Bodegas

El jerez de siempre, el jerez de ahora

  • El Marco tiene ante sí una gran oportunidad para recuperar el prestigio perdido · El resurgir del interés por los caldos jerezanos y la eliminación de excedentes devuelven el optimismo al sector

 Bodegueros, viticultores, responsables institucionales del Marco, expertos del vino... Todos coinciden en que el jerez tiene ante sí una segunda oportunidad para recuperar el prestigio perdido, salir de su condena al olvido de las últimas décadas, dejar atrás años de decadencia y pesimismo, de arranques y abandonos, de disputas internas y precios ruinosos para volver a estar por méritos propios en lo más alto, su sitio natural y que nunca debió perder.

El tiempo se encargará de revelar si el jerez atraviesa un momento histórico, como apuntan algunos operadores del sector movidos por el optimismo que se respira en el Marco ante la resurrección del interés por los caldos jerezanos. El renacer es más pronunciado en los mercados exteriores, en particular en los de habla inglesa, con el tradicional destino del Reino Unido al frente y la emergente Estados Unidos a la zaga.

La uva y el mosto se cotizan al alza. Los viñistas vuelven a tener contratos de entrega por varios años y las cooperativas dan salida a sus producciones sin los problemas de antaño . El precio del vino también repunta ligeramente. La cordialidad preside las relaciones entre productores y comercializadores. Todo va como la seda y buena parte de culpa la tiene el ajuste entre la producción y las ventas, el nuevo equilibrio entre la oferta y la demanda tras el que vuelve a asomar la rentabilidad de la viña y de la bodega.

Pero queda mucho por hacer. El bodeguero José Ramón Estévez, sugería recientemente que el Marco necesita un cambio de mentalidad par dar el salto. Según otros operadores del sector, ese cambio ya se ha iniciado, aunque resta consolidarlo. El presidente del Grupo Estévez se refería a la necesidad de afianzar la apuesta por la viña, cuidar a los productores para impregnar de calidad todo el proceso de elaboración de los vinos de Jerez y, como se dice en el Marco, plasmarlo ‘de la cepa a la copa’.

Estévez es de los más optimistas sobre el futuro del jerez. Su relación comercial con Mercadona es su gran colchón, que ahora se muestra dispuesto a compartir con sus proveedores de materia prima. La casa del ‘Tío Mateo’ y ‘La Guita’ también cobra protagonismo en el sector tras la compra hace unos meses a Beam –la antigua Domecq– de 400 hectáreas de viñedo, la mayor operación de este tipo en muchos años en el Marco.   

Viñistas y cooperativistas, encabezados por  Francisco Guerrero (Asevi) y Carmen Romero (Aecovi), aplauden la actitud de Estévez, pero también de otras bodegas que en los últimos años, y pese a las dificultades, han contribuido a que los ímprobos esfuerzos realizados por los viticultores no caigan en saco roto. Barbadillo es, posiblemente, el mayor comprador de uva y mosto en volumen, aunque en su caso la inmensa mayoría no se destina a vinos de Jerez, sino al blanco de la Tierra de Cádiz ‘Castillo de San Diego’, el más vendido de España según presume la bodega sanluqueña. Las cooperativas también citan entre las grandes firmas del jerez por su contribución a la causa a Lustau y a Beam, bodega esta última que durante muchos años ha asumido la producción de mostos azufrados de Aecovi. Y en menor volumen, muchas bodegas pequeñas también han aportado su granito de arena.

Fuera de la esfera de Aecovi, las cooperativas de Trebujena tienen a Williams & Humbert como su mejor aliado, más aún después de la ruptura del vínculo que el Grupo Medina mantenía desde hace décadas con la sanluqueña Virgen de la Caridad y que, según el director general del grupo bodeguero, Jesús Medina, vino motivado por el compromiso comercial adquirido por la cooperativa con la familia Ruiz-Mateos tras la venta a Nueva Rumasa de Caydsa.   

Medina comparte el entusiasmo y optimismo del sector, fruto en su opinión de muchos años de esfuerzo para hacer rentable la actividad, también la de los productores. “Lo importante es que todos ganemos y parece que ahora se dan las circunstancias”, señala este bodeguero, quien no obstante recuerda que aún no se ha repercutido en el precio del vino el incremento de costes, en particular del alcohol.

En el marco institucional, los responsables del Consejo Regulador y de la patronal bodeguera Fedejerez perciben en sus desplazamientos el creciente interés por el jerez y animan al sector a aprovechar la coyuntura, pero “manteniendo la cabeza fría para evitar movimientos pendulares”, señala Beltrán Domecq. El presidente del vino, autor de ‘El jerez y sus misterios’, alterna su participación en acciones promocionales en el extranjero con los prolegómenos de la finalísima de la Copa Jerez, el certamen gastronómico internacional que enlaza con el concepto del maridaje como trampolín para la introducción de los caldos jerezanos en la mesa en torno al que gira su libro, publicado por EH Editores. 

Tras su reciente paso por Londres, Alemania y Japón, en su próximo destino, Holanda, está seguro de que volverá a percibir “la admiración que siempre ha existo por el jerez” y que “ojalá” arraigue en los jóvenes. “Nos hace falta el último paso, que el nuevo mensaje llegue al consumidor, y para eso tenemos que gastar más en promoción”, indica en una velada reprobación a los sucesivos recortes de los presupuestos del Consejo su presidente, defensor de la viña como el que más.

Otros, posiblemente desde un prisma más objetivo por su relación más aséptica con el jerez, creen que el momento puede ser bueno, pero sin tirar campanas al vuelo ni pensar en grandes volúmenes. El secreto está en ponerse el mono de trabajo, corregir los errores del pasado reciente y recuperar las mejores tradiciones que situaron al jerez entre los grandes vinos del mundo, posición que mantiene entre profesionales y grandes aficionados, no así entre el común de los consumidores. Es el precio del sacrificio que exigió la apuesta por las marcas blancas, por el volumen a costa de la calidad.

