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La esquina

josé / aguilar

Mariano: sí, pero ya veremos

VUELVE a las andadas Mariano. Tras las elecciones del 20-D declinó la invitación del Rey a presentar su candidatura a la presidencia del Gobierno. Le correspondía por una aplastante lógica político-democrática: era el líder del partido más votado. Rehusó la invitación-obligación, probablemente para evidenciar el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez. Vale, lo consiguió. ¿A qué viene intentar repetir la jugada?

Ahora acepta formalmente el encargo de Felipe VI, pero materialmente le pone condiciones. Dice que asume la responsabilidad que se le encomienda, pero no ofrece seguridad de que se someterá al debate y la votación de investidura. Sólo lo hará si logra, en "un plazo razonable", los apoyos que necesita para sacarla adelante (apoyos de Ciudadanos y PSOE, en forma de voto favorable o abstención). ¿Cuál será un plazo razonable en un país que lleva casi un año con un Gobierno en funciones?

El candidato a candidato ha retorcido la Constitución interpretándola en beneficio de su interés inmediato. Ha regateado el espíritu constitucional con un desparpajo increíble. El artículo 99, apartado 2, de la Carta Magna señala explícitamente que el candidato propuesto -lo que es en el día de hoy Mariano Rajoy- expondrá ante el Congreso "el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara". No dijeron los constituyentes que el candidato "podrá exponer (...) si cuenta con los votos necesarios para obtener la confianza de los diputados", sino "expondrá". Recabar los votos es su tarea en los días previos a la investidura, pero exponer el programa y debatirlo es su deber. Un mandato imperativo, no una opción a elegir.

Qué mal lo están haciendo todos y qué poco se enteran del hartazgo de la gente, que ya cambia de cadena o de emisora en cuanto se habla de los tejemanejes de la investidura. PSOE y Ciudadanos pretenden ser oposición pero no dejan formarse el Gobierno al que oponerse, y el PP quiere gobernar sin ofrecer nada de lo que está obligado a ofrecer por su condición de minoría. Si de verdad Rajoy persigue su investidura y no la derrota de sus adversarios -segunda parte: ya Sánchez perdió su oportunidad-, tenía que haber empezado a negociar con ellos desde el día siguiente al 26-J. No esperar un mes para ser nominado candidato... y confesar que ya veremos si lo es.

Ya no tengo yo claro que no vayamos a las terceras elecciones generales en un año.

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