LA Asociación Católica de Propagandistas ha celebrado en Jerez un acto de reconocimiento de nuestro ilustre paisano, cuya figura se ha visto agraviada por el acuerdo adoptado por el Ayuntamiento de retirar su busto del Teatro Villamarta y, sobre todo, por las justificaciones que dio al acuerdo una concejal de IU.

Pemán perteneció a la ACdP, que fundara el Cardenal Herrera Oria y el sacerdote Ayala, en 1909. En el Colegio Mayor Universitario San Pablo, de Madrid, en el CEU, cursé los tres últimos años de la carrera de Derecho y tengo el honor de ser de la 1ª promoción que se licenciaba, después de la Guerra Civil, en 1957 y no menos honor, de haber sido allí alumno de Don Manuel Olivencia, aún no catedrático. Y esta asociación por iniciativa de su presidente, Carlos Romero y coadyuvando Manolo Guerrero Pemán, nieto del escritor, convocó a todo el que quisiera asistir al homenaje. Acudieron tantas personas, que un cuarto de hora antes de empezar el acto el local estaba tan repleto que incluso a familiares y amigos, por razones de seguridad, no se permitía el acceso. Como aquí no falta el ingenio para colarse, cuando vi entrar a un amigo que lo había conseguido, me comentó que había dicho "que era ahijado de Pemán", aunque en este caso fuese verdad.

Las intervenciones fueron magistrales, comenzando por la de Manolo Guerrero, hijo de ese caballero jerezano, que siempre me llamaba tocayo y de esa santa que se llama Maruchi, que, de momento, suple con la sonrisa la aureola que llevan los santos proclamados. Los que no conocían a Manolo Bustos me preguntaban por él y por su cátedra, porque se habían quedado impresionados por su brillante parlamento. Fue emocionante oír a Antonio Llaves leer unas cuartillas, como secretario que fue de don José María y, después, recordamos aquellas reuniones políticas en la biblioteca del escritor. Otro amigo, el poeta de Arcos Antonio Murciano, nos leyó el acróstico que había dedicado a Pemán y que termina con "Negarte es, afirmarte". El director de ABC, donde escribió sus artículos de 3ª página que le consagraron como maestro de articulistas, reivindicó su figura. Y el fin de fiesta, porque aquello fue una fiesta del bien decir, corrió a cargo del maestro Antonio Burgos. Ya sé que no le gusta que le llamen maestro, pero menos aún que se le llame "sucesor de Pemán", por su andalucismo, por su cariño a Cádiz, por su generosidad con los que emborronamos cuartillas, porque con la voracidad fiscal de la Junta de Andalucía, le pueden cobrar un impuesto por esa herencia. Además de olvidarlo todos los años en las distinciones que la Junta concede el día de Andalucía.