BUENO, ya queda menos para acercarnos de nuevo a las urnas, a ver si esta vez los políticos elegidos se quieren enterar de lo que digamos los españoles. Esta semana también han votado los ingleses, en este caso para decir que se quieren largar de la Unión Europea. Ayer oyendo a multitud de representantes políticos de aquel país, resulta que nadie ha votado por salirse, pero lo cierto es que hay más votos a favor de irse que de quedarse. Lo que ocurre siempre, vaya, que cuando los resultados no gustan, nadie ha sido. Ahora es de esperar que en casi todos los países salga algún iluminado pidiendo lo mismo, y así se va recogiendo el voto de los mosqueados. Eso también ocurre aquí desde siempre. En cada elección hay un partido que va recogiendo el voto de quienes están enfadados con el sistema y a la hora de votar solo piensan en cómo darles por saco a aquellos con quienes están moscas... Pues votando a determinados grupos que prometen hacer todo lo que otros no han hecho. Eso sí, hasta que llegan a tocar poder y entonces pasan a ser parte del sistema.

Estos días atrás hablando con unos conocidos, alguno me manifestaba su miedo a que pudiesen gobernar determinadas opciones políticas. No entiendo que se pueda tener miedo antes de votar. El resultado de la votación será el que todos queramos, por lo tanto no caben los temores cuando tenemos la capacidad de hacer lo que queramos. Otra cosa serán las consecuencias de nuestro voto. El lunes sí podrá tener miedo alguno a lo que hizo o dejó de hacer con su voto, pero siempre teniendo claro que lo que salga será lo que haya querido la mayoría. Y no necesariamente es la mayoría la que se equivoca. Así, que tenemos todo el día y parte del de mañana, para pensar qué queremos hacer con ese voto que tanto nos costó conseguir, y al que algunos desmemoriados dan tan poco valor. Luego no vale quejarse, así que solo cabe desear a todas y todos, que usted... ¡lo vote bien!