Jerez

Mosto nuevo, rito viejo

  • La Pisa de la Uva, lejos de las multitudes que la caracterizaban antaño, se ha tornado en los últimos años en un acto especialmente bello e intimista · Vino y flamenco se dieron la mano ante la Catedral

Un ritual, que no por clásico es menos esperado, sirvió ayer para darle la bienvenida al nuevo mosto en el reducto de la Catedral de Jerez. Hace ya muchos años que la Calzada del Arroyo no acoge a la muchedumbre ansiosa que se agolpaba hace lustros para recibir ese caldo dulzón y grisáceo que en unos meses se tornará vino joven merced a un milagro tan antiguo como la raza humana. La Pisa de la Uva sigue teniendo su encanto, sobre todo para esos turistas que, con cara de asombro, se maravillan año tras año de la tranquilidad con la que pueden disfrutar de un ritual que en cualquier otra denominación de origen les obligaría a una contemplación desde decenas de metros de distancia.

Fue las doce y media del mediodía cuando comenzó el acto. El equipo de Gobierno socialista, con la alcaldesa al frente, estuvo al completo, al igual que el Partido Popular. Del PSA y de IU, ni rastro. Junto a los políticos estuvo una amplia representación bodeguera, con especial presencia de González Byass, que estuvo representada por Mauricio González-Gordon (padre e hijo) y Juan Luis Vega (director de Comunicación) así como de Garvey, representada en el acto de la Pisa por Paloma Ruiz-Mateos y Rufino Romero. Tampoco faltó el presidente del Consejo Regulador de la denominación de origen de Jerez, Jorge Pascual.

El acto de la Pisa de la Uva fue abierto por cuatro policías locales, todos ellos ataviados con el uniforme de gala, que antecedieron a los 30 jóvenes vendimiadores de ambos sexos que fueron los encargados de llevar hasta el lagar presidido por la imagen de San Ginés las canastas cargadas de uva. Ellas, vestidas con falda larga y blusa blanca palabra de honor y ellos con pantalón vaquero arremangado a la pantorrilla y camisa blanca.

El acto estuvo amenizado por la Banda Municipal de Música, la cual estuvo dirigida por su director el maestro Francisco Orellana Gómez que, entre otras composiciones, brindó al respetable 'Chiclanera', 'Paquito el chocolatero' (que fue recibida de forma especial por el público) y 'Las Corsarias'.

Una vez que los vendimiadores -seleccionados por Grupo Gálvez- formaron en la escalinata de la Catedral, el deán del Cabildo Catedral y párroco del Salvador y de San Dionisio, José Luis Repetto Betes, procedió a realizar la primera de las bendiciones previstas, en esta ocasión la de la uva. Los vendimiadores, acto seguido, procedieron a dirigirse de dos en dos hasta el lagar donde esperaba la cuadrilla de pisadores, la cual correspondió este año a las bodegas Harveys, de Beam Global. Allí estuvieron los pisadores Alberto Hermosilla, José María Silva, José del Toro y José Antonio Buzón a las órdenes del capataz José Manuel Blanco.

Junto a ellos, muy cerca a apenas unos metros, esperaba otra cuadrilla, en esta ocasión la de los arrumbadores que serían los encargados de dar cabida en la bota al mosto merced al ejercicio de ese arte que tiene en la jarra su principal herramienta. A las órdenes del capataz de arrumbadores Antonio Galisteo estuvieron Miguel Sánchez, Manuel Rubio y J. A. Zarzuela.

Una vez que la cuadrilla de pisadores distribuyó por el lagar el contenido (más bien simbólico pues iban casi vacías) de las canastas, en el escenario ubicado a tal efecto ante la puerta principal de la Catedral otra de las señas de identidad de la ciudad comenzó a tomar forma. Domingo Rubichi, al toque, Eva Rubichi, al cante, y Manuela Núñez, al baile, fueron los encargados de amenizar ese momento en el que los gajos de uva iban soltando en el interior de la prensa su preciado zumo.

Fue entonces cuando el deán de la Catedral de Jerez procedió a realizar la segunda bendición de la mañana, momento en el que rindió gracias al cielo por haber permitido que la cosecha, un año más, llene de parabienes al Marco de Jerez.

Tan sólo restaba entonces que el Himno de la Vendimia que en su momento compusiese el que fuera director de la Banda Municipal de Música Moisés Davia Soriano surcase los aires de la Calzada del Arroyo. Junto a sus sones, dos centenares de palomas transportadas al reducto para la ocasión por el Grupo Colombófilo Jerezano también surcaron el aire.

Para terminar, el Himno de Andalucía declaró concluido el acto apenas tres cuartos de hora después de que éste diera inicio bajo un sol de justicia.

Fue entonces cuando los venenciadores oficiales contratados por el Consejo Regulador procedieron -como si de una máquina del tiempo se tratase- a llevar al respetable a un próximo futuro y servirles en los catavinos ese mismo mosto pero ya convertido en vino fino.

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