DESENGÁÑENSE. Si piensan que hoy acaba todo, están equivocados. Aún nos queda ración de política, y elecciones, para rato. La alineación de los astros, siempre caprichosa, ha querido que durante un par de años, más o menos, vivamos inmersos en campaña electoral tras campaña electoral. Ya saben, como el villancico: campaña sobre campaña. Hoy es el día del tercer round de un combate que aún no sabemos si acabará en victoria K.O. o por puntos, si con uno o varios vencedores. El ciclo electoral que vivimos no se puede analizar en compartimentos estancos o en una foto fija. Hay que ver cuál es la película completa para extraer conclusiones. Y eso ha jugado, y juega, en contra de las elecciones municipales, aquellas en las que se supone tenemos que hablar no ya del banco que hace falta en la calle de una barriada, sino del tornillo de la pata del banco. Los programas de los partidos han incluido propuestas sobre cuestiones locales pero su debate ha quedado eclipsado al final por cuestiones nacionales. Alguien dijo en su día que al Gobierno de la nación se llega a través de los ayuntamientos (es así con los datos de las últimas elecciones) y esta vez parece que los electores se lo han tomado al pie de la letra a tenor de encuestas que, por ejemplo, dan concejales en municipios a partidos que ni se presentan en ellos.

Mañana mismo, según los resultados de las elecciones municipales, nos volveremos locos con las calculadoras y miraremos, de un lado, a Andalucía, donde el resultado del pasado mes de marzo se quedó congelado -como cuando se le da al pause a una película- a la espera de lo que suceda hoy. Y de otro, apuntaremos al otoño/invierno en el que habrá elecciones catalanas y generales, vaya usted a saber si el mismo día... Entonces, ¿qué es lo que estamos votando hoy? ¿Apuntalamos o desmontamos lo que se votó en marzo? ¿Preparamos el cuerpo para lo que viene en las generales? Está claro que hoy nos jugamos el gobierno de nuestras ciudades y que éstas se mueven en un mundo cada vez más global. Resulta difícil, por no decir imposible, aislar localmente un fenómeno en estos tiempos. Pero votar un día como hoy a una posible extrapolación, estando vecinos/as nuestros en las candidaturas, es abstraerse del motivo último de estas elecciones. Siglas y/o personas, se supone que es la cuestión. Sólo así se explica la campaña de perfil bajo que hemos vivido en muchas ciudades, como el caso de Jerez. Los partidos han dejado demasiado claro que hoy están en juego algo más que los gobiernos de las ciudades, subidos como estamos a esta montaña rusa de la que depende el futuro de muchos políticos y aspirantes a serlo pero, sobre todo, el nuestro, el de todos los vecinos, el de la gente de a pie que no sabe de política de altos vuelos.