José Pérez Herrera | Entrenador del Xerez DFC

"Ha sido golpe muy duro, la ansiedad y la frustración nos fueron bloqueando"

  • El técnico admite: "Entendemos el enfado de la afición, la imagen en la segunda parte no fue la idónea, pero la necesitamos para levantarnos"

Pérez Herrera, serio en la banda con las ocasiones falladas por su equipo.

Pérez Herrera, serio en la banda con las ocasiones falladas por su equipo. / Pascual

José Pérez Herrera, entrenador del Xerez DFC, no ocultó su decepción tras encajar ante el Antoniano la segunda derrota consecutiva de la temporada en Chapín. Lamentó la falta de gol pese a las ocasiones que su equipo volvió a generar, lo caro que pagan los errores defensivos, admite que el vestuario está "fastidiado", que todo se debe al plano anímico y pide apoyo a la afición para salir juntos de esta, aunque entiende que esté enfadada.

–¿Qué valoración hace de la derrota?

–Ha sido un golpe duro, un golpe anímico importante. Además, se iba viendo con el paso de los minutos, poco a poco íbamos entrando en una fase de frustración, de ansiedad, que nos iba bloqueando. Ha sido una pena porque en la primera parte generamos ocasiones suficientes una vez más para habernos puesto por delante y habernos quitado esa presión y esa losa que tenemos encima como consecuencia de los últimos resultados.

–La segunda parte fue muy espesa...

–Con los cambios intentábamos aprovechar los centros laterales con un segundo delantero pero no llegó el gol. El efecto fue el contrario, nos atascamos y nos la faltó fluidez de la primera mitad. Eso nos generó  ansiedad, también por la forma de jugar del rival, que intentaba que no se jugase, que se perdiera tiempo y consiguieron sacarle partido a sus armas. Y, para colmo, aprovecharon un error nuestro para adelantarse cuando apenas estaban generando ocasiones.

"Estábamos como pollos sin cabeza, es un factor anímico y hay que buscar que el equipo crea"

–¿Qué pasó en esos segundos cuarenta y cinco minutos?

–Jugamos más con corazón que cabeza pero siempre teniendo en cuenta que el equipo lo quiere dar todo. Estábamos como pollos sin cabeza porque generas, generas, generas, no aciertas y te vas desesperando. No fuimos lo suficientemente fuertes como para mantener la seguridad y la tranquilidad de la primera parte y de otros partidos. Al final, se achacará todo a que si la preparación física, que si a los cambios... Es más un factor anímico, tenemos que buscar un punto de inflexión para cambiarlo, hay que buscar que el equipo termine creyendo y confiando en el que trabajo que se está haciendo va a dar sus frutos... Si la primera de Beni entra en lugar de dar en el palo o la de Manu Baeza o Javilillo entran todo hubiese sido diferente. Estamos en esa dinámica de no acertar a pesar de que insistimos en el campo rival y asediamos el área del contrario. Para cambiarlo, lo único que podemos hacer es trabajar y seguir insistiendo porque somos los mismos que empezamos en pretemporada, generamos ilusión y somos capaces de hacerlo.

–¿Le está pesando en exceso al equipo la presión por la falta de gol?

–La mente manda y nosotros tenemos que aprender a controlar esos miedos. Son fantasmas que van apareciendo y se convierten en malos pensamientos al comprobar que las primeras ocasiones no entran. Piensas otra vez lo mismo, otra vez lo mismo... Al final, lo que piensas se atrae. Desde el cuerpo técnico también tenemos que trabajar ese aspecto psicológico y anímico, no podemos dejarnos llevar por los fantasmas ni por los pensamientos negativos. Hay que mejorar eso porque rivales que, en principio, son inferiores te generan peligro y tienen más porcentaje de acierto. El Antoniano ha tenido dos o tres y ha acertado y nosotros seis o siete y no marcamos. La afición nos va a pedir resultados y no hay otra.

"Estoy fastidiado por los jugadores, nos vamos con la cara partida y su trabajo semanal es de diez"

–Además de la falta de gol, cualquier error atrás les penaliza al máximo...

–Estamos en esa dinámica. Generamos y nos esforzamos para tener las ocasiones necesarias para marcar y no lo logramos y en un error o dos, el rival lo aprovecha a la perfección. El gol llegó en una toma de decisión en una zona peligrosa pero en otra situación no acaba en gol. Hay que seguir trabajando y seguir creyendo en este equipo porque el trabajo semanal que hace es tremendo y me siento orgulloso de los jugadores. Si estoy fastidiado es por ellos, que no merecen el castigo. El vestuario está bastante fastidiado y me duele que lo sufran porque el trabajo de la semana es impresionante, es de diez, y nos vamos con la cara partida.

–¿Es mayor la presión ahora de cara al partido del Conil?

–Partidos así te desgastan pero tengo experiencia en este tipo de situaciones, no es la primera vez que me pasa. Eso me ha sucedido en otros equipos y lo superamos. La única forma de salir de esto es insistiendo, el trabajo es bueno porque en otros momentos ha dado resultados. Tenemos que intentar que la gente de arriba se encuentre consigo misma y se quite ese lastre y esa negatividad que ahora mismo tiene. Hay que estar juntos porque en los momentos difíciles es cuando más unidos y fuertes tenemos que estar. Normalmente, no suelo hablar después de los partidos en el vestuario pero hoy era un día para hacerlo, tenemos que levantarnos porque el  miércoles ya está ahí y no podemos darle más vueltas a este partido, llegaríamos desgastados. Hay que levantarse cuanto antes para afrontar la semana con fuerza y seguir adelante.

–¿Qué mensaje le lanza a la afición  después de la derrota?

–Entiendo que esté frustrada porque todos estamos igual. Te entran ganas de buscar culpa culpables, de personalizar, de dar nombres pero es injusto. Estamos todos en el mismo barco y lo único que no queda es tener tranquilidad, confiar en los chavales y en que esto se va a levantar. Entendemos que estén fastidiados y jodidos porque la imagen en la segunda parte no fue la idónea pero no es por la intencionalidad de no querer trabajar o correr. Los chavales querían estar bien pero, a veces, por circunstancias mentales no se logra. Ahora mismo, estamos en un estado anímico que no nos está acompañando y eso tenemos que levantarlo entre todos y necesitamos de ellos, aunque entendemos que estén enfadados porque todos los estamos en cierta manera.

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