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El balcón

Ignacio / Martínez

Oferta variada

EN la campaña sobraron chascarrillos, faltaron ideas y los asuntos locales han estado en segundo plano. Sin embargo, hemos tenido la oferta más variada de la democracia. Y la competencia siempre es sana. Hoy hay menos posiciones dominantes que hace cuatro años y la incógnita sobre el resultado hará mayor la participación; se calculan cinco puntos más que en las últimas elecciones locales.

Ha habido ocurrencias y banalidades, pero poco programa. Como si fuese parte del azar, un candidato socialista gallego repartía con sus promesas una participación de lotería. Esperanza Aguirre ha prescindido de las dos cosas, del programa y de la participación en el sorteo, pero ha paseado a su perro y se ha dado un garbeo en bici con Cifuentes y Rajoy; eso sí, con los sillines muy bajos para una buena conducción. El presidente parece mejor espectador que practicante del deporte del pedal. El candidato popular a la Alcaldía de Getafe ha rizado el rizo de la frivolidad en materia de programa: lo ha confundido con las cualidades de un preservativo y ha vinculado su lema sensibilidad y eficacia al reparto de condones.

En Barcelona dos monjas han protagonizado lances pintorescos. La dominica Lucía Caram, para apoyar a CiU y al alcalde saliente, Xavier Trias, se ha confesado enamorada del presidente Mas. Y la benedictina Teresa Forcades (no confundir con Carme Forcadell, la ex presidenta de la Asamblea Nacional de Cataluña, que ejerce otro tipo de ministerio pastoral) ha apoyado la campaña de Ada Colau a la Alcaldía de la ciudad condal. Forcades está pensando incluso dejar los hábitos para ser candidata a la Generalitat en septiembre. En Sevilla se pudo dar un caso similar si hubiese dicho que sí a Podemos o a IU el cura Chamizo, defensor del pueblo andaluz durante 17 años, defenestrado en 2013 tras reprochar a PSOE y PP su afición a la peleíta por encima del interés general.

Una de las novedades de la jornada de hoy es que los jóvenes que se incorporan al censo van a votar en masa y lo harán en su mayoría por los dos partidos emergentes. Si hiciese falta una explicación, bastaría con el paro juvenil del 50% en España y del 60 en Andalucía. Con los datos del reciente barómetro preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas, se puede hacer un mapa nacional de edades en el que Podemos tiene su principal cantera entre los menores de 34 años, Ciudadanos en el segmento 35-44, el PSOE entre los mayores de 55 y el PP en los de más de 65. Los dos partidos tradicionales barren entre los jubilados.

Ha perdido vigencia el aserto de que a los jóvenes no les interesa la política. Y la idea de que todo lo nuevo es irresponsable no ha prosperado. Lo único cierto es que mañana los elegidos tendrán que hablar entre sí. Mucho más que nunca en la historia de la joven democracia española. Más incluso que en el 79. Y eso tendrá más ventajas que inconvenientes.

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