Así Canta Jerez en Navidad

La sinfónica navideña de Santiago

Una imagen de todo el grupo, el sábado en el Villamarta.

Una imagen de todo el grupo, el sábado en el Villamarta. / Vanesa Lobo

El fenómeno ‘Así Canta Jerez en Navidad’ no es cosa de redes sociales, ni siquiera de los medios, es una realidad, como quedó patente el sábado en el TeatroVillamarta. Sin entradas desde hace casi dos meses, el grupo de 25 personas que lidera Luis de Perikín se ha convertido en una especie de orquesta sinfónica de la Navidad, una orquesta sinfónica que lleva copyright, el barrio de Santiago.

Y es que detrás de los tirantes, de esa pequeña tripa y esa cara de niño se esconde el menor de los niños de Perikín, Poke para los amigos, un músico revolucionario con mucha personalidad y que hoy por hoy ha conseguido traspasar fronteras que hasta ahora sólo habían sido capaces de hacerlo Manuel Fernández Molina ‘Parrilla de Jerez’ y Fernando Terremoto hijo. Su trabajo sonoro ha logrado calar entre un público variopinto, compuesto, como pudimos observar el sábado en el teatro, no sólo por las generaciones más recientes, sino también por gente de mayor edad.

El secreto del éxito, evidentemente, está en el enorme trabajo realizado con este grupo de selectas voces, voces que como conjunto suenan como solo una, y en unos arreglos al nivel de los mejores. Si a todo le añadimos el talento de Jerez, ese inagotable caudal cuando hablamos de flamenco, el desparpajo de la juventud y su capacidad para conectar con el público, el resultado es ‘Así Canta Jerez en Navidad’.

Manuela de Perikín y su hermano Luis, en el teatro. Manuela de Perikín y su hermano Luis, en el teatro.

Manuela de Perikín y su hermano Luis, en el teatro. / Vanesa Lobo

Por segundo año consecutivo, los niños y niñas de Santiago, como popularmente se le conocen, aterrizaron en el Villamarta para cantar a la Navidad, esta vez con la excusa de presentar su segundo disco.

Fueron dos horas intensas, dos horas desglosadas en una primera parte impecable, exquisita y difícilmente repetible, y una segunda, más centrada en el aire festero, y sobre todo al final, mucho más caótica y anárquica. En mi opinión, hubo mucha diferencia entre la primera y la segunda parte, es decir, a la estructuración del espectáculo le sobró el descanso, pues perfectamente se pudo enlazar todo sin necesidad de hacer un parón que enfrió al público.

Pero al margen de todo, si por algo destacó el montaje, fue por su directo. No es fácil llevar un disco grabado en un estudio al directo, y aunque pueda parecer exagerado, hubo temas que sonaron mejor en directo que en el propio disco. Cosas de los duendes.

Así, el villancico ‘Mazapán’ con el que abrieron el espectáculo fue el mejor ejemplo de ello, una sensación de aire fresco mezclado con dulzura y un dominio de las voces excelso. Fanía Zarzana, Manuela y Dolores de Perikín, Felipa del Moreno, Ana Parilla, Manuela Fernández, La Junkera, Rocío Valencia, La Junkerita y Antonia Pantoja sonaron como una verdadera coral sinfónica, equilibrando cada estrofa y con una ejecución perfecta.

Maloko Soto, junto a Nono de Perikín y Joselete. Maloko Soto, junto a Nono de Perikín y Joselete.

Maloko Soto, junto a Nono de Perikín y Joselete. / Vanesa Lobo

Este villancico popular, denominado originalmente ‘El Churumbel’, e interpretado en épocas anteriores por artistas como Luisa de Córdoba o Pepa Flores, lo ha adaptado Luis de Perikín hasta dotarlo de un aire flamenco inmejorable. El público respondió a lo grande.

