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de libros

El monstruo vacío

A la vuelta de su viaje por la Rusia soviética (1936), Gide escribirá uno de los libros más célebres y rebatidos del siglo XX: Regreso de la URSS. El otro sería El cero y el infinito de Arthur Koestler, novela publicada cuatro años más tarde, en la que estalinismo figura como un vasto sumidero de hombres, y no como la utopía fabril que soñó/temió la Europa burguesa de entreguerras. El de Gide, en cualquier caso, es un libro testimonial, que se pretendía favorable a los logros del comunismo, pero que introduce algunas críticas y reticencias en el orfeón laudatorio de la propaganda. En consecuencia, Gide pasará a considerarse una suerte de traidor, asunto que comprobará el lector en los Retoques a mi regreso de la URSS (1937), también incluido aquí, y donde Gide se defiende de tales acusaciones con datos y testimonios extraídos, en numerosas ocasiones, de la propia información soviética.

El resultado destila aún mayor amargura que si se tratase de un mero detractor del comunismo. En puridad, cuanto Gide refleja en estas páginas conduce a la finalidad contraria: esto es, pretende devolverle al comunismo una intención, unos efectos, unos principios, que a su juicio se han desfigurado horriblemente. De ahí la naturaleza de su denuncia; y de ahí también la incomodidad y el estupor con que vemos avanzar una sospecha que finalmente se abre paso en el entendimiento del autor. No podría entenderse la importancia de Regreso de la URSS sin esta lucha interior que aflige a Gide. Pero no podría entenderse la importancia de dicha obra si no concebimos el asombro y la esperanza que suscitó el experimento soviético en grandes capas de la sociedad, y que podemos apreciar incluso en alguien tan reticente como Chaves Nogales, cuando describe la Rusia del año 28 en La vuelta a Europa en avión. Esa gran esperanza, que guardaba dentro de sí un pavoroso mecano, un monstruo descomunal, omnívoro y vacío, es la que apreciamos aquí en su vertiginoso desinflarse.

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