Entre los optimistas moderados figura Jesús Barquín –coautor junto al estadounidense Peter Liem del libro ‘Sherry, Manzanilla & Montilla. A Guide to the Traditional Wines of Andalucía’, en torno a cuya reciente presentación en Nueva York el jerez realizó su mayor despliegue en la Gran Manzana con la celebración del Sherryfest. Barquín, uno de los culpables del resurgir del interés por los caldos jerezanos a través de su labor en el Equipo Navazos y comisario de Vinoble sin estrenarse en el cargo por la suspensión de la última edición del salón jerezano, identifica el distanciamiento de la viña como “el gran error histórico” del jerez, “la causa principal de cuarenta años de crisis, porque “el mundo del vino es la diferencia, como la que aporta la viña frente a la homogeneización que se instaló en las bodegas del Marco cuando se impuso la mentalidad de las fábricas”.

En palabras del también catedrático de Derecho Penal, “el problema del jerez, sobre todo para la viña, fue empezar a hacer el vino como Coca-Cola o JB”, pues recuerda que el jerez debía su grandeza a la clasificación de los pagos que se hizo en el siglo XVIII, “en el que se pagaba más por unos mostos que por otros en función de la procedencia”. La solución a juicio de Barquín pasa por “desandar el camino de la estandarización y homogeneización, diferenciar la vinificación de la uva por viñedos” como el primer paso, y en paralelo luchar para que “Jerez recupere la pasión por sus vinos”. 

Los hay más críticos, como José Peñín, fundador de la guía de vinos que lleva su nombre y cuyo artículo ‘El ocaso del jerez’ –sin comentarios– recibió inmediata respuesta del presidente de la patronal bodeguera Fedejerez, Evaristo Babé, quien saltó como un resorte en defensa de la denominación de origen con otro artículo titulado ‘Amanece en Jerez’ –ver Diario de Jerez, 23 de junio de 2012–.

Babé, partidario confeso del cambio de mentalidad, se aferra a la marca ‘Jerez’ como el principal activo del Marco, que también coincide “está en un momento muy bueno para hacer cosas”. “Hay calidad de producto y hay una marca a la que no se ha sacado todo el partido”, señala el presidente de las bodegas, quien subraya que aunque nadie sabe cuando terminará la crisis, tarde o temprano llegará su final y llegará un momento en el que se estabilicen las ventas”. 

Babé coincide con Beltrán Domecq en que “las expectativas de futuro son mejores que en el pasado”, pero pide un mayor esfuerzo comercial para aprovechar el renovado interés por los caldos jerezanos.

Por las declaraciones de los operadores del sector, se entiende que bodegas y productores se están aplicando el cuento. En el caso de Aecovi, la cooperativa de cooperativas, hace tiempo que dejó los lamentos para buscar soluciones, entre ellas el lanzamiento de una gama propia de vinos y vinagres y la incorporación de las últimas tecnologías y la innovación al proceso de elaboración. Su gerente, Carmen Romero, es una de las grandes defensoras de la singularidad del viñedo del Marco y su aportación decisiva al producto final, apuesta que se ve refrendada con la apuestas como   la del Grupo Estévez por el viñedo. “La uva es la base de un buen vino y todo lo que sea poner en valor el viñedo es bienvenido”, afirma Romero, quien reconoce el esfuerzo de los viticultores que no han abandonado pese a tenerlo todo en contra y que ahora reciben su recompensa, pues “hay condiciones óptimas y el viñedo se ha modernizado, reconvertido con las ayudas comunitarias, para hacer una producción de máxima calidad”.

La falta de rentabilidad en los últimos años ha impedido hacer muchas cosas en la viña, en la que se invertía lo mínimo necesario para ir tirando. “La época de excedentes de producción la hemos pasado solos y el sector productor se ha visto obligado a adoptar medidas muy duras, pero ahora con el equilibrio, las bodegas vuelven a mirar al viñedo y este año ya se ha registrado una subida importante del precio, que también se está empezando a repercutir al vino, que estaba por los suelos. Es el resultado de muchos años de esfuerzo y sacrificios de los productores, que han soportado la parte más dura, pero empieza un ciclo positivo y habrá que seguir haciendo esfuerzos para recuperar el prestigio del jerez”.

Asevi es algo más crítico con la actitud de algunos bodegueros que ahora se arrogan los méritos cuando “hace pocos años promulgaban una reconversión salvaje”.  Sobre acuerdos como el de Estévez, los viñistas creen que tiene su parte positiva y su parte negativa, “la estabilidad frente a encorsetamiento”, difícil dilema en un sector acostumbrado a los acuerdos sectoriales sobre los que puso su punto de mira la Comisión Nacional de la Competencia. Al menos este año con la escasez de uva han subido los precios, pero está de acuerdo con Estévez en que hace falta un cambio de mentalidad, aunque ve a las bodegas “un poco pasotas”. El presidente de Asevi, Francisco Guerrero, cree que aún queda mucho camino por recorrer, porque el jerez ha pagado este año el precio más bajo por la uva, a una media de 50 pesetas frente a los más de 36 céntimos de las principales denominaciones de origen españolas. Yen el vino, “hay que ir con calma, no precipitarse, aunque parece que los consumidores están reaccionando bien a la ligera subida de precios”.

El jerez está en el buen camino, pero no hay que tener cuidado de no desviarse ni coger atajos que conduzcan a su pasado reciente, en el que se dio la espalda a la viña, renunciando a sus orígenes.

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