Jerez, tiempos pasadosHistorias, curiosidades, recuerdos y anécdotas

Más sobre la APJ, los periodistas y periódicos jerezanos (II)

  • Jerez tuvo periódicos desde 1800. 'El Guadalete' lo fundó José Bueno Nuesa que nació "con las leyes progresistas del año 12 metidas en la cabeza". Luis Sierra, director de DIARIO DE JEREZ, murió mientras escribía un artículo Pluma, tintero y tijera, las tres herramientas de trabajo de los periodistas del siglo XIX y comienzos del XX. - ARCHIVO DEL AUTOR

Como continuación a nuestro artículo de la semana anterior, sobre la Asociación de la Prensa de Jerez (APJ), queremos añadir hoy a dicho trabajo algunas noticias más sobre la citada asociación, y acerca de periodistas y periódicos jerezanos de los siglos XIX y XX; extraídas de la hemeroteca municipal y, algunas de ellas, como las de la APJ, de documentos oficiales que obran en el Archivo Histórico de nuestra ciudad.

Dichas noticias no pretenden, en ningún caso, dar por concluido un tema bastante amplio y profesionalmente apasionante para quien esto escribe, por lo que dejo la puerta abierta a nuevos datos que pueda aportar en artículos posteriores. Pero, no obstante, considero de general interés para mis lectores dar algunos nombres tanto de periodistas como de periódicos que fueron muy populares, en Jerez, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, hasta tiempos mucho más recientes.

Desde 1800, nuestra ciudad tuvo periódico propio, siendo el primero de todos ellos 'Correo de Xerez', que dejó de publicarse con la invasión francesa; y el más popular de todos sería, más tarde, 'El Guadalete', fundado exactamente el 6 de abril de 1852 por el periodista José Bueno y Nuesa y el escritor Juan Piñero. Periódico literario y semanal, en principio, que se vendía a cinco cuartos; editado luego como diario, hasta el año 1936, y a cuyo dúo fundacional pronto se unirían el popular poeta Juan María Capitán y el jurisconsulto Francisco García Pina. Los cuatro, considerados como "hombres de genio, de actividad, de influencia, de pluma, de temple", como diría en 1897, en su libro 'Siluetas jerezanas', el también escritor J. León Díaz, quien nos narra en buena parte la biografía de José Bueno y Nuesa, diciéndonos que nació en Cádiz, sin señalar el año, pero advirtiendo de que "los que nacen en Cádiz, nacen con las leyes progresistas del año 12 metidas en la cabeza, y Bueno, más que en la cabeza, las arropó y las abrigó desde niño, en su alma. Así es que cuando entró en Jerez, acompañado de su buen padre, modestísimo librero de viejo, y de su otro hermano, ya entró con el morrión puesto".

José Bueno tuvo una juventud oscura, trabajando en la librería de su padre, donde aprendió a leer y a escribir por su propia cuenta; leyendo a los clásicos y aprendiendo, siempre como buen autodidacta, literatura, metafísica, crítica, lengua francesa, y otras materias; aunque sin alcanzar nunca un título académico. Periodista y polemista como pocos, con su pluma siempre al servicio de las buenas causas, Jerez siempre encontró en Bueno un defensor entusiasta, siendo innumerables las campañas que en pro de los intereses locales riñó desde las columnas de 'El Guadalete'; entre ellas, las que llevó a cabo a favor del traslado de nuestro Instituto y de los terrenos de la Feria al hoy parque González Hontoria; defendiendo los ferrocarriles económicos; el naciente teléfono que nos pusiera en comunicación con los pueblos de la Sierra; el tren hasta Algeciras y un proyecto de nuevo cementerio.

A finales del XIX ya Bueno era hombre achacoso y enfermo crónico, pero aún luchador; y según su biógrafo, parecía un profeta "con su barba que le llega hasta el pecho y mete miedo; cana, espesa y acariciándola a ratos". Usaba bastón y gafas, y era hombre caritativo, al que gustaba de darse sus buenos paseos. "Demócrata de siempre - republicano castelarista - ha vivido de su periódico y de sus libros, dejando el mangoneo de la política"… Y, en el fondo, se decía que era un buen poeta, sólo que por pudor nunca quiso publicar sus versos. Utilizaba como seudónimos 'Z', 'Zaide' o 'Tarfe', según los vientos que corrieran. El gacetillero de sucesos, de novenas, quinarios, procesiones y teatro de su periódico, era un tal Ruiz, hombre ya sesentón; con temas médicos colaboraba Juan J. del Junco y con temas históricos el archivero Agustín Muñoz; además de hacerlo con asuntos variados Pío Barroso, los dos hijos de Piñero, y otros colaboradores, como Gallardo Lobato, Bellido y Gregorio Gómez; encargándose de la composición del periódico el regente Evaristo.

