La racha de seis jornadas consecutivas perdiendo que acumulaba el Xerez condujo la pasada semana a Jesús Mendoza a echar mano de un psicólogo para reforzar la autoestima de sus jugadores de cara al compromiso del domingo ante el Balón de Cádiz. La iniciativa no pudo resultar más positiva.

Raúl Jiménez, psicólogo jerezano con bastante experiencia en el ámbito deportivo, fue el elegido por el técnico azulino para que ofreciera una charla a sus jugadores, charla en la que "pude cambiar poquitas cosas porque es imposible obrar el milagro en apenas cuarenta minutos. La mentalidad de un colectivo no se puede modificar así como así, pero sí que me siento orgulloso de haber puesto mi granito de arena y de haber ayudado a un grupo tan cohesionado y con tantas ganas de agradar a su afición. El cambio, por lo que se vio en el partido, fue brutal y me alegro. Mendoza ya había trabajado mucho en ese sentido y los jugadores lo que necesitaban era un empujoncito".

A primera vista, la impresión que se llevó del plantel fue "la normal de un equipo que llevaba encadenando una serie de resultados poco satisfactorios. Había cierta tensión, nervios y ganas de ganar y agradar. A nivel de autoestima estaban un poco tocados porque si tú vistes la camiseta del Xerez Club Deportivo lo que quieres es ganar y dar alegrías a la afición. Estaban frustrados porque querían y no podían, tenían cierto sentimiento de rabia y de impotencia" .

Jiménez, que no pudo acudir a presenciar el encuentro en El Rosal, destaca el papel de Jesús Mendoza al frente del grupo y explica que "se notaba que estaban bien trabajados pero necesitaban, como he comentado antes, una activación externa. Cuando una persona está nerviosa, el nivel de concentración se reduce y baja el rendimiento. Lo que hicimos fue realizar una serie de técnicas de control de respiración para que las practicaran y les ayudaran a trabajar mejor durante el partido. Intenté que dejaran al margen todos los pensamientos negativos, les recomendé que pensaran sólo en los mejores momentos que han tenido a lo largo de la temporada".

Otro de los aspectos que el jerezano, que colabora con la empresa portuense de psicología Gremio SL, resalta de la plantilla y que le sorprendió gratamente fue "su alto nivel de comunicación y de unión. Ese aspecto quedó patente en cada una de las celebraciones de los goles y al final del partido con los abrazos a su entrenador, eso es lo más grande para un colectivo, yo me emocioné. Insisto, estoy satisfecho con el trabajo".

El paso que dio Mendoza, bajo su prisma, fue "el lógico y lo que se debe hacer en estos casos, ya que hay que separar perfectamente el rol del entrenador de lo que es el rol del psicólogo. El entrenador puede tener dotes de psicológico pero no puede nunca ejercer ese papel porque él no puede perder la autoridad sobre el grupo. Cuando un equipo necesita un suplemento o un reforzamiento moral es cuando nosotros entramos en liza, valoro la iniciativa de Jesús, aunque también hay entrenadores que no comparten esa teoría y también hay que respetarles".

A partir de ahora, espera que el grupo siga "rindiendo a un buen nivel, aunque eso nunca se sabe y hay que tener claro que alto rendimiento no es correr los noventa minutos, rendimiento es cantidad y calidad. Es correr pero también es tener precisión en el pase o a la hora de resolver una jugada de gol y para eso se necesita concentración y para tener concentración, estar muy bien preparado mentalmente. Yo les di un empujoncito, ganar depende de muchos aspectos y no todos dependen del grupo".

Después de la victoria en Cádiz , comenta que "aún no he hablado con los jugadores pero sí que me felicitó Mendoza y me dijo que la plantilla se había acordado de mí. Me gustó mucho el grupo y no me importará mantener la relación con ellos. El grupo no lo está teniendo nada fácil por todos los problemas extradeportivos, es complicado estar trabajando y pensar que por muy bien que lo hagas igual tu esfuerzo no sirve de nada porque el club termina desapareciendo. Es de admirar lo que están haciendo ellos, no cobrar, entrenar por la noche y el peso que supone defender el escudo del Xerez. Tienen un valor añadido este grupo".

Por último, aclara que "en el tema de la psicología deportiva se confunden muchas veces los términos. Nuestro papel no es levantar la moral al equipo, aunque siempre se recurra a nosotros en momentos delicados, nuestro papel es dotarle de herramientas para afrontar la competición y sacarle el máximo rendimiento psicológico. Yo, en la charla, les fui soltando tiritos poco a poco, les fui soltando consejos generales porque cada uno sabe lo que necesita. No les conocía personalmente y desconocía el origen de sus problemas".