Fernando Millán Romeral. prior general de la orden del Carmen

"La vida del Monte Carmelo se cimenta en la autenticidad"

  • Dos mil frailes y mil monjas de clausura dan vigor por todo el mundo al espíritu de la vida carmelitana

El P. Fernando Millán Romeral se encuentra de visita en la casa de Jerez.

El P. Fernando Millán Romeral se encuentra de visita en la casa de Jerez. / vanesa lobo

-¿qué significación tiene para la vida de la Iglesia en la actualidad la observancia del Monte Carmelo?

-Somos dos mil frailes repartidos en los cinco continentes. Aunque hasta ahora nuestra presencia ha estado en Europa, desde hace unos años Asia es muy importante. Hay realidades nuevas como Vietnam, Filipinas o la India que son algunos de los lugares con más presencia carmelita. Hay presencia muy prometedora en África y en América Latina, en la que nuestra provincia Bética tiene misiones en Venezuela y en Burkina Faso. Además de los frailes tenemos unas mil monjas de clausura distribuidos en ochenta monasterios por todo el mundo. La parte más grande está en España con veintrés monasterios. Hay que mentar también hasta catorce ordenes de vida activa que, aunque canónicamente son independientes, formamos una misma familia. Además de un laicado muy importante con las órdenes terceras o los mismos cofrades. En Andalucía hay un laicado muy vivo. Aquí mismo en Jerez es patente.

-Sabemos de su estrecha relación con el Papa Francisco ¿Cómo se gestó?

-Bueno yo he estado con el Santo Padre en cuatro ocasiones, dos de ellas muy breves. Pero he tenido dos mañanas de trabajo con él junto con todos los generales de las órdenes masculinas. Le pedimos una audiencia y el Papa nos puso dos condiciones. Que se hablara en español y que no hubiera discursos. Nos pidió que le preguntáramos cosas. Fue una experiencia muy positiva. Allí anunció el año de la vida consagrada y habló con una libertad asombrosa. La vida consagrada está vigente, nos dijo, y aunque estamos en un momento complicado por la falta de vocaciones nos hizo una llamada fuerte a la autenticidad, al compromiso y a la austeridad.

-¿Es la línea por la que el Padre General trabaja para la vida carmelitana.?

-No hay más remedio. Pero no soy pesimista. Es cierto que vivimos una etapa complicada para la vida religiosa pero también hay que decir que cumplimos una función importante. Y lo veo en los continuos viajes que hago a todas las casas del mundo. Seguimos viviendo con sencillez y la entrega de nuestras vidas de forma muy generosa. Esto nos edifica como responsables de la orden. Es un tiempo complicado para espíritus grandes.

-¿Cómo vive la orden del Monte Carmelo la falta de vocaciones?

-En Europa mal y en España también. Estamos viviendo una crisis vocacional muy profunda. El Señor también nos sorprende y hay momentos en los que surgen estas vocaciones donde menos te lo esperas. Sí está cambiando el perfil de la vocación a la vida religiosa. Ahora entran en los conventos un tipo de joven con un nivel de fe importante, que ha tenido una experiencia laboral o familiar anteriormente. Es positivo por el grado de experiencia en la vida pero tiene como contrapeso que existen más problemas para adaptarse a la vida dentro de una comunidad. El perfil de la vocación también ha cambiado. Lo importante es no cesar en la llamada a la vida consagrada.

-Y como fondo de esta observancia, la Virgen del Carmen.

-Sin duda. Sin María no seríamos nada. Es fundamental desde los orígenes del Carmelo. Y el símbolo del escapulario que para nosotros es entrañable. Existe y está vigente. Pongo como ejemplos a San Juan Pablo II que tras el atentado que sufrió, en la ambulancia, le dijo a los médicos que podían hacer lo que quisieran menos quitarle el escapulario de la Virgen del Carmen que llevaba desde niño. Y por otro lado Monseñor Romero, un hombre comprometido con los pobres y la justicia. Cuando le dispararon mientras celebraba la Eucaristía fue a morir a los pies de la Virgen del Carmen. El pueblo capta el sentido del escapulario. Es toda una riqueza. Esta fiesta la celebramos con gozo para toda la familia del Carmelo.

-¿Una llamada final?

-En principio comentar la importancia de Jerez para nosotros. Fue la primera casa reabierta tras la desamortización y es un lugar con mucha solera. El llamamiento es que miremos al futuro con ánimo para seguir sembrando. Hay que seguir construyendo la vida carmelitana con autenticidad. No somos sólo los frailes y las monjas. Los laicos son importantísimos en la actualidad. Hay que vivirlo con fidelidad, creatividad, generosidad y con mucho gozo.

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