi nada. En los últimos diez minutos quizá apretamos pero insisto en que ha faltado ambición. En el fútbol, aunque sea una frase hecha, no hay enemigo pequeño y el Xerez se defendió muy bien e incluso ha tenido una oportunidad clarísima. Sacar un punto es bueno, pero hay que aspirar a más", concluyó tras lamentar la baja de Alcañiz, su hombre gol.

Por el contrario, Alfredo di Stéfano, no estaba en nada de acuerdo con su presidente. "Hemos controlado muy bien a los jugadores del Xerez y les hemos privado de intentar cualquier tentativa de hacernos gol", dijo a la conclusión del choque el genio de Barracas. "El Valencia es el único equipo que ha dispuesto de ocasiones para marcar, como el cabezazo al poste". En cierta ocasión, el exfutbolista del Real Madrid dijo que un partido sin goles es como un domingo sin sol. En Jerez vino a decir lo mismo: "El fútbol es un acierto de los individuos en el sentido del gol y hoy no se ha conquistado ninguno". De aquel Xerez dijo: "Es un poco bisoño. Tiene hombres que juegan muy bien, pero en general lo hacen un poco nerviosos y descontrolados, con algunas pelotas mal entregadas. Hablo por lo que podido ver esta tarde en el partido".

Aquel Valencia pasó sin pena ni gloria por Domecq de la mano de un Alfredo di Stéfano que no volvería a visitar más el banquillo de aquel vetusto estadio ni tampoco posteriormente de Chapín. Los ché regresaron a Primera, el Xerez se mantuvo en Segunda de milagro y Di Stéfano fue destituido al año siguiente, ya en la máxima categoría. Tuvo dos experiencias más en los banquillos. En Boca, al que había hecho campeón años atrás (también a River) se encontró un club "roído por dentro", según manifestó a Alfredo Relaño y Enrique Ortego en su biografía 'Gracias, vieja'. "Nunca he conocido una hinchada tan noble, capaz de dar tanto a cambio de tan poco", dijo de Boca. Por último, regresó al Real Madrid de forma interina en la 90-91. Destituyeron a Toshack y formó tándem con José Antonio Camacho. Subieron a Alfonso pero la eliminación en la Copa de Europa de la mano del Spartak de Moscú precipitó el adiós. "No es lo mismo entrenar que jugar. Si entrenás tenés que pensar por los demás. Sos como la gallina y los pollitos. La alegría no es propia, sino de los otros. Los logros no son los propios, son los logros de los otros. Vos festejás como jugador porque tenés una alegría propia. Como entrenador, te alegrás por la alegría de los demás: de los muchachos, de la afición... Pero no es la misma alegría. Y como entrenador estás indefenso. Sin los jugadores, no sos nada. Si no son buenos, no sos nada. Es muy difícil manejar treinta muchachos. Ser técnico es lo más difícil del mundo. Y si hay que echar a uno, pues no hay duda. Siempre echan a este. Siempre es el culpable. El que diga que le gusta ser entrenador miente. Sos entrenador porque no podés ser futbolista". Genio y figura.

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