Magistral Perianes
Intimista y colorido concierto del joven pianista onubense
Programa: Franz Schubert; Allegretto en do menor D. 915, Sonata número 21 en Si bemol mayor D. 960. Frédéric Chopin; Dos Nocturnos Op. 48 número 1 y número 2, Cuatro Mazurcas Op. 17 número 4, Op. 24 número 2, Op. 63 número 3 y Op. 67 número 4, Balada número 4 Op. 52 en fa menor. Lugar y fecha: Teatro Villamarta, Jueves 24 de marzo 20:00 h.
En los tempos acelerados y ruidosos en que vivimos es todo un placer, por desgracia no al alcance de todos los oídos, disfrutar de la música en su más puro estado sin estridencias ni artificios. El pasado jueves el público asistente al concierto de Javier Perianes en el Teatro Villamarta fue partícipe de una simbiosis perfecta entre intérprete y música. El pianista se desprendió de sí mismo para entregarse por completo a la verdad incuestionable de la música.
El joven Perianes actuaba por segunda vez en Jerez. Su carrera pianística ha seguido una progresión meteórica que le ha hecho ser un habitual en las grandes salas de concierto, tocando entre otros, con la orquesta de la BBC y con maestros de la talla de Daniel Baremboim. Ha realizado varias grabaciones en los últimos años para el sello Harmonía Mundi y está invitado esta temporada a uno de los festivales de música más importantes del mundo, el de Lucerna.
Comenzó el concierto con un delicado Allegretto en do menor de Schubert, obra de una suavidad evidente que pudo parecer por momentos superficial y que por su naturaleza no puedo desplegar el colorido que vendría después con una de las grandes obras pianísticas del mencionado autor; la sonata número 21 en si bemol Mayor, última de sus sonatas donde se condensa el pensamiento 'schubertiano'. En esta sonata dividida en cuatro movimientos Perianes sacó todo su talento para ofrecernos una de las mejores versiones que podemos escuchar hoy en día, uniendo sutilmente el lirismo romántico con la claridad y elegancia clásica, manteniendo en todo momento la tensión necesaria y con una sorprendente naturalidad gracias a su virtuosismo sencillo y sin estridencias.
La segunda parte estuvo dedicada por completo a Chopin, autor de un romanticismo pleno que nuestro intérprete captó a la perfección, deslizándose entre la suavidad de los nocturnos y los ricos contrastes de las mazurcas. Nos ofreció un Chopin genial, en su justa medida, sin grandilocuencias ni cayendo en el excesivo de tantos pianistas, destacando aquí otra de sus grandes virtudes: el equilibrio. Perianes obtiene este equilibrio gracias a la separación clara de los planos sonoros. El discurso musical está ordenado de manera natural con fraseos sencillos y a su vez mantiene intacto el espíritu de la obra. Para redondear esta interpretación hizo gala de un sonido y variedad tímbrica envidiables además de un alegre y preciso juego rítmico. Terminó Chopin con la bellísima Balada número 4 op. 52, que hizo las delicias de un público entregado al joven maestro.
Cuando concluyó el programa y después de un pequeño bis, La muchacha de los cabellos de lino de Claude Debussy, sorprendió a todos los asistentes con una 'tercera parte', la Fantasía bética de Manuel de Falla, obra de madurez del autor y que nada tuvo que ver con el clasicismo y romanticismo precedentes. Con esta pieza demostró versatilidad, fuerza y carácter interpretativos, levantando al público de sus butacas y culminando con una calurosa y merecida ovación.
Elegancia, intimismo, suavidad, carácter, dulzura, expresión, virtuosismo, son sólo palabras que tal vez nos acerquen a la música del que sin duda está llamado a ser uno de los grandes pianistas de nuestro tiempo.
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