Navidad

La Nochebuena, según Lola Flores

  • La jerezana se acerca, primero en el cine pero con mucha más consistencia en su discografía, a la Navidad de Jerez, con un amplio repertorio de coplillas tradicionales

Portada de uno de los discos de villancicos de Lola Flores.

Portada de uno de los discos de villancicos de Lola Flores. / Centro Andaluz de Documentación del Flamenco

La Nochebuena es ese momento del año, queramos o no, que nos evoca esa arcadia feliz que fue nuestra infancia, un ejercicio de nostalgia impuesta que no todo el mundo desea, pero al que inexorablemente acudimos.

Dentro de esa memoria sobre la que construimos nuestra imagen de la Nochebuena está, sin duda, Lola Flores, que supo desde sus inicios transmitir su particular manera de entender las fiestas que ella vivió en su barrio de San Miguel. Solo basta recorrer su ingente discografía para comprobar que deja a las claras cómo sus coplas de Nochebuena fueron deudoras del repertorio de la zambomba.

Cartel de la película 'Martingala'. Cartel de la película 'Martingala'.

Cartel de la película 'Martingala'.

En su película Martíngala (1939), podemos ver a Lola en una zambomba teatralizada donde además de cantar por Nochebuena, baila. De hecho, en esa misma cinta hallamos dos villancicos más, uno interpretado por Pepe Marchena con la melodía de los ‘Los caminos se hicieron’, y alguien que desconocemos hasta ahora canta ‘Las calles de San Francisco’.

La teatralización de la Nochebuena en la filmografía española de posguerra fue muy recurrente, el hambre y los cantos de nochebuena sirvieron de fondo para la trama argumental.

La discografía de Nochebuena de Lola también acude a estos argumentos tan enraizados en nuestra Nochebuena: el comensalismo y los villancicos. En cuatro coplas de Nochebuena aparece un pollo, en su disco ‘El pollito en la cazuela’ donde canta hasta tres villancicos en el mismo corte: ‘El robo de la gallina’ ,‘Vistiendo al pollo’ y ‘Arandillo’.

Portada de Lola en la revista Primer Plano en 1958. Portada de Lola en la revista Primer Plano en 1958.

Portada de Lola en la revista Primer Plano en 1958. / Centro Andaluz de Documentación del Flamenco

Lola era una interprete que tuvo que forzar mucho su voz a lo largo de su vida, su huella sonora la delata, ya que cantar copla y al mismo tiempo dramatizarla, suponía mucho esfuerzo, un medio para no agotar sus capacidades fue incorporar canciones con parlatos, en aire de tanguillo, por una parte descansaba y por otro, desdramatizaba. De esos tanguillos nos regaló el disco ‘La suerte del pollo’ que se componía de dos piezas , en la primera parte en clave humorística hace una rifa y en la segunda canta ‘Vistiendo al pollo’.

En sus tanguillos ‘El pollo perdido’ relata la historia de la distracción de un pollo, culpando por ello a una pobre gitana. De la pluma de Quintero, León y Quiroga, salió ‘Mi abuelita tenía un pollito’, con su famoso estribillo 'kikiricuando'.A la figura de la abuela se recurrirá otra vez en el gracioso y jerezano ‘Tanguillo de la abuelita’, escrito al alimón por la propia Lola y por el isleño Luis Gómez.

Otro personaje navideño que se ha integrado en nuestro imaginario estético y musical es el tanguillo de la lotera ‘Catalina Fernández’, que en su cháchara hace un relato copioso de sus desventuras para vender unos décimos de lotería. De lo “esmayaita” que se encuentra, fruto de ese ayuno constante, nos regala un amplio repertorio de viandas y productos gastronómicos.

Lola suele acudir al popurrí navideño, como hace en su disco ‘La niña de los faroles’, donde recurre a un tema profano ‘Debajo del alero de tu tejao’, con su estribillo ¡ay, amor, ay amante”, y cuya melodía es la de “Debajo de la hoja”, encadenando con una nana de corte navideño y finalizando con los primeros versos de ‘Una pandereta suena’. Curiosamente, estos dos últimos serán objeto de repetición en otro disco, pero acompañado por El Pescailla con inclusión de rumba.

En su ‘Romance la luna luna’, de Lorca, también incluye fragmentos del estribillo ¡ ay, amor, ay amante! .

El repertorio de temática navideña está presente en su obra con ‘Camino de Gloria’ , nombre que se le dio al ‘Villancico del Gloria’ (El mesonero egoísta), también registró ‘Iban Caminando’ (La huida a Egipto) y con el título de ‘Aires Navideños Jerezanos’ graba ‘La virgen se está peinando’ (Soledades de la Virgen) cuyo estribillo ¡Beben y vuelven a beber” ya ha experimentado un proceso de tradicionalización. Manolo Caracol lo retomó en una grabación familiar que denominó ‘La nochebuena de Jerez’.

Lola, en la revista Triunfo, en la Navidad de 1951. Lola, en la revista Triunfo, en la Navidad de 1951.

Lola, en la revista Triunfo, en la Navidad de 1951. / Centro Andaluz de Documentación del Flamenco

En su disco ‘Me importa muy poquitito’ hace uso de la melodía de ‘Vecinita, vecinita’ (El robo de la gallina) para cantar la ‘La Noche de Nochebuena’. Un clásico en el universo de La Faraona es “Con mi borriquillo”, de claro aire gaditano con su característico trabalenguas, todo un reto articulatorio vocal por su rapidez.

En su disco ‘Canciones mañaneras’ interpreta ‘Despierta y no duermas más’, una de las pocas toreras que quedan en el repertorio jerezano que remata con unos tangos.Una muestra fehaciente de que Arcos también tiene mucho que decir en esto de la Zambomba, es que Lola graba como ‘Villancico de Arcos’ una versión de ‘Ventana sobre ventana’, canción seriada, acumulativa y de aires toreros con estribillo del ‘Despierta y no duermas más’.

Los cantos campanilleros han tenido una amplia difusión gracias a Manuel Torre y La Niña de la Puebla, pero también la jerezana también los incorporó a su repertorio con el título de ‘En la noche de la Nochebuena’.

En un alarde de geografía excluyente, Lola registra ‘Jerezana’, en el que interpreta dos coplas de nuestra zambomba ‘Calle de San Francisco’, que en los años treinta ya fue grabada por La Argentinita , y la canción de quintos ‘Qué bonito está un soldado’.

En suma, el repertorio de la jerezana se presenta siempre fragmentado, los textos suelen ir encadenados donde lo profano y lo religioso convive de manera natural. En la voz de Lola se distinguen cuatro fases, siendo las dos primeras las más interesantes y menos castigadas, cuya huella sonora nos ofrece un perfil vocal rico en matices y de agradable vibrato en la que los recursos y estilemas propios del universo flamenco son ejecutados sin menoscabo. Sin embargo, debido a la influencia de los medios de comunicación, el tipo de voz de Lola que más resuena en nuestra memoria es la de su tercera fase, la de principios de los setenta, más oscura y apagada.

La voz de Lola Flores, junto con la de La Paquera, han acompañado nuestra Nochebuena, sin ellas sería difícil entender el repertorio de la Nochebuena de Jerez, una gavilla de coplas que desvelan a todas luces cómo vivimos los bajo andaluces este período del año.

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