Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Desde la Castellana

Alejandro Daroca

La mala imagen de Jerez

NO sé si muchos lo recordarán, aunque creo haberlo contado alguna vez, pero en la década de los ochenta, hace más o menos treinta años, Jerez era bien reconocida por los pleitos judiciales en los que se hallaban inmersos muchos de los personajes célebres que tenía la ciudad. Hasta cinco personalidades, reconocidas a niveles nacionales y frecuentes en los papeles de tribunales, aparecían en titulares con mayor o menor profusión y con cierta frecuencia. Recuerdo a la sazón que los de la Gerencia de Urbanismo le querían tirar a Bertín Osborne, en aquel entonces muy en la cresta de la ola, el chalet que se hizo por la carretera de Cortes, Urbanismo que comandaba no otro personaje que Pedro Pacheco, el mismo que estaba también en los papeles por aquello de que "la Justicia es un cachondeo" y que le hizo tristemente célebre para acabar como después veremos. Por muy distintas razones que los dos anteriores, pero ocupando muchos más titulares y espacios periodísticos, estaba en la época José María Ruiz Mateos, recién expropiado de Rumasa y saltando de la cárcel alemana a su rápido paso por Alcalá Meco, quiero recordar. Tampoco tuvo un final feliz. Y a la sazón andaban en titulares Rafael de Paula y Lola Flores, el torero enjuiciado y condenado por inducir al delito y la folclórica perseguida por Borrell y su Hacienda que iban detrás de los desfalcos y de las falsedades en su declaración de renta. En resumidas cuentas, Jerez podía estar "orgullosa" de tener a cinco de sus preclaros ciudadanos en la picota judicial, aunque cabe recordar que por muy distintos motivos, pero ahí estaban Bertín, Ruiz Mateos, Pacheco, Rafael de Paula y Lola Flores.

Hoy las cosas no son tan folclóricas, aunque Jerez vuelva a estar en titulares. Dos de sus tres alcaldes en democracia están condenados a penas de prisión importantes y a multas de alta consideración. A ninguno de los dos se les acusa, por ahora, de haberse llevado al bolsillo propio el dinero público o haberse apropiado de lo ajeno. La primera sentencia contra Pilar Sánchez indica muy claramente que desvió fondos públicos para menesteres que no eran los apropiados, a sabiendas de que lo hacía mal y en contra de las observaciones de los interventores. Pilar Sánchez sabía que no actuaba bien, pero es que no tuvo ni decisión ni reaños para hacer lo correcto porque era un marrón que tuvo que afrontar después la alcaldía de García Pelayo. Y del otro alcalde de la democracia, Pacheco, ya se han comentado bastante sus tropelías y condenas para hacerle estar a la puerta de la cárcel, a pesar de las peticiones de indulto que ha concitado en la ciudadanía. Peticiones de indulto, por cierto, algunas de ellas justificadas por la misericordia que el caso requiere, cuando esa misericordia lo único que busca es desvirtuar la sentencia judicial. Allá cada uno.

El caso es que el nombre de Jerez se ve de nuevo ensombrecido, manchado por unas sentencias que colocan a cada uno según su ejecutoria. Es para tertulia de bar o comentario de desayuno (es curioso que Jerez "arregle" sus problemas desayunando) pero el daño está hecho. Y como dejan patente los internautas del Diario, es lamentable que el nombre de la ciudad lleve asociado los desmanes y malas ejecutorias de dos de sus alcaldes, a los cuales aún les quedan otras citas con los Tribunales.

A la postre, la imagen de la ciudad recoge una mancha de la ejecutoria personal de sus alcaldes. Al margen de la consideración que cada persona nos merezca, es evidente que Pacheco y Sánchez tomaron muy mal determinadas decisiones y que, aunque avisados de sobra por los medios, insistieron tercamente en sus errores y que ahora les toca recoger el fruto de sus torpezas.

darocabruno@gmail.com

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