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Inmigración rural

Dos meses lejos para tener una vida más aliviada en casa

  • Doscientos vecinos de Torrecera, Estella del Marqués y Guadalcacín trabajarán en Francia hasta noviembre en la temporada de la manzana y la vendimia.

Francia genera 20.000 puestos de trabajo en el sector agrícola en estos meses de vendimia. Esto ha hecho que la zona rural jerezana se mude allí durante este periodo para buscar una salida al desempleo. La bretaña francesa, situada en el Noroeste del país, acogerá a unos 200 vecinos de Torrecera, Estella del Marqués y Guadalcacín que llevarán a cabo la recogida de la manzana y la uva. Saldrán escalonadamente con GPS en mano, "en grupo de cuatro personas y en coche, ya que es más barato", comenta Manuel Ruiz, vecino que ya ha estado en el país extranjero gracias a esta iniciativa y que se marcha de nuevo. Los primeros 9 vecinos partirán este sábado hacia la ciudad de Marevil, y se incorporarán el lunes a la empresa 'Gazeauz' . La mayoría de los emigrantes pedáneos tienen que tener la maleta ya preparada porque en semanas correrán la misma suerte. Estos irán a Nantes y Angers, ciudades con un 2% de paro que necesitan mano de obra para los trabajos agrícolas. Los más rezagados saldrán el 14 de septiembre.

El desempleo en España ha superado el 25% este año. En la zona rural de Jerez ese dato se dispara. Esto ha motivado que se busque solución fuera. Manuel Bertolet, alcalde de Torrecera, explica que la iniciativa "surgió hace un año por parte de Manuela Parra. Ella me comentó la idea y me pareció bien. Tras varias conversaciones nos pusimos manos a la obra". Desde un despacho del ayuntamiento de Torrecera, con un ordenador con acceso a internet y un teléfono fijo con llamadas internacionales, se ha gestionado todo, desde contratos laborales, hasta partidas de nacimientos, pasando por solicitudes de desempleo.

En principio, la búsqueda de trabajo en Francia fue realizada por Parra de una manera directa entre el servicio de empleo francés y ella. Una vez establecidos los contactos, se mantiene una relación directa entre empresa y la organizadora. "Los empresarios franceses están encantados con la gestión que estamos haciendo. El trabajador llega a Francia y solo tiene que firmar el contrato y ponerse a trabajar", argumenta. Desde España se gestiona hasta la búsqueda del hogar donde se hospedarán. "Cuanto más atado esté todo, mejor", comenta uno de los asistente a la clase de francés previa. Tras un año de trabajo incesante han conseguido que 6 empresas agrofrutícolas francesas confíen en ellos, y que 2 personas de las que se fueron en marzo estén actualmente trabajando de manera fija. "Es muy importante que los primeros que se vayan abran puertas allí y contacten con nuevos empresarios", comenta Manuela.

Los empleos que ahora van a realizar, estaban confirmados desde noviembre del año pasado. "En ese mismo momento comenzaron los cursos de francés para formar a nuestros vecinos", explica. Clases impartidas en Estella los martes, en Torrecera los miércoles y en Guadalcacín los jueves. "Ahora mismo -añade- las clases de francés están aparcadas, y solo estamos solucionando dudas y cerrando los últimos trámites". Algunas de las pautas que marca la organizadora son apagar el teléfono al entrar en la frontera, DNI en regla, y si toman medicación que no se la olviden aquí o llevar aceite de oliva de España porque en Francia es muy caro. En esta línea, Bertolet apunta que sería buena idea "llevar en una chuleta traducida al francés los datos más básicos sobre nuestra salud: si una persona es alérgica o no, el tipo de sangre y las posibles enfermedades o trastornos".

Los ayuntamientos pedáneos llevan un año trabajando codo con codo en este aspecto. "Todo sea por buscar un jornal a nuestros vecinos", comenta Bertolet . Los consistorios están colaborando en la formación y gestión de los trámites cediendo espacios públicos y mobiliario. "Al principio estaban inmersos en el proyecto de empleo en Francia las pedanías de Torrecera, El Torno, San Isidro del Guadalete. Más tarde estás dos últimas se retirarían y se incorporó Estella y Guadalcacín", explica Blas Moreno, alcalde de Estella.

"Cada uno se plantea esta iniciativa de manera diferente: unos piensan en estar los dos meses y venirse para volver al año siguiente, y ser temporero. Otros intentan echar allí raíces y la mayoría ve esto como un alivio para la economía de sus casas", apunta Manuel Bertolet. Los temporeros rurales harán una jornada laboral de 35 horas, tal y como marca la legislación francesa. Ellos ganarán unos 1.500 euros brutos mensuales, lo que viene siendo una media de 9,50 euros la hora. A partir de ahí tienen que descontar gastos. "Para España se pueden traer unos 1.000 euros limpios", apuntilla Manuela

El 'boom' de la construcción los ha dejado en el paro y ahora buscan una salida fuera de sus fronteras. "Llevo 30 años en la construcción y he tenido que volver al campo. Me he visto yéndome de mi país", dice un vecino. Además comenta que, "la primera vez que me fui tenía un poco de miedo, pero ahora mismo me siento seguro. La diferencia de precios no es muy grande, exceptuando el del aceite". Este vecino de Torrecera no le ha hecho "falta aprender francés, ya que siempre estaba rodeado de españoles allí".

El nerviosismo y la ilusión están repartidas a partes iguales. Se palpa en el ambiente, en las clases, en las gentes, en los veteranos y en lo que aún no se han ido. El desconocimiento del idioma es lo que desconcierta a los próximos emigrantes españoles. Algunos de ellos ni siquiera han salido de España y ahora lo hacen para buscarse la vida. Para solucionar el déficit en el lenguaje y hacerle la vida más fácil a los jerezanos que hasta Francia se desplazan, la hija de Manuela, partirá para ayudar con los primeros trámites y con la traducción. Además, ella también va como jornalera, ya que echará la temporada de la manzana y la vendimia. Parra también estará un mes en Francia para ayudar a los jornaleros con las tareas del lenguaje. Eso sucederá cuando los jornaleros lleven allí varias semanas. Otro de los aspectos más comentados en los círculos de personas que se van a Francia son los posibles problemas que puedan aparecer a partir de la convivencia. Por eso, el proceso de elección de las cuadrillas es algo muy selecto. El hecho de compartir casa supone reducir gastos. También para eso, se está intentando que en cada coche se vayan cuatro personas.

La iniciativa ha dado un paso adelante y se ha constituido como asociación. Sus socios tienen que pagar una cuota de 2 euros al mes. Además, cada mes que trabajen tienen que contribuir con la asociación a través de un ingreso a un número de cuenta con una cantidad de entre 15 y 20 euros. También realizan rifas (actualmente están rifando un GPS) y han montado una pequeña barra para recaudar fondos. ¿Qué se hace con todo ese dinero? Con esta liquidez se paga a la organización por los servicios prestados (1.200 euros al mes) y el resto es para gastos imprevistos.

Maletas preparadas, coches con ruedas nuevas y cambio de aceite hecho, papeles al día, el GPS con la batería cargada, un sin fin de elementos que aguardan su salida para Francia. Y 1.500 kilómetros de ilusión.

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