Pasan los años y, en 1922, siendo director Diego Brocardo y Forcades, el administrador y redactor, al mismo tiempo, de 'El Guadalete' se llamaba Manuel Pareja Isla que fallecería el 11 de mayo de 1928; redactores de plantilla eran Rafael Pozo Roldán, que haría famoso su seudónimo de 'Don Braulio', como crítico taurino; Rafael Balao Vargas y Ramón de Cala Rodríguez, con el que yo trabajaría más tarde, en el diario 'Ayer', en los años cuarenta. En 1923 aparece, además, como redactor Luis de Castro Palomino, figurando como administrador José Luis Navarro. En 1925 el periódico tenía su redacción en la calle Evora, núm. 20 y la suscripción mensual valía dos pesetas, con cincuenta céntimos.

Rafael Pozo, que había sido fundador de la Asociación de la Prensa jerezana era, también, corresponsal de 'El Noticiero Sevillano', diario popular independiente de Sevilla, con Redacción en la calle Albareda 16 de la capital de la Giralda.

Otro destacado periodista jerezano del XIX fue Ramón León Maínez, quien publicó un ensayo sobre la figura de Cervantes, entre otras obras. Y Antonio Lechuga y Florido, periodista en ejercicio desde 1878, escribió de todo, bajo las formas de artículos políticos o literarios, crónicas, poesías, novelas cortas, narraciones, criticas, con o sin seudónimo, o con su propio nombre, en los periódicos locales 'El Defensor de Jerez' y 'Jerez'; y colaborando en periódicos de Sevilla, de Córdoba, de Santander, de Madrid, de Cádiz, de San Fernando y de Málaga. Pero a pesar de tanto multiplicarse escribiendo, se decía que nunca consiguió reunir dos pesetas. Hombre que tenía tanto de periodista por fuera, como por dentro; desaliñado en el vestir, barbudo y soñador; confesándose políticamente, él mismo: "Yo he sido siempre y soy republicano; me he significado públicamente en todos los actos de mi partido y atenderé con preferencia el culto de esos ideales por encima de todas mis conveniencias".

Lechuga sirvió de joven, durante cuatro años, como voluntario, en la Marina, entre la Capitanía General de San Fernando y el Ministerio, en Madrid, y al término de su compromiso militar, estuvo de dependiente de un importante comercio; haciéndose posteriormente comerciante en vinos y viajando luego a todas las provincias españolas. Su vida la consagró por entero al trabajo y al estudio; admirando a Cervantes y a Campoamor; a Ribera y a Velázquez; deleitándose con Mozart y entusiasmándose con Castelar; aunque confesaba que su único estadista había sido "Mendizábal, pero político, ninguno".

Director de Diario de Jerez, en 1924, es Luis de la Sierra Bustamante, quien fallecería en pleno trabajo, el 13 de enero de 1933, mientras escribía un artículo en su despacho. Estaba casado con Lutgarda Reguera y Rubín de Celis, dejando varios hijos.

Otro gran periodista, Francisco Pérez Mateos, aunque nacido en Grazalema, en 1872, se crió en Jerez, teniéndosele por jerezano. Fue secretario de redacción de 'La Época', de Madrid, donde falleció el jueves, 21 de abril de 1927. Personalidad muy relevante del periodismo nacional, perteneció a la Asociación de la Prensa madrileña, donde organizó, con el Marqués de Valdeiglesias, la Cooperativa de la Prensa y la Farmacia de la misma. Había sido colaborador de 'El Guadalete', así como director de 'La Provincia Gaditana' y de 'El Cocinero', en 1895; colaborando en la revista 'Mundo Gráfico' de Madrid. Firmaba con el seudónimo de 'León Roch' y, como escritor, publicó en 1923 el libro 'Setenta y cinco años de periodismo' (Osorio. Espasa).

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