Sin tiempo para reaccionar ante tanta potencia cantaora, el propio Luis de Perikín y su hermana Manuela interpretaron un villancico de creación propia, La samaritana, incluida en este segundo disco.

De dos a cinco, pues por la escena asomaron entonces Joselete, José de la Melchora, MalokoSoto, Manuel de Cantarote y Nono de Perikín para interpretar ‘Yo te traigo’. Los cinco tenores flamencos dieron una vuelta más al registro, con una pieza en la que cada uno aporta variedad, pues estamos ante cinco voces muy diferentes.

“Más gitano no lo hay”, se oyó entre el público, antes de que Luis de Perikín, fiel a su cita, agarrara el micro para agradecer los aplausos.

Sin caer en la individualidad, sonaron entonces villancicos interpretados por todo el grupo como ‘Montes y dunas’ y La Visitación hasta llegar hasta ese popurrí (en versión ampliada) con letras populares (Calle de San Francisco, Tin, tin Catalina; Melo, melo; Un pastor lleva una burra; Mare en la puerta hay un niño...) que se ha puesto de moda, ya no sólo por sus grandes arreglos (donde las guitarras de Nono Jero, Fernando Carrasco y El Madriles tienen mucho que ver) sino por esa velocidad que te envuelve, y como no, por toques como los que aporta Juan de la Morena, único en esa faceta. El teatro se vino arriba con palmas por bulerías.

Otro instante de la actuación. Otro instante de la actuación.

Otro instante de la actuación. / Vanesa Lobo

“Viva Santiago”, exclamaron desde el patio de butacas. “Simplemente diferente, nada más”, contestó Juan de la Morena.

La Junkera y La Junkerita, dos voces con una misma tesitura, bordaron ‘Dicen que nació’, igual que Fanía Zarzana, Manuela Fernández, Dolores de Perikín, RocíoValencia y Antonia Pantoja, cinco musas que sacaron el máximo jugo a ‘La Bordada’, un villancico castellano que también se canta en Granada y que se ha adaptado sin perder ese aire morentiano. Grabado en este segundo disco, destaca por su gran riqueza de recursos en las voces de sus intérpretes.

Con el público entregado, se finalizó la primera parte con el ‘himno’ de esta Navidad, ‘Y suenan’, de puro soniquete y buen gusto.

De vuelta, con cambio escénico incluido, se recordó a los clásicos con ‘Los quintos mare’, para continuar con ‘María de mi alma’, un villancico interpretado en solitario por Felipa del Moreno, acompañada a la guitarra por Luis de Perikín, en el que faltan palabras para definirlo. Felipa atraviesa un momento dulce de su carrera y es capaz de todo, como demostró el sábado, en otra demostración de su calidad como artista. Mejor aún sonó ‘Hacia Belén’, de nuevo con las voces femeninas llevando el mando, que puso bocabajo el teatro.

Maloko Soto, que encuentra cada día que pasa su sitio en esto del cante, aportó su aire personal, y Manuel de Cantarote, precedido por una de esas falsetas de Parrilla que resultan imprescindibles, se arrancó por bulerías con esa voz abrupta y agitanada.Joselete tiró de estilo propio para hacer ‘Mece esta canasta’, José de la Melchora dio el toque más flamenco para que Ana Parilla recuperara, con un braceo exquisito, el baile de los suyos, y Nono de Perikín culminó la tanda metiendo letras de villancicos por martinetes, que remató por bulerías.

La organización y la cuidada escena mantenida hasta entonces se fue tornando en anarquía y en un caos que forma parte del espíritu de este grupo de artistas. Se estaba llegando al final.

A ello contribuyó la presencia de Niño Jero, recibido por palmas con bulerías por el público, y una ronda de pataítas de los más pequeños de la casa y de dos bailaoras invitadas, Merci del Chícharo y Maite Padilla. Pero para patá la que se pegó Perikín, llena de gracia y compás, que puso colofón a una noche inolvidable.

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