Jerez

Un estudio data la conquista de Jerez el 3 de octubre de 1267

  • El jerezano Miguel Ángel Borrego publica un artículo en el que fija nueva fecha y asegura que la tradicional "no tiene rigor científico".

Las investigaciones del historiador jerezano Miguel Ángel Borrego nunca dejan indiferente. Aunque es cierto que los testimonios de la 'Crónica' de Gonzalo de la Hinojosa y el encabezamiento de 'El Libro del Repartimiento de Jerez', redactados en el siglo XIV, sobre la conquista de la ciudad por Alfonso X en octubre de 1266, llevaron al doctor en Artes y Humanidades a afirmar recientemente que "ésta habría tenido lugar ese mes y año, concretamente el día 3, festividad de San Dionisio Areopagita a quien, según la tradición, el rey sabio dedicó la iglesia y collación de su nombre", sus últimas investigaciones le han llevado hasta en torno al 3 de octubre de 1267. Para llegar hasta ahí "he realizado un exhaustivo análisis de las fuentes árabes y castellanas que aluden tanto a las campañas de Fernando III y Alfonso X contra los musulmanes en los valles del Guadalquivir y el Guadalete en la primera mitad del siglo XIII, como a las causas que originaron la mencionada 'revuelta mudéjar' de 1264 y sus posteriores desarrollo y desenlace. Esto demuestra que la ocupación definitiva de Jerez por las tropas cristianas tuvo lugar en torno al 3 de octubre de 1267, como consecuencia de la paz firmada unos meses antes entre Castilla y Granada, y jamás el 9 de octubre de 1264, fecha comúnmente defendida por la historiografía", apunta el autor, que ha publicado recientemente un completo artículo al respecto, 'La Conquista de Jerez y la revuelta mudéjar (1261-1267)', en la revista Estudios sobre Patrimonio, Cultura y Ciencias Medievales, vol. 18-1, Granada-Cádiz.

Borrego asegura que la fecha tradicional del 9 de octubre de 1264 "fue establecida hace varias centurias a partir de los anacronismos de la 'Crónica de Alfonso X', y de una equivocada adscripción de la celebración del día de San Dionisio Areopagita, y presenta importantes lagunas y dificultades para su corroboración documental, pues se basa, en la mayoría de los casos, en relatos populares que los textos se han encargado de presentar, sin rigor científico alguno, como verdaderos. Del mismo modo, los primeros textos relacionados con la conquista y repoblación de Jerez y su comarca de los que conocemos su original o reproducción, son de noviembre de 1267". "Todos ellos -añade- contradicen las pruebas que se han venido esgrimiendo a lo largo de los siglos para justificar la toma de Jerez por los cristianos en octubre del año 1264. Estas continúan hoy fundándose en una serie de documentos emitidos y dirigidos por Alfonso X a la ciudad, tres de los cuales se habrían redactado, casualmente, en Jerez el mismo día de su hipotética conquista, es decir, el 9 de octubre de 1264. Habría que recordar en este punto que todos los diplomas de ese mes y año fueron escritos en Sevilla, incluido uno del mismo día 9, en el que Alfonso X concede a los pobladores cristianos de Almansa, el fuero y franquezas del concejo de Cuenca". "A pesar de esta circunstancia, y de que estos textos nunca han sido transcritos, pues jamás se redactaron ni, por ende, han existido, la historiografía jerezana los ha citado secularmente como prueba de la conquista de Jerez en ese momento concreto", apunta.

Según Miguel Ángel Borrego Soto, "era necesario un estudio en profundidad de las fuentes árabes y castellanas para reconstruir, de un modo preciso, el proceso histórico conocido como 'revuelta mudéjar'. Este acontecimiento no fue, como se ha creído hasta ahora, una mera sedición de musulmanes descontentos con la situación socio-política a la que Alfonso X los había arrastrado tras romper las diferentes treguas que su padre, Fernando III, acordara tiempo atrás con los reyezuelos de taifas surgidos en al-Andalus tras la caída de la legitimidad almohade a principios del siglo XIII". El profesor Borrego Soto cree que sólo "debemos reconocer como 'revuelta mudéjar', con todas las reservas que la expresión permite, el estallido inicial de las hostilidades que, en 1264, llevaron a Castilla y Granada a una guerra de tres años de duración". Su último trabajo se ha centrado en uno de los focos principales de la rebelión, Jerez y su comarca, fundamentales para entender el origen, desarrollo y desenlace de la contienda.

El jerezano cuenta en su estudio que una vez tomada Sevilla en 1248, el reino taifa del wazir Ibn Abi Jalid (el Aben Abit de las fuentes castellanas), que desde 1231 abarcaba la amplia y próspera región del valle del Guadalete, con epicentro en Jerez, se convirtió en el objetivo principal de Fernando III para sus pretensiones en el norte de África. El dominio y la posterior conquista de toda esta zona eran primordiales para el establecimiento en la bahía de Cádiz de las embarcaciones que se construían en las atarazanas de Sevilla. Lo que en un principio parecía una maniobra sencilla, pues Alfonso X había logrado, en poco tiempo, un eficaz control sobre las poblaciones de la zona, terminó transformándose en el levantamiento, coordinado por el rey nazarí de Granada, de los mudéjares que el monarca castellano había dejado en sus lugares de origen bajo soberanía de Castilla, de un extremo al otro de al-Andalus.

La guerra se inició entre abril y junio de 1264, con Jerez y Murcia como ejes principales de un alzamiento que tuvo en vilo a Alfonso X tres largos años. Muhammad I había concentrado el grueso de sus tropas, con el apoyo de las meriníes que habían acudido desde el otro lado del Estrecho, en aquellos distantes núcleos, lo que impidió a Alfonso X recobrarlos de inmediato. De este modo, la conquista de Murcia tuvo lugar a principios de 1266, y la de Jerez y el valle del Guadalete a finales de 1267, según Borrego, que destaca que los primeros textos relacionados con la toma y repoblación de Jerez y su comarca "están fechados en noviembre de 1267, varios meses después de la firma del pacto de Alcalá de Benzaide entre Alfonso X y Muhammad I, firmado entre la segunda mitad del mes de mayo y junio de 1267 para poner fin a la guerra iniciada en la primavera de 1264".

Tras la conquista de toda esta región y la expulsión de su población musulmana, los continuos intentos de nazaríes y meriníes por hacerse de nuevo con el control de la misma "hicieron de Jerez un enclave hostil y difícil de repoblar". Lo más apremiante fue -concluye-, en un principio, garantizar la seguridad de la zona y la de sus primeros habitantes, "lo que explica la presencia de Alfonso X en Jerez entre octubre de 1267 y junio de 1268 organizando la repoblación y su defensa, para que la ciudad no volviera a manos del islam".

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