La celebración del Día de Andalucía coincide en este XVIII Festival de Jerez con la representación de la última propuesta del renovado Ballet Flamenco de Andalucía, que desde hace cinco meses dirige Rafaela Carrasco.

La bailaora sevillana, una asidua del certamen, rememora aquel histórico concurso de cante jondo que se celebró en Granada en 1922 y en el que participaron la mayoría de intelectuales de la época.

"Fue un año clave para el flamenco, tras ese año el cante y el baile ya no sólo estaban en las casas y reuniones familiares. Manuel de Falla se reunió con algunos más de su misma talla y se unificaron para sacar el flamenco de los lugares más perdidos y cutres, y pasar a un plano más universal. Hay opiniones de todo tipo de lo que allí sucedió, pero sólo con la unión de esas personalidades de la cultura, las letras y las artes del momento para firmar un manifiesto en defensa del flamenco, me merecen todo el respeto", apunta Rafaela.

De aquella cita histórica, el espectáculo homenajea a muchos de los nombres propios que dejaron su legado artístico, es decir, El Tenazas, Manuel Torre, Caracol, Ramón Montoya, La Niña de los Peines, La Gazpacha, Antonio Chacón, Federico García Lorca y sus poemas del cante jondo, y La Macarrona.

A ésta última, la propia Rafaela rinde pleitesía con un número como solista. "Ha sido lo más difícil de mi vida. No hay fotografías ni vídeos, no hay nada de ella. Lo que sé es gracias a Matilde Coral, que ella tampoco lo vivió sino que le llegó por un antepasado. Lo hago desde la humildad y el respeto, porque en realidad es un personaje de la obra, tampoco intento imitarla sólo reflejar en ella una etapa de mi vida. Espero que se reciba bien y lo disfrute el público".

Tras ser estrenado en Córdoba el pasado enero y haber rodado ya por varios teatros, Rafaela admite que 'En la Memoria del cante: 1922' no ha variado demasiado desde el estreno, "ha funcionado muy bien desde el principio, el ritmo del espectáculo ha sido fantástico y es mejor no tocarlo mucho. Se ha acoplado todo el mundo, las transiciones se han hecho más continuas, se han mejorado unos detalles muy básicos…".

Por esta razón, "me siento tranquila que no es poco. Siempre que creamos algún trabajo nuevo es cierto que nos queda un nerviosismo interior propio de las circunstancias pero en este caso estoy más relajada. El cuerpo de baile está muy involucrado, ilusionado, son muy jóvenes y eso se agradece. Ha sido muy satisfactorio trabajar con gente tan preparada. El espectáculo está funcionando y el público lo ha recibido bastante bien. Lo que más nos importa es que el público vea que está muy trabajado".

Dentro de ese elenco al que se refiere la bailaora destacan Ana Morales, David Coria y Hugo López como solistas, además de un cuerpo de baile formado por Alejandra Gudí, Florencia O'Ryan Zúñiga, Laura Santamaría, Paula Comitre, Carmen Yanes, Eduardo Leal, Antonio López y Alberto Sellés. La formación musical incluye el cante de Miguel Soto 'Londro' y Miguel Ortega, las guitarras de Juan Antonio Suárez 'Cano' y Jesús Torres.

A pesar de dirigir su propia compañía desde hace años, hacerse cargo del ballet le ha subido la exigencia, algo normal porque "utilizo dinero público para trabajar. Evidentemente cada uno tiene su opinión con respecto al espectáculo pero lo que es obvio es que la calidad artística es inmejorable".

Estar al frente de una institución pública "cambia mucho, con sus partes buenas y sus partes malas. Ahora, con una compañía pública, cuento con unas infraestructuras de calidad que con una privada sería imposible. Además el equipo técnico y de producción está a un nivel altísimo. Por otra parte cuando el espectáculo es privado arriesgas lo que tienes, es distinto, llevas tu ritmo, tus tiempos de trabajo… tienen distinto protocolo de organización".

Además, reconoce que dirigir el ballet que representa a Andalucía supone un mayor nivel de responsabilidad, "imagínate lo que se siente cuando eres el centro de todas las miradas, ya no sólo a nivel artístico, ya están atento a todos los detalles, gastos… La compañía debe servir de escaparate en todo el mundo, por lo tanto es una responsabilidad enorme".

Después de conseguir un éxito rotundo con su último espectáculo programado en el Festival, Rafaela es consciente del nivel de exigencia al que se enfrenta, una circunstancia que "es lo peor de esta profesión. Al subir cada año el listón, te vas exigiendo demasiado y llega el momento en el que no sabes qué hacer nuevo para sorprender y a la vez que guste. No te puedes relajar, es complicado sinceramente. En este caso estoy tranquila porque sé que el mínimo de calidad artística se mantiene y ese mínimo es bastante alto. Este espectáculo es muy diferente al del año pasado, nada tiene que ver. Es un formato mucho más tradicional, siempre relacionado con mi forma de ver el flamenco, de montar coreografías y de crear, pero al fin y al cabo una mirada a la tradición con un equipo inmejorable".

Como es normal, para esta nueva creación se ha rodeado de algunos de sus habituales colaboradores, como el caso de Canito o Gloria Montesinos. Este hecho "me da bastante tranquilidad porque saben lo que necesito en cada momento y lo que puedo llegar a exigir. Con una mirada se dice mucho, y eso en el escenario se convierte en un seguro de vida. Es como estar en casa y eso se agradece".

Rafaela defiende la labor de las instituciones públicas, si bien asegura que "deberían hacer mucho más. La cultura en este país cada vez está sufriendo más las consecuencias de la crisis, es lo último que se defiende y estamos sufriendo bastantes recortes. La crisis se está notando. Yo tengo que dar gracias por tener trabajo y tener la suerte de que cuenten conmigo. Estamos sufriendo mucho los que vivimos de esto. En la calle se está pasando muy mal y hay que seguir peleando con los políticos".