Feria de Jerez

Cuéntame cómo pasó

  • Fue un vasco y no un jerezano quien ideó la Feria del Caballo. El traslado de la antigua feria de ganados de Caulina al González Hontoria potenció una fiesta que perdura desde la conquista cristiana de Jerez

“El Excelentísimo Señor Alcalde, así como los concejales que suscriben, atendiendo a la general opinión  respecto a las ventajas que para el interés público con la traslación de la Feria de Caulina al sitio llamado Era de Morales, vienen desde algún tiempo ocupándose de dar cima a un pensamiento que consideran de la mayor importancia”.

Eso ocurrió el 3 de febrero de 1888, una fecha importantísima para la Feria de Jerez. De esta forma, el Ayuntamiento trataba de unificar la antigua feria-venta de la Dehesa de Caulina con la que hoy todos conocemos por la feria lúdica. Esta unificación se trasladó a la antigua Era de Morales o parque de Julio González Hontoria, ese grandioso recinto que, desde 1903, sigue acogiendo la feria de la primavera jerezana.

La festividad continuó sin freno y numerosos actos se añadieron al germen que supuso la feria de Caulina. Uno de los actos más brillantes era la ‘batalla de flores’, una tradición que hubo de desterrar al terminar aquello a cuenta de las gamberradas y daños a la moral de la época. Luego sobrevivió a la guerra civil, al reguero de las crisis y, por fin, en 1966, el entonces alcalde Miguel Primo de Rivera y Urquijo, un joven  político de San Sebastián, sobrino de José Antonio y nieto del jerezano Miguel Primo de Rivera y Orbaneja y hoy alcalde perpetuo, creó una serie de actividades ecuestres  adicionales a la ‘Feria de la Primavera de Jerez’, como era entonces conocida. Eran los actos festivos de las ‘Fiestas del Caballo’ que, dos años después, se aglutinaron como ‘Feria del Caballo’. Bajo esa nueva denominación, se reunían todos los actos de diversión en el Real, los espectáculos hípicos y las exposiciones de maquinaria agrícola que, desde 1965, se venían  desarrollando. 

A partir de entonces, como acierta al decir un estudioso de nuestra Feria, Jesús Caballero Ragel, fue el caballo el verdadero protagonista de la feria jerezana, que atraía cada vez a más público que disfrutaba con los espectáculos ecuestres. Entre éstos surgen  el raid hípico, exposiciones de sementales, concursos de carruajes y enganches, concurso de saltos, actividades de acoso y derribo, la corrida exclusiva de rejoneadores en el coso de la calle Zaragoza...

Así lo veía Miguel Primo de Rivera y así lo dijo: “Cuando en 1965 me nombraron alcalde, me vine a Jerez seis meses antes de tomar posesión para enterarme lo que había en esta ciudad. Me di cuenta de que ninguna ciudad tenía dos ferias (la de la primavera y la de la Vendimia) y las que lo intentaban fracasaban. Entonces, la feria de la primavera era una cosa muy pequeñita, como una copia de la Feria de Abril  sevillana, y ya que en España había muchas ferias de la vendimia, decidí potenciar  la de mayo con una Semana del Caballo, que fue todo un éxito. De ahí surgió la Feria del Caballo”.

Junto a la autoridad, también formó parte muy activa de la Semana del Caballo el siempre recordado Álvaro Domecq y Díaz y su hijo Alvarito. En 1963, los ahora Reyes de España visitaron la Feria y asistieron a uno de los espectáculos de la Semana del Caballo. Lo conducía Álvaro hijo y se llamaba ‘Cómo bailan los caballos andaluces’. Una vez concluida la actuación, se le acercó el monarca y le dijo: “Alvarito, esto hay que mantenerlo”. Y de ahí surgió el origen de la actual Real Escuela de Arte Ecuestre.

Suprimida en 1983 por capricho municipal la Feria de la Vendimia o ‘feria de los bodegueros’, los esfuerzos se centraron entonces en la Feria del Caballo. Como en toda primavera, Jerez se transforma en Feria, su fiesta principal. No debe extrañar entonces que hasta las reclamaciones y presiones laborales lleguen hasta el albero del Real aún hoy día.  Quizás, la más conocida y pintoresca sea la que protagonizaron en 1983 los trabajadores de Domecq durante la larga huelga de la compañía . O la ‘feria de la peste equina’, una Feria del Caballo sin ni un solo caballo.

Los orígenes de la actual feria hay que buscarlos en la historia y la tradición. El firme apoyo popular ha servido de base para que este festejo perdure a través de los siglos, desde prácticamente la conquista cristiana de la ciudad por el  rey Alfonso X El Sabio.

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