La Peña La Bulería acogió en la noche del pasado sábado la actuación del bailaor jerezano Miguel Ángel Heredia, una especie de sílfide elegante como él solo que puso toda la carne en el asador tras no aparecer por su tierra durante varios años. Supo pasear por el escenario el baile al más estilo jerezano, evocando a los maestros de esta danza que tan desplazados aparecen en la programación del Festival de Jerez.

Miguel contó con el acompañamiento de un grupo artístico a la altura de las circunstancias,  Juanillorro cada vez con más fuerza, un José del Mijita que atesora unos genes envidiables y Mara Rey, la dulzura del cante hecha mujer. Precisamente fue ésta la encargada de invitar al bailaor de la noche a presentarse con una alboreá cargada de luz, que hizo brillar el traje blanco impoluto que lucía Miguel Ángel. 

Acto seguido, y vestido de rojo y negro, el bailaor se dejó llevar por el eco seguiriyero y desgarrador de José Mijita y  el temperamento de Juanillorro, fuerza para dar y regalar.

El braceo de Miguel recuerda al de aquellas bailaoras jerezanas tan poco valoradas en la actualidad pero que marcaron un antes y un después en el baile de Jerez.

Tras el descanso, Mara Rey, con esa fuerza romántica, se alargó por bulerías y coplas comerciales que tanto gustaron al público que llenaba la sala. Fue el tiempo necesario para que Heredia cambiara su vestuario y se introdujera por soleá. Unas horas cargada de flamenquería, una opción que salvaguarda las paredes de estas entidades infravaloradas por los organismos públicos pero a las que tanto hay que agradecer.

La guitarra de Ismael Heredia, correctísimo en toda la noche,  ya anunciaba el fin de fiesta por bulerías para que Miguel Ángel diera todo lo que le quedaba por dar, que no era poco. El bailaor, que se mostraba generoso en el tiempo de actuación, volvió a escena para agradecer al público los interminables aplausos recibidos. Una gran noche.