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A la vuelta de la esquina

No matar al sindicalista

Leyendo el informe sobre la violencia contra sindicalistas, auspiciado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Colombia, hice un repaso al sindicalismo vivido, y busqué coincidencias con la situación actual en España. Este informe está apoyado por varias embajadas, como las de EEUU, Canadá, España, Francia... El derecho a participar en un sindicato es una actividad peligrosa para las personas que asumen la defensa de los trabajadores. Colombia es el país con más asesinatos de personas sindicadas en el mundo. Me ha llegado el informe a través de su Editora General, Marcela Giraldo Samper, periodista y editora.

Los sectores más afectados son los de enseñanza, los de la industria agropecuaria y la casi exterminación de los sindicados de USO. Los asesinatos fueron producidos por paramilitares apoyados por ‘gentes de negocio’; por la guerrilla, y en menor cantidad por las fuerzas del Estado.

Cierta prensa alentaba esta violencia contra los sindicados, acusándolos de tener móviles políticos, de ser guerrilleros que van contra la seguridad del Estado. El gobierno Colombiano está legislando para terminar con tanta muerte.

Esta historia de Colombia es la historia de España en años pasados..., y ahora. Se utiliza prensa de ideología neoconservadora para sostener una lucha contra los sindicados. Tanto con Pinochet, con Franco, como en la ex URSS, los sindicatos fueron eliminados y suplidos por demostraciones folclóricas como en el día de San José Obrero.

Algunos portavoces gubernamentales, dicen que son huelgas políticas, y que  cambiar las leyes sociales y económicas corresponde al Parlamento. Todo lo demás sobra. Algunos solo necesitan dos parlamentarios y un ladrillo para gobernar.

En la tertulia mañanera de ‘La Vega doce’ surgió el tema sindical, a raíz de la escasa participación del profesorado en la primera huelga convocada por todos los sindicatos. Se aportaron opiniones de los compañeros de trabajo, que alegaban el desprestigio de los sindicatos. La propaganda de determinados medios de comunicación va calando en personas que conocen el sindicato por las exigencias de participación en huelgas. Una huelga cuesta algo más que el salario de esa jornada. Predican la inutilidad de cualquier medida de presión, pues “no sirven para nada”. Y lo emplean tanto los del PP como los del PSOE. Los empresarios siempre en contra, invocando que no es el momento.

El sindicalista, desgraciadamente, no tiene derecho a la carrera profesional. Figurar en las candidaturas para las elecciones sindicales es señalarse ante la empresa y se tiene miedo porque hay presión. Los políticos incluso en la oposición administran miles de millones de euros. El sindicato administra el conflicto entre los trabajadores y el empresario. Y siempre es poco. El sindicalista actúa en los conflictos, no los crea.

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