Xerez DFC-Ciudad de Lucena | Crónica

Un buen resultado vale para maquillar un encuentro desconcertante (2-0)

  • Dos goles de Adrián Gallardo, uno al cuarto de hora y otro en el descuento, dan el triunfo a los azulinos ante un rival que juega con diez más de una hora

Adrián Gallardo celebra su segundo gol al Ciudad de Lucena en el descuento.

Adrián Gallardo celebra su segundo gol al Ciudad de Lucena en el descuento. / Vanesa Lobo

El Xerez DFC se impuso al Ciudad de Lucena gracias a dos goles de Adrián Gallardo, el primero en el minuto 16 de penalti y segundo en el descuento con Chapín pidiendo la hora. Los azulinos no tuvieron una buena tarde y lo mejor de un partido desconcertante, especialmente en la segunda mitad, fue el resultado.

El equipo de García Tébar, que movió el once respecto al de Córdoba apostando por Jorge Herrero y Khalok en lugar Álex Colorado y Heredia, jugó con diez más de una hora por la expulsión de Curro Pérez a los 22 minutos y le costó muchísimo doblegar a un rival con buen trato de balón, que supo mantenerse con vida y al que le faltó mordiente para hacer daño. 

Los tres puntos, lo verdaderamente importante, dejan a los xerecistas octavos, pero ahora a sólo tres del Córdoba B y Ceuta, que son tercero y cuarto, respectivamente, con los mismos 59 puntos, por los 56 puntos del Xerez DFC.

El partido arrancó eléctrico, con un Xerez DFC que sabía que con los resultados que se habían dado en los partidos de sus rivales directos, no podía dejar pasar la oportunidad de ganar. Diego puso a prueba de volea los reflejos de Flere (2') y luego le tocó el turno a los azulinos, que apretaron el acelerador tras el susto. Al cuarto de hora, un mal despeje de la defensa al portero lo aprovechó Bello para centrar pero Molero despejó la pelota antes de que Adrián Gallardo rematase.

Justo después, el penalti. Unas manos de Curro Pérez en el área tras una imprecisión de la defensa visitante terminaron en gol de Adrián Gallardo (16'). El central lucentino no tuvo suerte, en el 22', vio la segunda amarilla y dejó a su equipo con diez por empujar a Adrián Gallardo en el borde del área.

Lo más complicado estaba hecho. Abrir la lata, serenar los nervios y controlar ante un rival con diez que también sacó del campo a uno de los futbolistas que mejor lo estaban haciendo en la medular, Diego.

Los azulinos jugaban sus mejores minutos y perdonaron la sentencia a la media hora, cuando Bello se marchó de su par pegado a la banda, centró al borde del área, y Molero repele el tiro de Adrián Gallardo. En el 36', otro buen centro de Bello con cambio de orientación a Khalok no terminó en gol de milagro. El remate del extremo zurdo se marchó rozando el palo derecho del portero. 

Si la primera parte fue buena, la segunda dejó bastante que desear. Aparecieron las imprecisiones, el agotamiento físico por el desgaste en los encuentros ante Algeciras y Córdoba B, la tensión y la angustia de una grada que pitaba igual que animaba. 

Nada más empezar el segundo acto, una falta desde unos 30 metros botada por Mario la tuvo que atrapar Flere arriba. El Ciudad de Lucena aguantaba el tipo ante un equipo que no terminaba de cerrar el encuentro. Javi Casares, en dos ocasiones, lo intentó. Primero (56') con un tiro que se marchó fuera por poco y luego con un disparo desde la frontal que atajó Molero abajo (62').

El crono corría a favor de los visitantes, que no generaban peligro pero tampoco pasaban demasiados apuros y la mínima renta en contra les mantenía vivos. En el minuto 70, Robin Lafarge tuvo que cortar una contra de León y mandar el balón a saque de esquina.

El enfado de García Tébar con los suyos crecía a medida que se acercaba el final y lo expresó lanzando una botella al suelo que acabó dentro del campo. El Ciudad de Lucena lo intentaba más con posesión que con efectividad y los nervios aparecían.

La grada comenzó a pedir la hora cuando no se había cumplido ni el minuto noventa. En el descuento, Flere tuvo que responder para detener un buen disparo de León y con el rival volcado, Adrián Gallardo anotó desde casi el centro del campo el gol de la tranquilidad a puerta vacía (95'). No hubo tiempo ni para sacar de centro.  

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