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Jerez

Entre crisantemos y margaritas...

  • Las floristerías encaran los días fuertes de Todos los Santos, aunque las ventas no alcanzan las cifras de antes de la crisis Entre lo más demandado, la flor artificial y la 'baratita' como el clavel

Es primera hora del día y el coche huele a nardos y rosas. Detrás, unos cuantos ramos de flores esperan, un año más, adornar las lápidas de los seres queridos. Amor, tradición, compromiso. El Día de Todos los Santos se acerca y el cementerio es menos gris y negro, para 'pintarse' de colores, de claveles, rosas, margaritas y gerberas. Pocos fallan a esta cita anual con los que ya no están y para la que las floristerías hacen acopio de mercancía en una fecha que siempre se ha marcado en rojo en el calendario.

El sector de la flor remonta con mucha dificultad tras unos años de sequía. Si antes una familia se gastaba 70 euros en arreglos florales para el 1 de noviembre, ahora se gasta 30. Y eso, en el mejor de los casos. En tiempos en los que el dinero escasea, muchos optan por las sencillas margaritas y los tradicionales claveles y crisantemos, flores baratas y duraderas para aguantar el tirón. Otros, se deciden por las artificiales, que con un amplio abanico de precios y modelos, se aseguran tener arreglada la lápida durante un mayor periodo de tiempo. Todo es cuestión de gustos y de presupuesto.

"Estamos notando un poco más de movimiento en comparación con el año pasado. Me dedico mucho a la flor artificial y desde primero de octubre ya he tenido encargos", reconoce Ángel Navarro, de Floristería Los Rosales. Este empresario apunta que "se vende de todo, aunque, con antelación mucha flor artificial de calidad, y por regla general, quien viene en los últimos días quiere flores naturales".

Con un resultado mejor de lo esperado están en Viveros y Floristerías Hermanos Olmedo. Manuel Olmedo reconoce que "estamos ilusionados. El buen tiempo acompaña y eso permite que más personas vayan al cementerio. Creemos que va a ser mejor que 2013, porque además también hay más flores". Los clientes de Olmedo compran, sobre todo, crisantemos blancos, crestas de gallo, claveles, "y ahora se está vendiendo muchas macetas. Llevábamos una racha mala pero, será que estamos con muchas ganas de vender, este año lo vemos mejor", remarca Manuel. También está teniendo mejores números Flores y Mimbres Anandrés, desde donde dicen que "estamos vendiendo bastante más de lo que creíamos. Es un buen año, se vende de todo".

Un poco más "flojita" van las ventas en Floristería Bárbara. Allí, Alejandro Gómez apunta que "todo el mundo mira más el euro, pero una vez al año la gente se gasta dinero en flores". Eso sí, no se alcanzan las ventas que se conseguían antes de la crisis, bajando entre un 40 y 70% los ingresos por la festividad de los Tosantos. "Esto es una cadena. Si yo no vendo como antes, no puedo, por ejemplo, comprar carne como antes, pues así todos los negocios", dice Gómez.

José Elena, de Floristería Madre de Dios, añade que otro de los motivos por el que las ventas han bajado es "porque que cada vez hay más cremaciones. Si el 60% de los difuntos es incinerado, pues fíjate si perdemos... Antes, del 30 de octubre al 2 de noviembre hacíamos prácticamente las ventas de un mes, ahora estamos en un 35% menos". Eso sí, el negocio de José Elena mantiene esa clientela fiel tras 33 años abriendo sus puertas. "Vendemos mucha flor natural. Nos traen las jardineras y aquí las preparamos, de hecho, nos llegan pedidos con varias semanas de antelación. La gente mayor siempre prefiere el crisantemo, la flor del difunto, aunque ahora hay tantas flores como gustos", declara Elena.

A pesar de la buena calidad de productos y de que el tiempo está acompañando, en lo que coincide buena parte del sector es en el daño que han hecho los bazares. Desde Artemisa -floristería que ingresa más por una boda que por el Día de los Difuntos a primero de noviembre- señalan que "tenemos nuestra clientela, pero se ha ido perdiendo poco a poco la tradición del 1 de noviembre. También influye los bazares y negocios similares, que han hecho mucho daño".

Quien conoce muy bien la evolución de esta festividad es María Juana Jiménez, dueña de Floristería Macherí, quien durante 33 años ha instalado dos puestos en el propio cementerio. "La cosa ahora está muy tranquila, no parece ni que sean los Difuntos. Me he tirado muchos años en el puesto del cementerio y ni te imaginas cómo ha cambiado todo". Hace tres años, Juana decidió no ir más al camposanto porque "no solo no gané, sino que perdí. Y ya no más. La gente va a lo mínimo y a lo baratito. Hace años me quedaba sin existencia y el día 31 de octubre había recuperado la inversión. Pero la cosa ha cambiado mucho. La gente se incinera más, se ha perdido la tradición de ir al cementerio, están los bazares..., se vende más arreglando una boda, que este fin de semana".

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